Ocho meses después de que decidiera, aún como presidente electo, suspender los “Foros de Paz” porque las demandas, quejas y los airados reclamos de una sociedad lastimada por la violencia lo rebasaron, Andrés Manuel López Obrador, ahora como presidente, volvió a enfrentar ayer los gritos de dolor y desesperación de las madres, padres y familiares de desaparecidos en México, que igual que entonces volvieron a pedir lo mismo: “Ayúdeme a encontrar a mi hijo”, “Búsquenlos vivos no en fosas”, “La Marina se los llevó”.

La imagen de una madre que se arrodilló frente al presidente para llorar y clamar por apoyo para encontrar a su hijo que desapareció en Tamaulipas, terminó por abrumar a López Obrador que en su discurso reflejó todo el impacto personal y político que este tema le provoca, antes y ahora: “Quiero decirles que es la peor herenciaque nos dejaron los gobiernos anteriores. Y vaya que dejaron muchos pendientes… No voy a ocultarme, voy a dar la cara siempre, por difícil que sea, por doloroso que sea, por incómodo que sea… Hay 72 asuntos prioritarios en el gobierno y el número uno es el problema de la inseguridad y de la violencia y sobre todo, el de los desaparecidos. No se están escatimando recursos”, dijo.

Un gobernador que asistió como invitado al evento en Palacio Nacional, comentó al salir del encuentro que fue notorio para quienes estaban junto al mandatario la forma en que los gritos y reclamos de los familiares de los desaparecidos lo alteraron, porque al final se trata no de un público que aplaude y apoya al López Obrador, como los que suele haber en casi todos sus actos públicos, sino de un grupo de personas que, ya desde antes de tomar posesión, habían recibido y reclamado con gritos ytestimonios de dolor y desesperación al ahora mandatario nacional, provocando en su momento la cancelación de aquellos Foros de Paz en cinco estados, cuando el problema de los desaparecidos comenzó a desbordarse y a rebasar a todos los demás asuntos de seguridad y violencia.

Pero a diferencia de aquella vez, cuando la dimensión del problema de los desaparecidos rebasaba incluso su “Plan de paz y amnistía” y las víctimas y familiares de desaparecidos le gritaban y reprochaban que no podían perdonar a los que se llevaron a sus hijos o a los asesinos que les quitaron la vida, porque “sin justicia no hay perdón, ni habrá paz”, esta vez el presidente tenía más argumentos para intentar contener la lluvia de reclamos y exigencias de ayuda con el Sistema Nacional de Búsqueda creado en este gobierno y que ha empezado a sistematizar y a implementar protocolos y presupuestos para la búsqueda de personas desaparecidas.

Las promesas de apoyo que hacía el presidente López Obrador eran reforzadas por Alejandro Encinas, subsecretario de Derechos Humanos, quien anunciaba el envío de 420 millones de pesos para apoyar a los Servicios Médicos Forenses en los estados, que se han visto completamente superados, tanto en las labores de manejo y disposición de cuerpos, como en las capacidades de identificación de restos que aparecen en fosas clandestinas y en las exhumaciones realizadas por el gobierno federal y los gobiernos estatales.

Después del presidente, que tuvo que poner cara y aguantar los reclamos y gritos de los familiares de desaparecidos, la parte más dura de este tema la llevó ayer Karla Quintana, titular de la Comisión Nacional de Búsqueda, quién presentó su informe de trabajo con cifras y datos que ella misma definió como “de terror”. Y es que tan solo de diciembre a la semana pasada, la comisionada refirió el hallazgo de 207 nuevos sitios de inhumación clandestina en el país; de 426 nuevas fosas clandestinas principalmente en estados como Veracruz, Colima y Sinaloa, y la aparición en esos lugares de 551 cuerpos y restos. Quintana dijo que hasta abril de 2018 se tiene un registro de 40 mil desaparecidos en todo México, pero anunció que se está creando un sistema que actualice de manera permanente esta cifra y que incluya también a víctimas de trata y de secuestro y que cualquier persona pueda subir información de un desaparecido, sin necesidad de contar con una denuncia legal por el hecho.

En fin, que otra vez el doloroso y complicado tema de los desaparecidos, con toda su estela de dolor, muerte y ausencia de justicia y de apoyo a las familias de las víctimas, se le estrelló en la cara al presidente, que aunque poco habla del tema y más bien parece rehuirlo, ayer tuvo que enfrentarlo y plantarse ante los dolidos y desesperados familiares. Qué tan fuerte sería el golpe de realidad que el mismo López Obrador, consideró que, comparado con esto, el problema de la corrupción en el país —del que sí habla todos los días y hasta explota políticamente— “tiene solución pronta y expedita”, mientras que de los desaparecidos, no dijo si tiene realmente la solución, aunque sí les aseguró a las familias: “puedo enfrentar esta situación lamentable, grave, porque no tengo problemas de conciencia”. ¿Podrá AMLO paliar el dolor de los desaparecidos y poner fin a la que el mismo llamó “la peor herencia” que recibió su gobierno?

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