La pandemia del coronavirus, con todos sus efectos de salud, económicos y políticos, está acentuando las diferencias y la polarización política que ya existía antes de esta situación de emergencia, y ante el inicio de una crisis que se avizora histórica y como un cataclismo que sacudirá al país por sus niveles de desempleo, tensión social e inseguridad. Esto ha hecho que se endurezcan las posiciones y las visiones de dos grandes bloques en la sociedad mexicana: quienes ven una “pronta salida y una crisis transitoria” que no nos causará mayores daños porque “vamos muy bien y esto nos vino como anillo al dedo para la cuarta transformación”, y quienes advierten que la viabilidad económica del país, la productividad, la modernidad y la estabilidad social están en riesgo por la forma errática en que se conduce a la República.

No es difícil advertir de manera cada vez más clara el divorcio que existe entre esos dos Méxicos, el de la “Cuarta Transformación” de Andrés Manuel López Obrador y sus seguidores que ven las varias crisis del coronavirus como un accidente aprovechado por sus adversarios (los “fifís” y “conservadores”) para intentar golpear al Presidente y a su proyecto político, al que están dispuestos a defender a toda costa junto con sus clientelas políticas, aún a costa de sacrificar a muchos otros mexicanos afectados por esas crisis, y el otro México el que, más allá de una oposición política aún dispersa y sin liderazgos, que intenta colgarse de esta crisis para ganar adeptos, está siendo movilizado más bien desde la sociedad civil, por grupos lo mismo de intelectuales orgánicos, que de empresarios molestos y gobernadores en rebeldía hacia el desmesurado poder presidencial.

Para los primeros, los de la 4T, las expresiones del otro México son “golpismo”, matizado con adjetivos de “blando” o “suave”, pero en su percepción y lógica ideologizada: golpismo puro que quiere “destruir el proyecto político de López Obrador porque afectó sus intereses y desterró sus privilegios. Para los segundos, se trata de “rescatar al país” y de buscar una salida prematura del poder del tabasqueño “antes de que acabe con todo lo que se ha avanzado”, y aquí hay una subdivisión clara de estos grupos anti-AMLO, entre los que exigen que “renuncie y que se vaya ya” que tienen sí una intención más clara a favor de un derrocamiento o una renuncia forzada, y los grupos que apuestan a ganarle por las vías institucionales, primero en las elecciones de 2021 donde pretenden arrebatarle a Morena y al Presidente la mayoría en la Cámara de Diputados, como mínimo, y luego en la consulta para la Revocación de Mandato en el año 2022.

LA “NUEVA NORMALIDAD” Y LA CONFRONTACIÓN

Los dos grandes bandos están aprovechando la crisis del coronavirus para velar armas y prepararse para la confrontación pública y política en los aciagos meses venideros. Del lado del gobierno, la definición ideológica que tomó López Obrador en esta crisis, en la que decidió salvar con los recursos públicos solo a su gobierno, a sus clientelas políticas y a sus obras emblemáticas, priorizando en momentos de caída económica el rescate de Pemex y la CFE con dinero público y leyes que regresan el control del estado en el sector energético, ha dejado muy claro que al Presidente, más que salvar al país en esta angustiosa coyuntura, lo que le interesa poner a salvo es su proyecto político. Y en ese sentido, el Presidente terminó por decantar y hacer explícita su fobia ideológica hacia las empresas, hacia los empresarios y hacia las clases más pudientes del país, a las que no sólo ignoró y desdeñó en sus comentarios y propuestas, sino que les negó cualquier tipo de apoyo o estímulo fiscal. En dos frases, Andrés Manuel dejó en claro que quiere sacudirse a la actual clase empresarial y pudiente para hacer la suya propia: “Esta crisis nos vino como anillo al dedo” y  “la pregunta ahora es qué hacemos con los ricos”.

Del otro lado, los grupos que ven en la 4T una amenaza empiezan a cobrar fuerza y a salir del anonimato de las redes sociales o de las deslucidas manifestaciones clasemedieras, para convocar ya incluso a movilizaciones y a estrategias políticas con un mismo objetivo pero con métodos muy diferentes. Por un lado está el FRENA, o Frente Nacional Anti-AMLO, que en su mismo lema define su intención disruptiva y golpista: “AMLO se va”. Este fin de semana, ese grupo, que se mueve ya en varios estados del país y que se ha vinculado a grupos empresariales del norte del país, convocó a 41 caravanas de autos en igual numero de ciudades para exigir la salida del presidente López Obrador.

