Dotada por una manera magistral para escribir grandes historias, cuyas obras la han catalogado como una de las mayores exponentes de la literatura hispana; no obstante, nada limitada tras las evidencias que recogen sus múltiples traducciones, Carla Guelfenbein se ha convertido, no solo en una de las voces más apreciadas de Latinoamérica, sino también en una figura imponente que sabe dar la cara por su país, pese al miedo que puede transitar por sus venas cuando sale a luchar contra la violencia de Chile, o cuando alguna mujer en su país o en el mundo es violentada.

Ha dejado claro que su papel como persona y escritora rebasa los límites de lo conocido. Carla Guelfenbein se ha convertido en una mujer osada que habla desde la resistencia con una capacidad de expresión descomunal.

Carla Guelfenbein: Las voces literarias femeninas se están oyendo muchísimo más fuerte que las masculinas
Carla Guelfenbein: Las voces literarias femeninas se están oyendo muchísimo más fuerte que las masculinas

La oportunidad de entrevistar a Carla Guelfenbein se convirtió en un golpe de suerte, una suerte que propició la apertura de la intimidad de su obra como la de su persona, pero también la intensa y nada descuidada inquietud que asola a Chile tras el último golpe de Estado. Hablaremos de su obra y los galardones que ha obtenido, de su papel como mujer en Latinoamérica y el poder que las escritoras están recogiendo, la fuerza de sus voces, pero sin olvidar la dura e incisiva marca que vivieron antes de entrar en el mundo de la Literatura.

A: Cuéntame, Carla, ¿De dónde vino la idea de ser escritora y cómo llegas a la Literatura?

C: Yo escribí, quizá como la mayoría de los que terminamos en la escritura: desde muy niña. Escribía cuentos, poemas… pero, en realidad, mi intención no era convertirme en escritora, porque ese mundo que yo he plasmado en las palabras es un mundo muy personal, muy íntimo en el que había creado una relación muy profunda. Yo estudié biología, luego diseño y terminé en agencias de publicidad. Llegó un momento en el que decidí dejar el mundo laboral y formal para dedicarme exclusivamente a escribir. Yo creo que siempre fui escritora, pero no necesariamente una escritora que deseaba exponerse al mundo.

A: En cuanto a tu camino, y hablando desde la trinchera femenina, ¿Ha sido difícil desarrollarte como escritora?

C: Absolutamente. Yo pertenezco a una generación de escritoras que entró en un mundo mayoritariamente dominado por lo masculino, en los aspectos de quiénes deciden el canon, quién va a salir publicado en alguna parte, quiénes conformarán el jurado del premio… y cuando nosotras entramos no había cuestionamiento alguno por el hecho de que estuviera dominado por el género masculino, porque es así como había sido siempre. No había forma de cuestionarlo. Por lo tanto, nosotras entramos casi pidiendo permiso. Era una suerte, casi siempre, de hermana menor, de allegadas; porque eso éramos en este mundo masculino y necesitábamos que alguien nos dejara entrar.

Hoy día, sí se cuestiona, sí estamos cuestionando este mundo dominado por lo masculino que por lo demás no tiene ninguna razón de ser, porque nosotras venimos desde siglos atrás escribiendo con seudónimos. Luego, en el siglo XX, hemos paulatinamente ocupando un lugar fundamental —tanto como en el siglo XXI—, en las letras. Es por eso que ahora a nadie le parece políticamente correcto que esté dominado por los hombres. Y las mujeres que tenemos una voz, y yo creo, incluso, yendo más lejos, que las voces femeninas en Latinoamérica se están oyendo muchísimo más fuerte que las voces literarias masculinas. Creo que la situación, definitivamente, está cambiando.

A: ¿Cuáles fueron las obras que te marcaron como lectora y escritora?

C: Son tantas, y a mí me gusta ir cambiando. Es una pregunta en evolución, nuestras influencias van cambiando, algunas son más importantes que otras. Creo que hay una primera etapa del ser escritora que me influyó muchísimo, en la que entró una escritora española que se llama Carmen Martín Gaite que era absolutamente maravillosa y que tiene una relación con la prosa y su personaje que me abrió un mundo de posibilidades de cómo enfrentar la escritura. Siempre es una posibilidad de libertad literaria la que me dio ella.

