El panorama común es ver a la mayoría de las personas con el rostro sumergido en el celular, absortas de lo que ocurre a su alrededor, como si el mundo se desarrollara a través de una pantalla del tamaño de la palma de la mano.

Esto se ve en las filas del supermercado, en la parada del transporte público, en los restaurantes (Sí, a pesar de tener a alguien enfrente), en el banco, y en las escuelas. Hay muchos más lugares donde se puede apreciar (¿O despreciar?) tal escena; pero éste último merece gran preocupación por parte de todos: padres de familia, docentes, funcionarios y políticos.

Los jóvenes, incluso en las aulas, están constantemente distraídos por esos aparatos destinados a la comunicación (Tarea última para la cual los usan). Escuchan música todo el día y si no pueden argumentan que no se concentran. Usan los teléfonos para ver las eternas actualizaciones de las redes sociales, para mandarse mensajes por WhatsApp, para tomarse incontables selfies; pero no les pidan que usen el navegador para buscar una tarea o consultar fuentes de información como libros, diccionarios o periódicos. Es increíble ver cómo no saben sacarle provecho a la tecnología que tienen entre sus dedos.

De acuerdo con información del Senado de la República elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), “el 20 por ciento de las familias mexicanas son analfabetas digitales: no poseen una computadora, no por escasez de recursos sino porque desconocen su funcionamiento y utilidad”.

Ya sea por una razón o por otra, la realidad debería cambiar ya, pues un país con tales índices de falta de preparación y educación en el ámbito de las tecnologías no llegará muy lejos a corto plazo.

Para paliar la situación actual se presentó una iniciativa para que las instituciones educativas de cualquier índole integren en sus planes la educación digital y el uso responsable de las tecnologías.

Cabe mencionar lo alarmante que es ver cómo los jóvenes comparten entre ellos material audiovisual inapropiado: violencia gráfica real (asesinatos) y pornografía.

Cuanto antes se atienda esta necesidad mejor preparados estarán los jóvenes (Y adultos mayores con posibilidad de acceso a estas tecnologías) para el futuro, que no está lejos, y que en muchos países del mundo se vive ya con base en las Tecnologías de la Información y la Comunicación.