San José.— El embajador de Bolivia en la Organización de los Estados Americanos (OEA), Jaime Aparicio, asegura que el presidente Andrés Manuel López Obrador decidió utilizar el choque con el gobierno boliviano por la situación en la embajada mexicana en La Paz, para intentar convertirse en el nuevo líder de la izquierda de América Latina y el Caribe.

López Obrador “quiere ocupar el lugar” del exgobernante y expresidiario brasileño Luiz Inácio Lula da Silva “en la izquierda continental, rebautizando al Foro de Sao Paulo como Grupo de Puebla”, afirma Aparicio a EL UNIVERSAL.

Aparicio asumió la embajada el mes anterior durante la violenta convulsión política en su país por los comicios del 20 de octubre pasado, que llevaron al exmandatarioEvo Moralesa desistir de reelegirse para un cuarto periodo consecutivo desde 2006 y a dimitir el 10 de noviembre debido a las denuncias de fraude electoral y por la falta de apoyo del ejército y las fuerzas de seguridad.

Para erigirse como líder, el presidente mexicano “primero usó” el asilo político que del 12 de noviembre al 6 de diciembre concedió a Morales, recalca.

“Y ahora utilizará la presidencia temporal” de México en la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) “como su caballo de batalla”, porque “no invitó” a Bolivia a una cita de ese foro, dice.

López Obrador “usa a Bolivia con ese propósito”, de ser líder, aduce. El plan mexicano, narra, tiene tres escenarios: Celac, Puebla y Sao Paulo.

Creado en julio de 2019 en la ciudad mexicana de Puebla, el grupo emergió como nueva plataforma de los partidos comunistas, socialistas e izquierdistas de América Latina y el Caribe, como la del partido en turno en el poder: Morena en un escenario signado por la crisis en Venezuela, precisa.

Como base de partidos de esas mismas ideologías, el Foro de Sao Paulo fue fundado en 1990 por Lula da Silva y el ya fallecido y entonces presidente de Cuba, Fidel Castro, con la caída del Muro de Berlín, en 1989, y el colapso del campo socialista de Europa del Este.

México fue elegido este año presidente de la Celac para 2020 en reemplazo de Bolivia. La Paz advirtió que México, que alegó que Morales sufrió un golpe de Estado, debió coordinar con Bolivia como presidente de 2019, pero el gobierno mexicano rechazó reconocer como legítima a la proclamada presidenta boliviana, Jeanine Áñez, quien asumió el pasado 12 de noviembre para cerrar en enero próximo el mandato de su predecesor Morales.

El embajador de Bolivia en la OEA insiste en que, con afán de liderazgo, México acusó el lunes pasado a Bolivia de tener “excesiva presencia” policial y militar sobre su embajada en La Paz, y amenazar con penetrar, violar la inmunidad diplomática y sacar a varios bolivianos aliados de Morales que se asilaron en esa sede, luego de que su líder renunció.

Los hechos en la embajada pretenden “justificar que [los mexicanos] no nos invitaron a la reunión” de la Celac, por lo que Bolivia evalúa retirarse de esa instancia creada en México en 2010, reafirma, al garantizar el respeto a la inviolabilidad diplomática, pese a la “conducta inamistosa” mexicana.

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