En otras épocas, me vi muy influenciada por la literatura japonesa y empecé a desarrollar una búsqueda del lenguaje, esa precisión, esa limpieza que es propia de esta literatura. Por supuesto que están los grandes que me marcaron y me siguen marcando. Ana Karenina es una obra que he leído y releído, cada vez que la estoy leyendo, yo me doy cuenta como mi propia prosa comienza a ser más visual, más presente, hay un estar allí, en el lugar, en el momento, en la emoción de los personajes que se ve estimulada por la lectura. También me gustaría agregar la obra de Clarice Lispector, que es una autora que admiro y que he leído casi completamente.

A: Tus novelas tienen atmósferas inquietantes, te has arriesgado y reinventado siempre, lo cual siempre supone un riesgo, una exposición o una desnudez total; lo viviste, por ejemplo, en la rama juvenil. ¿Cómo fue para ti escribir Llévame al cielo?

C: Llévame al cielo fue una experiencia muy bella. En muchos aspectos, fue la novela que escribí luego de recibir el Premio Alfaguara de Novela con Contigo en la distancia, que fue una obra muy compleja porque hay distintas voces, se mezclan los tiempos, el pasado y el presente, hay muchos niveles de narrativa en esa novela. Por lo tanto, requirió de mí un esfuerzo bastante potente, muy grande, una concentración profunda durante cuatro años, en los que la verdad no hice otra cosa más que escribir esa novela.

Después de eso quise otro espacio de libertad, quise ser libre en esa posibilidad, como la de explorar otras voces, otro mundo. Yo pensé que iba a ser una labor más o menos fácil. La verdad fue que me tardé los mismo que me tardo en escribir una novela para adultos —de tres a cuatro años—, me implicó hacer una investigación muy profunda de los jóvenes de hoy, porque la novela es, además, una novela compleja. Están cada uno de estos chicos que tienen un problema psicológico distinto, bastante fuerte. Se aborda el tema de las drogas, la chica que es el personaje principal su padre muere en un accidente y ella se siente culpable, y por lo tanto hay un intento de suicidio. Estoy tocando momentos muy críticos en las vidas de estos personajes y eso fue hecho con mucha, mucha, mucha precisión, con mucho cuidado y emoción, sin ningún tipo de superficialidad. Fue un trabajo muy profundo. Implicó, para mí, una reinvención de la palabra.

A: Ya que tocas el tema de tu novela ejemplar [Contigo en la distancia], considerada así por los críticos literarios que, ya como lo mencionas, te otorgó el Premio Alfaguara de Novela 2015, ¿Cuál fue tu expresión luego de enterarte de que fuiste galardonada?

C: La primera respuesta siempre es una sorpresa porque no es algo que se espera, siempre presentan un gran número de novelas y una sabe que lo escritores más importantes de hablan hispana están presentando sus obras porque es un premio muy apetecible en todos los aspectos: de la exposición que te da, de la exposición que te da la gira, y económicamente también es un buen premio.

Hay muchos escritores que aspiran a ese premio, por eso uno no espera ganárselo. Es algo que no se espera y es mejor no esperarlo porque puede resultar bastante frustrante. Fue una gran sorpresa y la experiencia de haberlo recibido ha sido realmente maravillosa. Es un premio en todos los sentidos de la palabra. Había publicado todas mis novelas en México, pero ninguna de ellas había tenido la resonancia que tuvo Contigo en la distancia y eso se debe al prestigio que tiene este premio. Es un año en que realmente uno es agasajado literariamente de una manera muy deliciosa. Es un gran premio.

Carla Guelfenbein: Las voces literarias femeninas se están oyendo muchísimo más fuerte que las masculinas
Carla Guelfenbein: Las voces literarias femeninas se están oyendo muchísimo más fuerte que las masculinas

A: ¿Hay un contexto histórico detrás de Vera Sigall? Es decir, ¿Hay alguna inspiración femenina que te haya llevado a retratarla?

C: Hay una semilla original del personaje de Vera Sigall que es Clarice Lispector, una escritora que yo empecé a leer desde muy joven. Empecé a perseguir sus publicaciones que en esa época casi no había, era muy oculta, una escritora de culto. Inmediatamente perseguí su prosa, al principio no entendía mucho lo que escribía ella, sin embargo, algo me llamó. Su escritura me traducía un encantamiento profundo, y esa escritura siempre me ha acompañado. Siempre tengo un libro de Clarice Lispector cerca. Esa es Clarice y el personaje de Vera Sigall está inspirada en esa mujer. Es la historia que tiene Clarice de esta familia que fue perseguida como judía en Ucrania, además es la historia de mi propia familia, de mi abuela. Entonces se juntan esa historia de Clarice Lispector con la historia de mi familia y ese personaje que es Vera, una mujer misteriosa, muy bella, muy independiente con respecto del mundo.

