Después de venir de atrás para ponerse al frente en el marcador, aún sin ser merecido, Roger Martínez —una vez más en el momento clave del partido— se hace expulsar por una estupidez, abriéndole toda posibilidad de respuesta a La Máquina, que sin duda dio el mejor partido en este año y demostró que —de a poco— ha ido asimilando la idea y los conceptos de su técnico.

El Cruz Azul aprovechó lo que generó adelante, a diferencia de lo que venía haciendo en el campeonato, en el que generaba oportunidades pero, a la hora de ponerse frente al arco rival, las desperdiciaba.

Fue un gran partido de los azules, que en todo momento fueron superiores en la tenencia de la pelota y en intensidad también superaron a un equipo americanista que se vio apático, falto de ideas, con un futbol muy pobre, que nunca entendió lo que se jugaba el rival, y hoy le ha dado la oportunidad de despertar a los de La Noria, quienes demostraron que van a ser un conjunto muy complicado de cara al cierre del torneo y por qué no, pensar en que pueda ser el año en el que termine la malaria.

Merecidísimo triunfo, y lo mejor para los celestes fue que lo hicieron de manera contundente, ante el cuadro que tantos dolores de cabeza les venía generando. El América no camina como Miguel Herrera quisiera y no ha podido encontrar esa regularidad que hoy lo podría tener como líder.

Se viene el cierre del torneo y parecería que Cruz Azul llegará anímicamente más fuerte que el América, e incluso más sólido en lo futbolístico.

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