En mensajes que circulan en las redes sociales llaman a la gente a acudir con sus automóviles para salir al centro de Monterrey y de Ciudad Victoria, y dicen que también habrá movilizaciones al interior del país en 41 ciudades y en Michigan, USA. Le piden a la gente estar 10 minutos antes de la mañana y llevar cartulinas con leyendas como: “AMLO DIMITE YA!!”, “¡FUERA AMLO!”, “AMLO DIMITE YA” “NO QUEREMOS COMUNISMO EN MEXICO” Y “AMLO ESTÁS DESPEDIDO”. Llama la atención en los mensajes que difunden vía whatsapp, que comentan, en el caso de Monterrey y Ciudad Victoria, “el gobierno del estado nos brindará todas las facilidades y seguridad, por eso no se preocupen”.

Aunque no se ha hecho público cómo se financia este frente ciudadano, se presumen vínculos con grupos empresariales de Monterrey y apoyo también de algunos gobernadores del norte del país. El empresario Luis Martín Bringas, quien se asumió públicamente como el coordinador del FRENA, era parte del Consejo de Administración del grupo Soriana y hermano de los accionistas principales; pero la cadena de tiendas desde que él hizo público su activismo contra López Obrador se deslindó de él en comunicados y recientemente le pidieron que abandonara su lugar de consejero suplente en el Consejo del grupo.

La otra vertiente de la organización social que se está armando en contra del lopezobradrismo y de su 4T, parte de la opinión de intelectuales y académicos que analizan los riesgos de la concentración excesiva de poder por parte de López Obrador y los efectos de sus políticas de desmantelamiento y extinción de todo aquello que no coincida con su proyecto político ideológico y que los mismos atentan contra la ciencia, la investigación, la autonomía de órganos constitucionales, la división de poderes y la libertad de expresión.

Esta semana se difundieron videos en donde personajes como el escritor Héctor Aguilar Camín y el historiador Enrique Krauze, ambos identificados por el lopezobradorismo como “intelectuales orgánicos” del periodo neoliberal, según definió el propio Presidente el 18 de marzo del 2019 cuando dijo “que el Estado ya no proteja escritores, que no haya intelectuales orgánicos”, hacen fuertes críticas a la forma de gobernar de López Obrador y a su proyecto político.

Aguilar Camín participó en una reunión en la plataforma de Zoom con el “Grupo Generativo Patria 62”, que era privada y a la que sólo tenían acceso un grupo de académicos y escritores, pero que al parecer fue infiltrada y difundida desde las cuentas de algunos funcionarios de gobierno que la estuvieron compartiendo. “Este gobierno tiene totalmente perdido el pleito con el `círculo rojo´, no hay un análisis de prensa nacional o internacional que defienda lo que está haciendo; hay unos dos o tres o cuatro, que intentan fallidamente apoyar y muchos de los apoyadores abiertos han desaparecido. Esto quiere decir que fatalmente, por los caminos más complejos o simples, eso que hoy está en el círculo rojo tarde o temprano se vuelve lugar común en el `circulo verde´. Eso va a suceder aquí también, como pasó con Calderón y con Peña, porque ha sucedido sistemáticamente”.

El autor de “La Guerra de Galio” aseguró que tras la crisis brutal que viene habrá una enorme cantidad de gente necesitando cosas del gobierno, sin que el gobierno voltee a verlas, porque sólo está viendo a sus clientelas políticas. “El tema es cómo se organiza esto políticamente para que tenga una consecuencia en quitarle poder, porque mientras no le quitemos poder, realmente la cosa no va a mejorar. Yo creo que no hay más que caminos institucionales para esto y que hay que confiar en esto porque mi idea es que si la democracia lo trajo, a López Obrador, la democracia es la que lo debe de moderar”, comentó Aguilar Camín, quien recomendó acudir a dos instituciones fundamentales, la Corte, para frenar leyes “groseramente inconstitucionales” del Presidente, y la otra las elecciones del 2021 en donde “hay que ganarle la Cámara de Diputados” para quitarle la asignación del presupuesto. “Tienen que ser unas elecciones de la sociedad mexicana frente a Morena”.

