Será la convocatoria de los señalamientos.

Inició desde Bermudas, cuando se le cuestionó a Gerardo Martino sobre la indisciplina de Javier Hernández, Miguel Layún y Marco Fabián, futbolistas que no aparecieron en las rotaciones anunciadas para los partidos de la Nations League. En el estadio de la isla fue claro “de mi boca no saldrá, pero si no están es porque están Corona, Macías, etc”.

Ya en Panamá, en un partido que solamente ratificará la clasificación de la Selección a la ronda final de este invento de torneo, la situación de estos futbolistas parece aclararse. Hernández, según versiones periodísticas, traicionó a un trabajador de la Federación Mexicana de Futbol 
porque fue quien le organizó todo el “numerito” en Morristown, Nueva Jersey. Si en el hotel Westin y permitió este hombre del equipo de logística algo totalmente prohibido por Martino, tener personas extrañas al equipo hospedados ahí. Los castigos federativos simples, al empleado lo despidieron con toda razón y al jugador del Sevilla, pues no lo vuelven a convocar y listo. Por lo menos eso es lo que trasciende, porque nadie parece atreverse a decir las cosas de manera de frontal.

Serían medidas dignas de asumir el liderazgo que le corresponde a un directivo, la única pregunta es si Martino estaba de acuerdo o no, algo que debería pasar a segundo término, porque no debe existir nadie por encima de la disciplina grupal, y si hoy perdonan a uno, mañana lo deberán hacer con otro y así, un círculo vicioso típico del futbol mexicano que parece desapareció.

Panamá se le complicó en el Estadio Azteca a la Selección. Hubo momentos de incertidumbre y el equipo de Américo Gallego tuvo dos mano a mano contra el portero que desperdiciaron cuando estaba el marcador uno a uno. Eso no quiere decir que deban arrasar a los panameños en el Rommel Fernández el viernes, aunque la última vez que estuvo por acá terminaron empatados a cero goles bajo el mando de Juan Carlos Osorio.

Es un país maravilloso que recibe a los mexicanos con los brazos abiertos, aquí no es como San Salvador o San Pedro Sula; al contrario, parece que esperan la llegada del equipo para tener fiesta y aprovechar a los mexicanos, muchos por cierto, que viven en este país. Pero siempre hay una mancha y la realidad es que la línea aérea COPA debe tener mejores estándares de selección de sus sobrecargos.

Al estilo “cadenera” de antro de moda en París o Nueva York, la empleada Wong en el vuelo impedía ingresar al baño delantero a quienes no estaban en los 16 privilegiados asientos de primera clase. Una emergencia con dos bebés, sentados con sus padres en las filas 6 y 7, solo dos atrás de la clase más cara, y nada de dejarlos pasar al baño y eso sí, mandarlos a los baños de atrás llenos de gente. COPA tiene políticas discriminatorias, sin duda.

@gvlo2008

Google News