En noviembre del año pasado corrió entre autoridades policiacas y fuentes de seguridad la versión de que Ismael El Mayo Zambada, Rafael Caro Quintero y los hijos de El Chapo Guzmán —Jesús Alfredo e Iván Archivaldo—, habían decidido apoyar con armas, hombres y dinero, a grupos criminales que estuvieran haciendo frente al Cártel Jalisco Nueva Generación, que encabeza Nemesio Oseguera, apodado El Mencho.

Ese mes se difundió un video que supuestamente mostraba el momento en que unos 200 sicarios llegaban a Guanajuato para apoyar, en su lucha contra el CJNG, al líder del Cártel de Santa Rosa de Lima, José Antonio Yepez, El Marro.

Como he escrito en este espacio, el gobierno estatal negó esa versión. El 18 de febrero pasado, sin embargo, gente del Cártel de Santa Rosa de Lima fue detenida en un restaurante de Celaya, en compañía de tres marinos activos y dos personas procedentes de Sinaloa. Una fuente ligada al operativo reveló que el grupo se hallaba “en plena negociación” cuando personal de la Armada y de la fiscalía del estado ingresaron en el restaurante: no hubo cargos contra los sinaloenses, que poco después quedaron en libertad y se esfumaron del estado.

Según autoridades estadounidenses que le han seguido la pista desde hace años, Zambada suele financiar de manera remota a organizaciones criminales que hacen sombra a sus enemigos. La DEA sostiene que El Mayo financió a Los Matazetas, que originalmente habían sido un brazo armado del cártel, puesto al servicio de Ignacio Coronel, y que luego traicionaron a la organización y fundaron su propio grupo delictivo: el Cártel Jalisco Nueva Generación.

El Mayo y El Mencho, los dos narcotraficantes más poderosos tras la caída del Chapo Guzmán, llevan una década disputando el control de la costa del Pacífico, entre otras regiones del país (la frontera incluida).

Con los relatos que corren alrededor de este enfrentamiento sería posible escribir varios libros. Existe la versión de que a fines de 2015 El Mayo envió a Colima a Jorge Raúl Rosales Cristerna, El R-18, con la orden de hacer una “limpia” entre los que habían traicionado al Cártel de Sinaloa. El objetivo número uno era El Mencho. Numerosos reportes hablan de que el R-18 logró llegar hasta él, y sobrevino un enfrentamiento del que El Mencho logró escapar, aunque 20 de sus hombres quedaron tendidos.

Al año siguiente la violencia llegó a niveles nunca vistos en Colima: aquel estado era solo una de las casillas que los capos tenían en juego a lo largo del país.

Un nuevo episodio ocurrió en febrero de 2017, según una carta enviada a los medios por los hijos del Chapo Guzmán. De acuerdo con el documento, los vástagos del Chapo, Jesús Alfredo e Iván Archivaldo, acompañado por El Mayo Zambada, acudían a una reunión solicitada por Dámaso López Núñez, alias El Lic., lugarteniente del Chapo desde la fuga de Puente Grande.

Los hijos del Chapo decían tener pruebas de que, en agosto del año anterior, El Lic. había ordenado su secuestro en el restaurante La Leche, de Puerto Vallarta, y de que había sido él quien los había entregado al Mencho (permanecieron secuestrados cinco días: las autoridades supieron que hubo una negociación entre El Chapo y El Mayo cuyos términos no son conocidos).

Dámaso no estaba, sin embargo, en el lugar de la cita. Según la carta, la gente de El Lic. comenzó a disparar “contra la escolta de la familia, quedando muertos al instante en el lugar”. El Mayo y los hijos del Chapo lograron salir, heridos según el documento, “encontrando por todo el camino gente armada a las órdenes de Dámaso”.

Para el cártel quedó claro que El Lic., exjudicial de Sinaloa y exsubdirector del penal de Puente Grande cuando El Chapo estuvo ahí, había cambiado de bando.

Reportes del gobierno federal correspondientes a 2018 señalaron que en León, Irapuato y Salamanca había células criminales financiadas por el Cártel de Sinaloa. Autoridades estadounidenses dedicadas al combate del narcotráfico aseguran que El Mayo ha hecho llegar armas y recursos al Marro, que hay gente que opera para el Cártel de Sinaloa, y que esto explica la crudeza que hoy sacude Guanajuato, el estado más violento de México.

@hdemauleon

demauleon@hotmail.com

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