Washington/Bagdad.— El mundo está a la expectativa ante las amenazas de Teherán para “vengar” la muerte del comandante Qassem Soleimani durante un bombardeo en Bagdad, Irak, ordenado por el presidente estadounidense, Donald Trump, en los primeros minutos de ayer (hora local).

Mientras el mandatario afirmó que la ofensiva contra el líder de la Fuerza Quds de los Guardianes de la Revolución —clave a la hora de expandir la influencia de Irán mediante la planificación de ataques o el refuerzo de aliados locales— fue para “detener una guerra, no para comenzarla”, la madrugada del sábado se registraron dos nuevos bombardeos al norte de Irak.

El primero fue a 30 kilómetros de Bagdad y el segundo en el área de Sinjar, a las afueras de la ciudad de Mosul, informó Sputnik.

Fuentes del ejército de Irak reportaron a la agencia que el bombardeo al norte de Bagdad, cerca del campamento de Taji, estuvo dirigido a un convoy de la milicia chiíta iraquí y dejó al menos cinco personas muertas y tres heridos.

Al parecer, se trataba de miembros de las Fuerzas de Movilización Popular (FMP), entre ellos, altos funcionarios de la organización conocida como Hashd al Shaabi. El segundo ataque ocurrió pocas horas después, a las afueras de Mosul.

Previamente, el Pentágono anunció que desplegará hasta 3 mil 500 soldados más en Medio Oriente para reforzar la seguridad de los intereses estadounidenses en la región.

Luego del operativo del viernes, realizado en Bagdad tres días después de que manifestantes proiraníes atacaran la embajada estadounidense, funcionarios de Teherán prometieron “vengar” el hecho “en el lugar y momento oportunos”.

Trump justificó su decisión alegando que Soleimani preparaba ataques “inminentes” contra diplomáticos y militares de su nación, pero la ofensiva supone una escalada dramática en el conflicto entre ambos países: “Tengo un respeto profundo por el pueblo iraní (...) No buscamos un cambio de régimen”, dijo Trump, quien añadió que con la muerte del líder de las Fuerzas Quds de la Guardia Revolucionaria busca evitar una guerra, “no iniciar una”.

El jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, publicó en su cuenta de Twitter que la Unión Americana está “comprometida con la desescalada” de tensión.

Afirmó a la cadena CNN que Soleimani preparaba “un ataque importante” que amenazaba a cientos de vidas de ciudadanos.

Medidas

A causa de las amenazas, el alcalde de Nueva York, Bill de Blasio, aseguró este viernes que se ha coordinado con los mandos de la policía local para “estar vigilantes” y proteger localizaciones clave de la ciudad “ante cualquier intento de Irán y sus aliados terroristas de tomar represalias”. El político advirtió que desde este jueves “nos enfrentamos a una realidad diferente: estamos en un estado de guerra de facto entre Estados Unidos e Irán y nadie sabe qué pasará.

El Departamento de Estado estadounidense informó ayer que el grupo chiíta iraquí Hashd al Shaabi fue declarado organización terrorista y que dos de sus líderes, los hermanos Qais y Laith al Jazali, se incluirán en la lista de terroristas globales designados de forma especial, debido a su vinculación con Irán.

Esa organización, también conocida como Red Jazali, explicó la dependencia, es financiada y entrenada por la Fuerza Quds de la Guardia Revolucionaria de Irán.

En Teherán, miles de personas salieron a las calles para exigir “muerte a Estados Unidos” por la operación contra Soleimani. El ayatola Alí Jamenei prometió una “severa venganza” en “el lugar correcto y el momento adecuado” y nombró a un sustituto al frente de Al Quds, el brigadier general Esmail Qaani.

Los presidentes de Francia, Emmanuel Macron, y Rusia, Vladimir Putin, alertaron que la acción de Estados Unidos “agravaría seriamente la situación” en Medio Oriente. Brasil celebró la ofensiva; Ecuador la condenó y México prefirió no opinar.

El jefe de la diplomacia europea, Josep Borrell, pidió moderación y advirtió: “Otra crisis pondría en peligro años de esfuerzos para estabilizar Irak”. El secretario general de Naciones Unidas, António Guterres, indicó: “El mundo no puede permitirse otra guerra en el golfo [Pérsico] (...) Los líderes del mundo deben ejercer la máxima contención”.

Sin embargo, el gobierno de Bagdad y la máxima autoridad religiosa chií del país, el ayatola Ali al Sistani, consideraron el ataque una “violación de la soberanía” de Irak.

Alemania suspendió sus misiones de entrenamiento en ese país como una medida de precaución.

Ataques cibernéticos

Las represalias de Irán tras el ataque de Estados Unidos posiblemente incluyan ciberataques, dijeron expertos en seguridad. Entre los objetivos estarían fábricas, plantas de crudo y gas y sistemas de tránsito, señalaron. Un alto funcionario federal de ciberseguridad advirtió a empresas y agencias gubernamentales que operen con cautela.

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