Los 8 diputados locales integrantes de la coalición “Juntos haremos Historia” conformada por las bancadas de Morena, Partido del Trabajo y Encuentro Social generaron una expectativa altísima, antes de su toma de protesta.

Ellos mismos se encargaron de elevar la expectativa diciendo una y otra vez que no serían como los “desprestigiados” diputados salientes, pero cuando no se tiene un proyecto político en el que todos coinciden, ni un plan estratégico de acciones comunicativas, las expectativas terminan por derrumbarse.

A los nuevos diputados les bastaron 15 días para dañar la imagen pública positiva que tenían ante el electorado y la sociedad en general. 15 días fueron suficientes para dejar al descubierto que detrás del proyecto representado por Andrés Manuel López Obrador hay de todo, menos acuerdos. Los problemas no son nuevos, pero la figura mesiánica del ahora presidente electo y su excelente comunicación lo ocultaban todo. Ahora, sin la ayuda de una figura que los “cobije” las problemáticas salieron a la luz.

Los nuevos legisladores dejaron al descubierto que son novatos y que tampoco entienden el papel que juega la comunicación en los procesos políticos.

1-La bancada de Morena anunció pocos días antes de que tomaran protesta que el coordinador sería el diputado Edson Quintanar. Cuando me enteré del hecho, lo primero que pregunté fue si la diputada Paola Arreola había estado en el evento, porque ella había dicho meses antes que todo estaba listo para su nombramiento como coordinadora de Morena. Me dijeron que sí, pero unos días después la legisladora explotó contra sus compañeros e incluso los acusó de violencia política, porque la habían relegado de las decisiones. Los nuevos diputados no entendieron que no basta con hacer un anuncio público, que antes deben realizarse acuerdos, que garanticen la unidad y la imagen pública de la fracción parlamentaria.

2-Como si esto no fuera suficiente, el diputado Edson Quintanar decidió esconderse de los medios de comunicación. No contestó las llamadas telefónicas que esperaban una postura sobre lo ocurrido. Edson salió una semana después y lo único que se le ocurrió decir fue “que la ropa sucia se lava en casa”. En pocas palabras aceptó que estaban enfrascados en una lucha partidaria y que como líder prefirió guardar silencio.

3-Aparte, circuló profusamente un video del diputado Edson donde asegura que quiere ganar 90 mil pesos mensuales. Nunca hubo una explicación, para poner en contexto sus palabras. Se dijo también que su madre era su asesora y salió a negarlo una semana después. El coordinador de Morena parece no entender una máxima de la comunicación: que los silencios que él no llene, otros los saldrán a llenar, con las consecuencias que esto puede tener.

4-El diputado Pedro César Carrizales también se ha visto envuelto en polémicas. Decidió acudir vestido con ropa informal a su toma de protesta, pero no informó a su equipo de redes sociales las razones de esta decisión. Tan es así que publicaron un tuit a su nombre explicando las razones y minutos después fue bajado de la red social, porque él quería enviar un mensaje diferente. Y se enfrascó en una serie de declaraciones con las diputadas Paola Arreola y Sonia Mendoza, pero no las contextualizó políticamente. Parecían más un chisme que un tema político.

Con razón algunos críticos y analistas aseguran que el “show” ya empezó y que van que vuelan a repetir lo que tanto criticaron. Ojalá los integrantes de Morena entiendan que la imagen pública de un político tarda años en construirse, pero puede destruirse en solo unos minutos. Que la comunicación puede evitar crisis, como las que acaban de vivir. Que a veces conviene hablar y a veces conviene callar, pero siempre con estrategia.

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