El proyecto de López Obrador, siguió el escritor, no es una transformación, sino una revolución. “El quiere borrarlo todo y empezar de nuevo. Eso es un delirio, es imposible hacerlo ni a balazos, ni las revoluciones violentas que han destruido un estado, han podido cambiarlo todo, es imposible pensar que lo puedes cambiar, dentro de la estructura de un régimen democrático, solo porque el Presidente tiene mucho poder; no se puede, eso es imposible y conduce a decisiones tan estúpidas como las de ir cancelando inversiones ya hechas, cervezas sí, pero también energía eléctrica y este tonito de que ‘¿ahora qué vamos a hacer con los ricos?’. Espero que los ricos entiendan ya…que la respuesta que dan las revoluciones a esta pregunta es siempre igual en todas, en la Revolución francesa, en la soviética, en la mexicana, en la china, en todas: primero lo usas, luego los expropias y después los expulsas. Estamos ante un proyecto revolucionario y cuando uno entiende eso, todas las estupideces que hace, adquieren una lógica impecable: él (López Obrador) quiere que este país esté jodido y empobrecido para poderlo gobernar…Está profundamente equivocado, yo creo que va a perder porque eso sí que va a dividir a la sociedad y poner de un lado a ese gobierno, con todos sus poderes y todas sus clientelas y del otro al resto de la sociedad”.

Sobre la revocación de mandato anticipada para López Obrador que proponen algunos grupos, Héctor Aguilar Camín dijo que no es el momento: “En este momento te lo podría ganar y podrías estarle dando a él un instrumento político que le urge tener; en cambio si lo dejamos para el año 22 como está planteado en la ley y acordado, entonces lo que tendremos, es un momento institucional de presión hacia la Corte, tenemos unas elecciones en el 21 en donde hay que derrotar a Morena y López, y luego, en el 22 si perdió las elecciones del 21, estará tan jodido todo el país, porque no se va a recuperar él muy rápido, que probablemente pierda también la revocación de mandato por pendejo y por petulante”.

Enrique Krauze por su parte, participó en un foro virtual sobre “Pandemia y crisis: la situación hoy en México”, donde recordó su ensayo “El Mesías Tropical” donde alertaba del peligro que representaba la llegada al poder de López Obrador: “Se trataba, decía yo entonces, de un hombre, de un redentor, que se identifica con la figura de Jesucristo, seriamente lo hace y lo dice, y cuyo objetivo es entonces no el de mejorar la situación material y social de los mexicanos, sino salvarlos, redimirlos y purificarlos”. El historiador señaló que antes de la llegada del coronavirus ya había señales de una concentración del poder nunca vista en la historia de México, salvo en la época de los tlatoanis aztecas. “Tiene ahora más poder López Obrador del que tuvieron todos los presidente del PRI…él es dueño del partido mayoritario, Morena, y también controla el Congreso, tiene un predominio al menos parcial sobre la Suprema Corte, y podría si quiere, si es refrendado su poder y mandato en 2021, optar por la reelección”.

Krauze dijo que el modo en que el Presidente “ha administrado o mal administrado la pandemia es francamente criminal” y recordó que semanas después de iniciada la emergencia, seguía recorriendo los pueblos y mandaba mensajes pidiéndole a los mexicanos que salieran, que se abrazaran y no tomaran en cuenta la emergencia. “Ese México que sufre en este momento, como todo el mundo, pero muy agudamente debido a la impreparación, ineptitud e irresponsabilidad del gobierno, que enfrentará una caída en su economía como no ha visto, y que sufre la violencia, a ese México no le queda más esperanza que las elecciones de 2021. Si la muy endeble oposición mexicana se organiza, si la sociedad civil se organiza y si las voces independientes que hemos sido calumniados y difamados por el gobierno nos mantenemos firmes, y todo esto se canaliza en un esfuerzo cívico sin precedentes, podemos recuperar la Cámara de Diputados y las gubernaturas necesarias, para que en los segundos tres años del sexenio de López Obrador, éste deje de tener el control absoluto. La reconstrucción en México va a llevar muchos años, una generación, porque la destrucción política, económica e institucional ha sido severa y deliberada”, concluyó el historiador.

Preparémonos pues para una “nueva normalidad” en la que, ante el desorden y el caos que ha privado en el manejo de esta pandemia, cada quien tendrá que cuidarse a si mismo y a los suyos, y mientras tratamos de adaptarnos a esta nueva realidad con la angustia de no enfermar o morir por el Covid-19, el choque de los dos Méxicos será cada vez más estridente e inevitable. Esperemos y apostemos todos a que esto se dirima por las vías democráticas e institucionales. Lo contrario, sería catastrófico.

sgarciasoto@hotmail.com

Google News