A Clarice le decían a menudo que su escritura se parecía a la de Virginia Woolf, y ella respondía “Yo nunca he leído a Virginia Woolf”, era casi descarada con su independencia, ese aspecto de la personalidad de Clarice fue muy importante para construir el personaje de Vera Sigall.

A: Si bien es cierto que en la última década fuiste la única mujer en ganar el Premio Alfaguara de Novela, también lo es que en los últimos veinte años lo han logrado solamente cinco mujeres. ¿Crees que siga siendo difícil destacar como mujer en un mundo literario gobernado por varones?

C: Yo creo que no. Por supuesto que hay muchísimo que avanzar. Estamos haciendo muchas cosas para visibilizar la literatura de mujeres, tanto las de esta generación, como las anteriores, de incluso autoras que ya están muertas. Pero no solo nosotras, sino escritoras de todos los países. Lo más impresionante y bonito es que estamos todas, de alguna manera, reunidas por este objetivo común. Yo creo que ese camino se está haciendo.

A: Te has mostrado muy activa con el movimiento feminista, ¿Cuál consideras que es la situación actual que viven las mujeres en Chile?

C: Yo creo que la situación actual que viven la mayoría de las mujeres es la misma situación que tenían las mujeres hace veinte o treinta años. Básicamente, las cosas no han cambiado mucho. Por ejemplo, si se tiene un seguro médico y eres mujer, pagas un porcentaje bastante más alto que un hombre, simplemente por ser mujer, porque puedes quedar embarazada, porque una cantidad de razones que ellos consideran que nosotras tenemos que pagar más. A la hora de los sueldos una mujer, simplemente por ser mujer, tiene también un porcentaje menos de sueldo de lo que tiene el hombre. Si hablamos en términos políticos, los grandes focos de poder están dominados por hombres.

Hoy día las mujeres estamos en una situación legal, económica, institucional muy atrás, pero hay otras cosas que están cambiando y que esperamos que produzcan cambios estructurales; por ejemplo, lo que se vio en el mundo con “Las tesis”, ellas no fueron una casualidad, fueron tres chiquillas que decidieron hacer esto, esto fue un movimiento, un pensamiento de las mujeres chilenas. Las mujeres se están reuniendo a conversar, a plantear sus ideas, pensamientos, sus emociones, su mirada frente al mundo, y “Las tesis” representan todos esos mundos que venimos haciendo desde hace tiempo.

A: Y tras las repetitivas protestas por la crisis social y política que vive actualmente tu país, ¿Consideras que luego de todos estos eventos se ha logrado el propósito o al menos algún acercamiento?

C: La situación en Chile es muy, muy complicada, al punto en el que no sabemos qué es lo que pueda pasar. Estamos peleando por el plebiscito que habrá en abril, en el cual se va a votar por permanecer con la constitución que tenemos ahora o vamos a formar una asamblea constituyente o alguna forma de elección para cambiar la constitución. Y ese plebiscito es clave, si lo ganamos vamos haber avanzado, pero tampoco es claro que lo ganemos porque la derecha está haciendo una campaña del terror, anti cambio de constitución que perfectamente pueda ganar. Si eso sucede va a venir el caos, la pobreza, el terrorismo internacional, y el miedo es un arma muy poderosa para disuadir la gente de hacer cambios. Nos va a llevar a una situación difícil o de terror realmente.

Por lo tanto, está complicado. No es evidente que el plebiscito gane nuestra opción de cambiar la constitución. Es una pelea que estamos dando, en distintos niveles, a través de cabildos, conversaciones, encuentros, a través de cada uno de nosotros cruzando nuestros muros, nuestras redes sociales para demostrar y dejar en claro qué es lo que significa este cambio de constitución, cómo eso nos puede beneficiar y cómo eso puede significar el caos. Es una labor de hormiga la que estamos haciendo.

A: El uso de perdigones hirió gravemente a la población chilena, ¿Cómo fue para ti vivirlo ahora, luego de haber atravesado un golpe de estado cuando eras niña?

