Nuestros bisabuelos, abuelos e incluso nuestros padres siguieron los pasos que la sociedad se encargaba de marcarles: ser buenos hijos, buenos estudiantes, estudiar una carrera, tener pareja, casarse, tener hijos y perpetuar roles de género que hasta hace muy poco tiempo nos hemos cuestionado de forma masiva (desde siempre ha habido personas, sobre todo mujeres, que han cuestionado tales roles).

Cuando yo y mis amigos éramos pequeños (hace no tantos años) esas cosas seguían sin cuestionarse. Vivíamos de acuerdo con las normas: cierta vestimenta para unas, otra para otros. Ciertas conductas para unas, otras para otros. Y si por un segundo y sin razón aparente se te ocurría cruzar alguna de esas líneas imaginarias y hacías algo “de niños”, te hacían sentir incómodo.

Afortunadamente, las cosas han ido cambiando y cada vez más notoriamente. En los últimos años me he topado con dos escenarios distintos entre los chicos y chicas como ustedes: diversidad de género por un lado, y machismo y homofobia por el otro. Da mucho gusto ver cómo los jóvenes expresan con mayor libertad su personalidad diversa. Me hace sentir esperanza por las generaciones que nos siguen.

Siéntanse orgullosos de ser quienes son y busquen a personas como ustedes que los apoyen, escuchen, que estén presentes en los momentos difíciles y también en los alegres. Es importante que compartan sus vidas con muchas personas que tengan aficiones similares a las suyas.

Es muy importante la unión del colectivo, porque si uno busca con la mirada a su alrededor y le cuesta mucho encontrar a personas similares en ámbitos que no sean específicamente “de ambiente”, la diversidad también puede conllevar a la soledad y el aislamiento.

Aférrense a esa amiga con quien pueden hablar libremente de su actriz o actor favorito sin que los mire diferente. Aférrense a su amigo que les presta ropa con la que se sientan más cómodos. Aférrense a sus amigos que van a bailar a los mismos sitios. Aférrense a sus papás y mamás que les preguntan acerca de su novia o novio. Aférrense a los tíos liberales con quienes puede irse a la marcha del orgullo. Aférrense a quien cuyos ojos los vean sin etiquetas y que los apoyen más allá de la palabra.

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