Un panorama económico poco optimista le dibujaron el pasado 19 de diciembre los integrantes de la Junta de Gobierno del Banco de México (Banxico) al secretario de Hacienda, Carlos Urzúa.

En resumen, los subgobernadores y el gobernador del banco central, Alejandro Díaz de León, le dijeron a él y a su subsecretario de Hacienda, Arturo Herrera -quien también asistió a la reunión-, que les preocupa la recuperación de la inversión, los efectos de las políticas económicas del nuevo gobierno, el futuro de Pemex y CFE, el efecto de los aumentos al salario mínimo en la inflación y la política de precios de los combustibles.

La minuta de la más reciente reunión de política monetaria de Banxico presenta un escenario más bien complicado para la economía nacional en 2019, en buena medida por la incertidumbre que generan los planes del nuevo gobierno y también por algunos posibles choques externos derivados de la guerra comercial entre Estados Unidos y China.

El panorama económico expuesto por la mayoría de los integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico contrasta con la visión optimista del presidente Andrés Manuel López Obrador que, paradójicamente, se basa en los ajustes y proyectos implementados por su gobierno, como el aumento al salario mínimo, las políticas de austeridad, el cambio de modelo de Pemex y CFE, las obras de infraestructura y la cancelación de otras, como el Nuevo Aeropuerto Internacional de México.

El presidente dijo el miércoles que “están sentadas las bases para transformar al país” y que a pesar de “un cambio de régimen”, las variables económicas se han comportado favorablemente. “México fue de los pocos países cuya moneda se fortaleció frente al dólar en diciembre, la bolsa de valores permaneció estable y se alcanzó un acuerdo ‘histórico’ para incrementar el salario mínimo”, expresó.
Sin embargo, los integrantes de la Junta de Gobierno de Banxico ven otro panorama completamente distinto.

“La trayectoria de la inversión continúa siendo un motivo de preocupación (...) parece poco probable que este indicador se fortalezca en el corto plazo (...) la falta de confianza es claramente uno de los más importantes entre ellos”, alertaron.

“Existen importantes factores de riesgo derivados de la posible adopción de políticas que pudieran conducir a cambios profundos en la economía y la capacidad de crecimiento; así como los derivados de la falta de Estado de derecho, inseguridad pública e impunidad que están afectando considerablemente las perspectivas de inversión y crecimiento económico”, añadió la mayoría de los integrantes.

Algunos coincidieron en que existe un alto riesgo de que se retrase el periodo de convergencia de la inflación general a la meta de 3%, y que para que esto pueda darse en 2020 -no en 2019, como estima Carlos Urzúa- se tendrían que aplicar incentivos adicionales de política económica.

Uno de los integrantes advirtió que los riesgos se acentúan en un entorno en el que las expectativas de inflación basadas en encuestas para los próximos dos años se han ajustado al alza, inclusive sin incorporar el impacto del reciente aumento de los salarios mínimos (que pese a lo que dijo AMLO, sí tendría efectos en el aumento de precios).

Los economistas del banco central consideran que la magnitud de los aumentos recientes en el salario mínimo, además de su posible impacto directo, se enfrenta el riesgo de que estos propicien revisiones salariales que rebasen las ganancias en productividad y generen presiones de costos con afectaciones en el empleo formal y en los precios.

Todos destacaron que desde la última decisión de política monetaria, los precios de los activos financieros en México continuaron mostrando una marcada volatilidad. La mayoría coincidió en que además de los factores externos, este entorno continuó reflejando la incertidumbre en torno a las políticas de la nueva administración, siendo este factor el más relevante.

Entre los elementos que han propiciado el ambiente de incertidumbre destacan la intención de cancelar el proyecto del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, la preocupación por el modelo de negocios de Pemex y el posible efecto de distintos proyectos legislativos. Asimismo, la Bolsa Mexicana de Valores se encuentra en niveles mínimos observados desde 2014.

La pregunta que queda después de ver el enorme contraste de visiones entre el nuevo gobierno y el banco central es qué se va a imponer: ¿la realidad o el realismo mágico?
 
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