C: Eso es lo que estamos viviendo ahora. Es algo que ya vivimos muchos, algo que ya experimentamos, sabemos lo que es la violencia de Estado, la conocimos y la sufrimos por lo tanto hay miedo. Yo voy a las manifestaciones, pero voy con mucho, mucho miedo, porque hay un miedo incrustado en mi ser, y le tengo miedo al estallido, a la violencia, a la gente que empieza a correr. Yo me muero de miedo. Siento que no soy una persona que no es miedosa, porque me arriesgo en muchas de las cosas, pero ese miedo a la violencia y a la autoridad del Estado me desarma. Soy parte de una generación que ya vivió eso.

En las primeras semanas y sobre todo con el estallido que fue muy fuerte, todos estábamos muy angustiados, ha sido un tiempo de mucha angustia, de mucho comunicarnos con nuestros amigos, seres queridos, grupos para darnos aliento de esto que nos golpea. Es una tensión constante: te duermes angustiado, te despiertas angustiado, es muy muy fuerte y cuando empezó este estallido las primeras semanas, empecé a hacer un collage de estas imágenes que iba encontrado y pasé mucho tiempo encerrada haciendo esto. Haciendo este trabajo visual que se ha transformado en algo súper importante y que espero poder exhibirlo durante años. Entonces cada uno está canalizando este torbellino, este estallido de diferente forma. Y yo lo canalizo mucho haciendo este trabajo, además de participar. Pero es un trabajo interno, es como sanar internamente, produciendo estos trabajos, además de saber que te expresan el horror, pero lo plasmas, lo sacas del cuerpo.

A: Carla, ¿Esto influye en lo que tú escribes?

C: Sí y no. Es algo que todos nos estamos planteando. De qué manera está entrando este estallido que no somos los mismos, no hay nadie que siga siendo el mismo. Es un proceso, no es algo que ocurra de un día para otro. No es que uno vaya a escribir sobre un personaje que ahora está en la trinchera, no, esas es una manera de abordar superficialmente el tema como escritor, como narrador. Son procesos, es algo que tú no puedes forzar, porque si lo haces te conviertes en cronista y yo no soy cronista. Vamos a ver cómo esta realidad permea mi ficción.

Carla Guelfenbein: Las voces literarias femeninas se están oyendo muchísimo más fuerte que las masculinas
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A: Volviendo al tema literario, ¿A qué escritoras latinas lees con más frecuencia?

C: Muchísimas. De hecho, estoy leyendo ahora unos ensayos maravillosos de la mexicana Margo Glantz, es una escritora… bueno, tú la conoces por supuesto. Son unos ensayos muy, muy bonitos con respecto a la literatura romántica. Hace como un recorrido de la Literatura desde antes del Marqués de Sade. Acabo de leer también a Sandra Lorenzano, después Samantha Schweblin, Claudia Piñeiro, en Chile Marcela Serrano, mi queridísima Gioconda Belli, gran escritora latinoamericana, Amada Selva… leo muchísimo a las mujeres. De hecho, leí hace poco a Brenda Navarro, su primera novela que se llama Casas vacías, Valeria Luiselli…podría estar hasta mañana diciéndote nombres de escritoras latinoamericanas que me fascinan.

A: Retomando el lado femenino de la Literatura, también tienes tu novela La estación de las mujeres ¿Cuál fue tu propósito al escribir esta obra?

C: Bueno, yo nunca escribo con propósito. Nunca tengo un propósito cuando escribo, porque creo que el propósito es utilitarista, yo no uso la novela para obtener algo. Más bien es como un mundo que me aparece interesante. En el caso de La estación de las mujeres yo estaba en Nueva York, surgió bastante celosamente. Empecé a encontrar personajes, empecé a escribir historias sobre estos personajes sin saber que iba a terminar siendo una novela. Poco a poco se fue revelando ante mis ojos. Entró Gabriela Mistral que conoció a su gran amor en Nueva York, entró como un personaje muy importante y apasionante. Finalmente, terminó siendo una novela bastante feminista.

Carla Guelfenbein: Las voces literarias femeninas se están oyendo muchísimo más fuerte que las masculinas
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A: Algo importante para todos tus lectores Carla, y que no puede pasar desapercibido, ¿Será que en este 2020 hay algo nuevo de ti, o tendremos que esperar un poco más?

C: Estoy escribiendo una novela, pero no creo que la termine en el 2020 y tampoco quiero terminarla, no quiero apurarme. Quiero que estos procesos interiores decanten todo lo que están pasando. En términos literarios no aparecerá nada, pero sí voy a hacer una exposición en una galería bastante importante de mi obra visual. Espero también poder salir a mostrarla a otros países de Latinoamérica.

Fotografías: cortesía Carla Guelfenbein.

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