Rindiendo protesta como candidato de Morena, Andrés Manuel López Obrador declaró: “Con terquedad, con necedad, con perseverancia, rayando en la locura, de manera obcecada, voy a acabar con la corrupción”.

Antes, en entrevista con EL UNIVERSAL, AMLO tocó este tema, el de la corrupción, que es uno de los más sensibles y que más lastiman el desarrollo de México, para decir que, con voluntad, él iba a acabar con la corrupción.

Y, sin embargo, tenemos sus listas de candidatos plurinominales. Para llorar, no para acabar con la corrupción.

AMLO, el tres veces candidato a la Presidencia, es, sin duda, terco. Pero su terquedad no parece estar dirigida a terminar con la corrupción. Más bien parece estar enfocada en hacer todo lo posible por quedarse con el segundo lugar en la elección presidencial. Como le ocurrió en 2006 y de nuevo en 2012.

¿Qué otra explicación hay para sus alianzas y absoluciones? Primero decidió decirle que no al PRD, su natural aliado, para abrazar al PES. Después ha sumado a su campaña a personajes ya muy mencionados por ser tan cuestionados. Caso emblemático, Elba Esther Gordillo, la villana de villanas en la política mexicana. Y ahora está la lista de sus plurinominales.

SUS en mayúscula porque, a diferencia de lo que ocurre en otras campañas, en la de AMLO no hay mayor imposición que su voluntad. Si Napoleón Gómez Urrutia está en la lista de plurinominales de Morena es porque así lo decidió, y negoció, él y nadie más que él.

¿A cambio de qué es que a AMLO le conviene que regrese a México, por la puerta del fuero, Napoleón Gómez Urrutia? Es como si Lula da Silva decidiera en su campaña presidencial declarar que, de ganar, le otorgaría perdón presidencial a Marcelo Odebrecht, el rostro de la corrupción en Brasil.

Al paso que va López Obrador, la mafia del poder no se va a acabar. Simplemente se va a aglutinar toda en una entre las filas de Morena.

AMLO, el terco, va en caballo de hacienda hacia Los Pinos. Está arriba en las preferencias. Sus contrincantes cometen errores inexplicables. Desde los ataques de Anaya centrados en el PRI, que está en tercer lugar, y no en AMLO, que va en primero, hasta la desorganización en la campaña de Meade, que decidió dejar el spot de felicitación navideña cuando ya se estaban repartiendo los tamales de la Candelaria.

La autoridad electoral emite fallos que le favorecen, como la decisión absurda de cancelar debates. Y aun así, la terquedad de quedar en segundo lugar parece que se impone y por ello integra a Nestora Salgado, la ex policía comunitaria de Guerrero acusada de cometer más de 50 secuestros, como plurinominal.

Dice AMLO que terco es el que tiene ideales. ¿Qué ideales son los de él? Muchas palabras huecas. El código del bien y la Constitución Moral para acompañar a la Constitución Política son su oferta más reciente.

De López Obrador trascienden sus indulgencias, pero no sus ideas. Esto a pesar de llevar más de dos décadas en campaña. Ni él ni Morena han impulsado, desde los puestos de poder que ya tienen, nada que le sume a México. Ni una sola iniciativa legislativa, por ejemplo.

AMLO, el terco. Él así se define.

APOSTILLA: para ser una generación descrita como apática, los jóvenes que se han manifestado a favor del control de armas en Estados Unidos se ven bastante activos y determinados. Han enfrentado a Trump por querer usar la matanza en la escuela de Florida para desactivar la investigación sobre la posible colusión de su campaña con Rusia y han señalado que los políticos que reciben dinero de la Asociación Nacional del Rifle (NRA) deben sentir vergüenza. Este activismo ya rindió un fruto que tenía tiempo cayendo en oídos sordos. Ayer Trump decidió que modificará la legislación de armas para prohibir el mecanismo que vuelve un arma semiautomática en automática, lo que la hace más mortífera, porque dispara múltiples rondas de balas sin necesidad de recarga frecuente. Los bump stocks.

@AnaPOrdorica 

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