Sin apoyo estatal o municipal, el anexo se mantiene con las bajas aportaciones de familiares de los internos, mientras que en otros, el Modus Operandi para cachar grandes sumas, se utiliza para beneficio personal de reconocidos políticos potosinos. Tema aparte.

Juan Luis Flores Ramos, es consejero integral contra las adicciones en esta entidad. Labora actualmente en el centro de rehabilitación Leones de Dios. Faltan pocas horas para la media noche, y los internos o servidores que se han ganado la confianza, salen a la calle a seguir con la tradición milenaria de los países chinos de fin de año, tronar las acostumbradas Palomas, pólvora de diversas detonaciones; perros del vecindario ladrando sin cesar, nerviosos e incómodos por los estruendos.

La infalible vecina que se queja día y noche, cuidando la entrada de su cochera, grita que quiten los carros, que ni siquiera estorban –no hay otra cosa que hacer- las pocas familias que van llegando a la estancia a dejar el pozolito, tamales o menudo a sus hijas o hijos internados. “pa’ la cenita de fin de año, ya pronto tendremos en casa a mi hijo, a ver si ya entiende que las drogas no dejan nada bueno”, dice al reportero Roberto y Juanita, padres de Moisés, internado desde hace algunos meses.

La noche es agradable, Juan Luis invita a pasar a la casa marcada con el número 615 de la calle Ciclón, en el popular Barrio de Santiago. Acondicionada para anexo. Las mesas y sillas están puestas para la cena que se acerca. Al fondo la manta que identifica el emblema de Los Leones de Dios. Ahí, hay 20 internos, 15 varones y cinco mujeres. “Trabajamos con ellos en base a que tengan recuerdos desde su niñez, porque hemos encontrado que la droga y el alcohol para ellos, era tratar de tapar traumas o complejos”.

El consejero comenta que muchos de los internos platican que para darse ánimo para sacar a bailar a una chica en una fiesta, bebían una cerveza y tener una conversación más relajada. Después esa cerveza se convirtió en dos, tres y así, sucesivamente hasta que se perdieron en la enfermedad del alcoholismo. Aquí los ayudamos a trabajar con sus traumas. Nos llegan jovencitas o adolescentes que fueron abusados sexualmente o maltratados siendo niños y que no tuvieron el apoyo de los padres, de la mamá o el papá, según sea el caso.

Entonces, como vamos a convencerlos de que vivan una vida, como convencerlos, si desde pequeños se han querido morir. En base de compartir esas experiencias mutuas de que si se puede vivir sin alcohol y sin drogas, se empiezan a concientizar y a convencer que sí hay una mejor vida.

ANEXOS: CENTROS DE CASTIGO O REFUGIO DE DELINCUENTES

¿Cómo acabar con el estigma de que los anexos o centros de rehabilitación son escondite de maleantes, donde se ventilan con frecuencia denuncias de maltrato, suicidios dudosos y asuntos delicados que no atiende con puntualidad la Comisión Estatal de Derechos Humanos?

Afirma el responsable y director del anexo, que en todo ingreso se realiza una entrevista minuciosa. Se pregunta a los familiares si en verdad existe un problema de adicción, y luego de analizar cada caso, se aprueba. En más de alguna ocasión llegan en total sobriedad y eso es para nosotros sospechoso, simplemente rechazamos el ingreso. Con 8 años de experiencia no se nos puede escurrir algún interno en esas condiciones.

Como Consejero he trabajado en diversos estados de la República Mexicana, y en algunos lugares en Sudamérica, responde Juan Luis, “desgraciadamente así sucede no nada más en México, en muchas partes. La clave y la base principal para remediar problemas, es escuchar a la o al interno, muchas veces tiene un trauma que ha jurado llevárselo a la tumba, y cuando llegan a un centro de rehabilitación, variadas veces no hay profesionales; nosotros nos hemos tenido que preparar para aprender más acerca del alcoholismo y la drogadicción, ¿para qué?...para que no sucedan esas cosas”.

Llegar maltratado de por sí, para recibir más ofensas o humillaciones, no tiene sentido. Nosotros trabajamos en base al amor, somos cien por ciento espirituales, remamos también con cadenas de oración por las mañanas, sabemos que sin un Dios no existiéramos porque somos creación de Dios, él realmente puede cambiar a las personas, expresa con fe el consejero integral contra las adicciones.

Lamenta que desgraciadamente también hay familias que ni siquiera les importa el destino o la muerte de sus seres queridos, nada los ha podido hacerlos cambiar. Sin embargo Dios en estos argumentos, puede cambiar corazones y conciencias. Asegura el entrevistado que el centro de habilitación cuenta con médicos, psicólogos y misioneros que apoyan desde algunos templos cristianos que van a compartir la palabra.

Iniciarán en breve, talleres de carpintería con trabajos sencillos, usando utensilios que no pongan en riesgo la integridad física de los internos. De igual forma, estrenarán talleres de pintura y de música. La psicoterapia grupal imprescindible donde se puedan identificar los internos entre sí, y convencer que la vida vale mucho sin drogas y alcohol.

vkc

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