Para el Mundial de Qatar, en noviembre de 2022, parece que el destino está en un complot para que no se realice ahí. Primero, en 2014 surgieron las acusaciones de que directivos de la FIFA aceptaron sobornos y recibieron un pago millonario por derechos de transmisión en televisión (400 millones de dólares) para darle la sede mundialista al emirato, a pesar de no cumplir con importantes requisitos para serlo (clima muy caluroso, instalaciones deportivas inexistentes, inviabilidad de asistencia para la comunidad LGBT y poca conectividad). Estas acusaciones, documentadas por varios medios de comunicación, luego llevarían a procesos judiciales a los principales promotores de Qatar como sede mundialista: el exfutbolista francés, Michel Platini, y el entonces dirigente de la FIFA, Joseph Blatter.

Después, en junio de 2017, varios países —Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos (EAU), Bahréin, Egipto, Mauritania, Senegal, Islas Comoras, Jordania y Libia— impusieron un bloqueo naval, aéreo y terrestre a Qatar, al acusarlo de promover el terrorismo de la mano de Irán. En los gobiernos de estos países también había irritación por la cobertura de estos hechos por parte de la televisora Al Jazeera, que tiene su sede en la capital de Qatar, Doha.

Este bloqueo, que sigue en pie, ha complicado la llegada del turismo a Qatar. Las vías terrestres ya no existen, los traslados navales y aéreos no pueden salir, ni cruzar a los países arriba citados, lo que ha hecho que se tengan que realizar viajes aéreos más largos y costosos para poder llegar. Incluso, el tema de la entrada de alimentos se ha complicado y éstos llegan mayoritariamente por un puente aéreo desde Irán.

Con el inicio de este bloqueo, la FIFA sondeó a los tres países que tendrían el siguiente mundial, el de 2026, para saber si de requerirse lo podrían adelantar y hacer el que le toca a Qatar. Dado que los estadios ya están construidos en los tres países coorganizadores y sólo requieren de algunas mejoras, los representantes de Estados Unidos, Canadá y México —coordinados por Robert Kraft, presidente de la multinacional que lleva su apellido, dueño de los Patriotas de Nueva Inglaterra y presidente del Comité Organizador del Mundial 2026— dijeron que estarían listos, de requerirse.

Qatar, hábilmente, ha logrado evitar que su economía caiga en recesión a pesar del bloqueo y seguir con la construcción de sus estadios e instalaciones deportivas, con lo que parece que la FIFA se mantiene vigilante, pero relativamente tranquila, con la sede de 2022.

Sin embargo, el asesinato del general iraní Qassem Soleimani, el viernes pasado, volvió a complicar las cosas. Difícilmente, en un estado de guerra virtual, las delegaciones de varios países van a querer visitar una zona de conflicto. De hecho, la selección de futbol estadounidense ya canceló los juegos preparatorios al Mundial que tendría este año en Doha.

Con ello, la probabilidad de que se cancele el Mundial en Qatar y se adelante el de México es una posibilidad real y, de concretarse, la FIFA lo deberá anunciar hacia mediados de este año, para evitar contratiempos a los cientos de miles de viajeros que asisten a los mundiales.

Hay ya un antecedente de cancelación en ese emirato: en noviembre de 2017 estaba programada la 23 Copa de Naciones del Golfo en Qatar. Luego de que Arabia Saudita, EAU y Bahréin, dado el boicot, retiraran a sus delegaciones, se anunció que la Copa cambiaría de destino a Kuwait.

Un cambio de sede, además, sería muy aplaudido por los principales patrocinadores de la FIFA, las televisoras europeas, las estadounidenses y sus anunciantes, pues la diferencia de horas con Qatar complica las transmisiones en horarios de audiencia estelar. También, la Liga Premier del Reino Unido estaría a favor del cambio de sede pues traería aparejado un ajuste de fecha del Mundial. Generalmente este evento se disputa en verano, para aprovechar periodos vacacionales y el descanso de las principales ligas de fútbol, pero para evitar jugar en temperaturas de hasta 50 grados centígrados en Qatar, el Mundial se programó en el invierno.

Así, los problemas y la incertidumbre que enfrenta Qatar como sede de la Copa del Mundo hacen muy probable que ésta se adelante en Norteamérica. En México, los tres estadios sede serían el Akron de Guadalajara; el BBVA, de Monterrey, y el Estadio Azteca, de la Ciudad de México. Este último es el que mayor cantidad de mejoras ha ofrecido a la FIFA, pero el cambio de gobierno en la CDMX y la cancelación de obras en grandes polígonos han hecho que las remodelaciones se retrasen.

Quizá sea tiempo de que los gobiernos federal y de la CDMX empiecen a planear para la eventualidad de que, en menos de dos años, tengamos —por tercera vez— la sede mundialista. Sería una gran oportunidad para presumir al país e incrementar el número de turistas que nos visitan. La pregunta es si estaremos listos para un reto así en año y medio. Los estadios sí deben de estar listos. Todo lo demás, no sé.

 

Twitter: @JTejado

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