Ni hablar, ahora sí se pasaron en el gobierno de la Ciudad de México con la versión exprés del “crimen pasional” en Plaza Artz.

De acuerdo a lo señalado por funcionarios, eso dijo la detenida Esperanza “N”. Y las autoridades hicieron suyas sus increíbles palabras.

Solo ellos las creyeron.

Se apresuraron a difundir frente a los medios y la opinión pública los inverosímiles dichos de la mujer confesa.

En el comunicado 1917/19 expresaron que: “la persona sería la presunta responsable de perpetrar los disparos, y fue trasladada a la Fiscalía de Homicidios, cuyas primeras declaraciones apuntan a que se trató de un crimen pasional”.

Lo que todos estábamos viendo en las imágenes televisadas, en tiempo real, nada tenía que ver con la posibilidad de solo “disparos”. Aquello era una balacera.

Tampoco, con hechos que apuntaran a una exnovia celosa del comensal.

No cuadraba.

La homicida llegó bien armada, organizada y acompañada de cómplices. Disparó directo a los rostros, de manera certera, a sangre fría, en contra de dos hombres en la plaza comercial del Pedregal. Un policía fue herido. Una patrulla balaceada. Cartuchos por todos lados. Huyeron unos. Atraparon a otra. A la que se quitó la peluca rubia y el disfraz.

Y mientras el secretario de Seguridad y la procuradora adelantaban la hipótesis de la “femme despechada”, los peritos apenas recababan los primeros datos en el lugar de los hechos, para iniciar las indagatorias correspondientes.

Como cualquier persona sabe, no se requiere ser Sherlock Holmes: evidencia pericial mata testimonio de inculpada.

¿A quién se le ocurrió precipitarse?

¿Fue solo un error de comunicación?

 Más tardaron los primeros respondientes capitalinos en marcar con círculos los casquillos regados afuera de las exclusivas tiendas y restaurantes del lugar, en que llegaran datos internacionales clave sobre los ejecutados en el Hunan.

De acuerdo con The Jerusalem Post, los hoy occisos Alon Azulay y Sion Jony Ben Sutji eran delincuentes israelíes.

Por cierto, contaban con permisos de trabajo en México. El Instituto Nacional de Migración a ellos sí los dejó circular de manera legal por donde se les dio la gana.

Ayer en la tarde, la embajada de Israel confirmó la nacionalidad de estos señores y sus antecedentes penales.

Más de 15 horas después, el secretario Jesús Orta mencionó que las pesquisas estaban “dando un giro”.

En tanto, la Jefa de Gobierno Claudia Sheinbaum indicó a la prensa que “parece que no fue un crimen pasional”.

La información sigue fluyendo. La nueva línea de investigación que se está siguiendo es sobre crimen organizado de carácter internacional.

Hay más preguntas que respuestas.

Los capitalinos, como todos los mexicanos, queremos vivir en paz.

El tiempo corre.

Razones y Pasiones:

En la CDMX se está trabajando para la creación de la fiscalía.

¿Para cuándo?

Ojalá no se demore más.

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