Los medios de comunicación en México (revistas, diarios, radiodifundidos y portales) están viviendo dificultades. Abordemos dos: la publicidad en los medios privados y la línea editorial en los medios públicos.

1. En lo económico, muchos medios habían anclado el pago de sus nóminas e ingresos a la propaganda gubernamental, que oscilaba en cerca de 9.5 mil millones por año. Ahora, ésta prácticamente ha desaparecido luego de dos recortes y el rezago gubernamental para asignar el sobrante.

Quizá la disminución de los recursos públicos no sería tan grave si pudiera ser sustituida por recursos privados, pero la realidad es que, con una economía en contracción, los medios —incluso aquellos que tienen importantes audiencias— no pueden sustituir en estos momentos la totalidad de lo que era la inversión pública con anunciantes privados.

Es saludable que la nueva administración haya reducido lo que se gastaba en publicidad oficial, pero al respecto hay que señalar que se requiere que también haga pública la totalidad de los recursos erogados en el sexenio pasado y también es imperativo que se revise la documentación para entender, en su caso, cuáles fueron los criterios de asignación. La ausencia de esta información puede llevar a juicios de responsabilidad para los funcionarios encargados del tema en el sexenio pasado, además de dar lugar a todo tipo de sospechas.

Cuando asigne publicidad oficial —en caso de que lo haga—, el actual gobierno federal tendrá menos riesgos que el pasado, pues ya está en funciones la nueva Ley de Propaganda Gubernamental. Esta ley, misma que fue ordenada por la Suprema Corte de Justicia de la Nación, es la que estará vigente a partir de este año y ordena que cualquier contratación de publicidad oficial solo puede ser con criterios de eficacia, eficiencia (maximizar audiencias/lectores) y máxima transparencia.

2. Los directivos de los medios públicos federales —los Canales 11, 14 y 22, las estaciones de Radio Educación y el IMER, además de Notimex— están tratando de volver relevantes sus respectivos medios.

Han logrado que funcionarios públicos federales acudan a sus medios, cuando antes eran ignorados, pero los directivos de las señales públicas y sus comunicadores erran al no darse cuenta que operan medios del Estado mexicano, no al contentillo, algo que sus audiencias ya están resintiendo y está ocasionado la pérdida de las mismas.

En la anterior entrega habíamos hablado, en lo general, de la caída en audiencias de los canales públicos. Ahora, podemos señalar que incluso los nuevos programas no están conectando con las audiencias. El primer programa que lanzaron, con mucha publicidad, John (Ackerman) y Sabina (Berman), por Canal 11, tuvo a nivel nacional en su primera emisión una audiencia —según las bases de datos de Nielsen IBOPE— de 40 mil personas. La invitada fue la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, para hablar del consumo de la marihuana; en su segunda emisión, el martes pasado, que tuvo como invitada a la historiadora Beatriz Gutiérrez Müller, esposa del Presidente de la República, alcanzaron apenas 30 mil personas. Esto, en la red nacional del Canal 11.

Así, el Canal 11 trae una fuerte caída de audiencia respecto a sus propios parámetros. Antes de John y Sabina, se transmitía otro programa de análisis, México Social, cuya audiencia promedio era de 56 mil personas. Con ello, en sólo dos programas el Canal del IPN ha perdido más de 40% de su alicaída audiencia en el horario estelar AAA. Ya ni comparar con los programas de las cadenas nacionales privadas, cuyos números arrojan audiencias por cientos de miles, incluso millones, en ese mismo horario.

Pero también, en el cumplimiento de la equidad e imparcialidad electoral, los medios públicos están teniendo fallas en las cinco entidades en donde hay proceso electoral en curso. Tan es así que en el Instituto Nacional Electoral han circulado un proyecto para, hoy, dictar medidas cautelares contra varios medios públicos al transmitir propaganda gubernamental indebida (las mañaneras del Presidente) e incumplir el modelo de comunicación político electoral, al fallar la transmisión de los spots de los partidos de manera sistemática e injustificada.

Los medios privados y públicos pasan por fuertes dificultades. Ojalá que, en lo editorial y en lo económico, encuentren equilibrios pronto. El riesgo de no tenerlos es que se conviertan en factores de polarización en la sociedad. Algo que no nos hace falta.

Twitter: @JTejado

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