Siete meses de peticiones, reclamos, desencuentros y un diálogo interrumpido por la pandemia de Covid, confluirán el próximo miércoles en San Luis Potosí en la reunión que sostendrán los 32 gobernadores y gobernadoras de la República con el presidente López Obrador. Aunque el Ejecutivo Federal ha repetido que no quiere confrontación y que no irá a la capital potosina a pelearse, los mandatarios estatales sí llegarán con muchos temas en la agenda y, aunque no todos, sí hay un bloque de estados que van con la intención de confrontar y contrastar con el Presidente sobre todo en temas como el manejo de la emergencia sanitaria, en la que al menos 9 gobernadores insisten en la renuncia de López-Gatell, mientras que otros llevan entre sus prioridades el apurar la revisión del Convenio de Coordinación Fiscal entre la Federación y las entidades federativas, y los más tranquilos, sobre todo morenistas y priistas, le apuestan a un diálogo más civilizado y cordial.
Aunque se está negociado en estos momentos la orden del día de la reunión vía la presidencia de la Conago que encabeza el priista Juan Manuel Carreras, hay presiones fuertes de los gobernadores de la Alianza Federalista para que se incluyan en la lista de temas a tratar sus planteamientos de una Convención Nacional Hacendaria, en donde se revise y modifiquen las fórmulas del reparto de los recursos federales a las entidades, además de pedir que al ramo de la Salud se le destinen mayores recursos para lo que resta de la pandemia de coronavirus. En la reunión que sostuvieron el lunes de esta semana en Coahuila, a la cual por cierto ya no asistieron los gobernadores de Querétaro, Francisco Domínguez, ni de Yucatán, Mauricio Vila, los 9 mandatarios asistentes acordaron empujar sus temas para el encuentro de San Luis, incluso establecieron que si no se incluyen todas sus propuestas en la orden final de la reunión, no asistirían el próximo miércoles.
En el gobierno central sí esperan que haya “rijosidad” hacia el Presidente, sobre todo del bloque de gobernadores del PAN, en donde ubican como la cabeza de una agenda crítica y una posible “estrategia golpeteo” hacia el Presidente, por parte del mandatario de Tamaulipas, Francisco García Cabeza de Vaca. Fuentes federales aseguran que el tamaulipeco está preocupado por las posibles acusaciones en su contra en el caso Lozoya y podría asumir una posición abierta de confrontación e incluso actuar como vocero de este grupo para buscar un choque abierto con el Presidente. “Todo esto lo está gestando el gobernador de Tamaulipas porque es el que ha salido a la luz pública conjuntamente con Pancho Domínguez (gobernador de Querétaro) en el asunto de Lozoya y los legisladores”, dijo un funcionario federal.
En tanto en Tamaulipas, fuentes del gobierno estatal aseguran que ni el gobernador Cabeza de Vaca ni el resto de los gobernadores de la Alianza Federalista van con el ánimo de pelear tampoco con el Presidente, pero que “si López Obrador no les da respuesta o los ignora en sus planteamientos, va a haber problemas” y reiteraron que si la Conago no incluye los temas que han solicitado las 11 entidades, no acudirían de plano al encuentro.
EL PRESIDENTE VA ARROPADO CON EL GABINETE
En la mediación de lo que ocurra en San Luis Potosí, la figura clave es el gobernador anfitrión y presidente de la Conago. Aunque a Carreras lo ubican como cercano a Palacio Nacional, los gobernadores están pidiéndole que no acepte que ésta se convierta en una mera “reunión protocolaria” en donde sólo se vaya a dar discursos y saludos. “No vamos a aceptar que conviertan este encuentro importante en una de esas reuniones de protocolo y de mensajes huecos. Queremos que haya un diálogo directo y de frente con el Presidente. No queremos tampoco pelear con él, pero sí llegar a acuerdos concretos y puntuales sobre las problemáticas que estamos enfrentando en los estados por la falta de recursos, el manejo de la pandemia y la necesidad de cambios en la relación fiscal de la República”, comentó el gobernador de Jalisco, Enrique Alfaro.
Sobre el comentario que hiciera la secretaria de Gobernación, Olga Sánchez Cordero, el jueves de que la petición de renuncia de 9 gobernadores en contra del subsecretario Hugo López-Gatell ya había sido “retirada”, Alfaro aseguró que “es totalmente falso. No sé de dónde sacó eso la secretaria, pero ninguno de nosotros hemos retirado la petición de que renuncie el doctor López-Gatell, con quien incluso ya hemos cortado la comunicación y la relación porque estamos en desacuerdo con el manejo político y las decisiones que toma sin consultar a los estados”, comentó el mandatario jalisciense, quien dijo que espera del Presidente una “actitud abierta a escuchar y a llegar a entendimientos y acuerdos necesarios y urgentes con los estados”.
La misma Sánchez Cordero fue quien anunció que López Obrador no llegaría solo a la reunión de San Luis y que lo iba a acompañar el gabinete legal y ampliado para apoyarlo en la respuesta a los temas que le planteen los gobernadores. Pareciera que, conscientes como están del ánimo combativo de algunos gobernadores, la decisión haya sido acompañar y arropar al Presidente. Incluso, desde el gabinete se está operando con el presidente de la Conago para pedirle que se cuide “que no haya faltas de respeto a la investidura del Presidente por alguno de los gobernadores” y que los mandatarios inconformes, tengan mucho cuidado en exponer sus planteamientos”, según comentó una fuente federal que participa en la organización del encuentro en San Luis.
Así es que sin duda hay tensión, aunque también hay ánimo de dialogar y enderezar la relación entre los Ejecutivos de la República, el federal y los estatales, que se descompuso en los últimos 7 meses en los que no ha habido un diálogo directo entre el Presidente y los gobernadores, a los que sólo ha visto de manera individual a algunos de ellos en sus estados. Muchas cosas pasaron desde aquella cena afable del 14 de enero en Palacio Nacional, en la que López Obrador les invitó pejelagarto y tamales de chipilín a los mandatarios de los estados y en la que todavía brindaron, con agua de jamaica, porque este fuera un año bueno para todos. La pesadilla del 2020, con su pandemia, confinamientos, cierre de actividades, caída de recaudación, escasez de recursos y derrumbe económico vino a cambiarlo y a tensarlo todo, incluida la relación entre la federación y los estados.
NOTAS INDISCRETAS…
La gira por Acapulco empezó muy bien para el presidente López Obrador. Amaneció relajado el viernes, luego de que él, su esposa y su hijo menor llegarán a dormir y descansar en la Casa Acapulco, la residencia gubernamental que administra la Secretaría de Marina, donde por cierto muchos otros presidentes y, sobre todos sus hijos, gustaban de irse a pasar vacaciones y fines de semana. La señora Beatriz Gutiérrez Müller incluso compartió algunas fotos en sus redes sociales donde se le ve contenta distrutando de las vistas de la residencia oficial. Es decir, que López Obrador y Peña Nieto ya durmieron en la misma cama, aunque por supuesto cada uno por separado, en distintos momentos y sexenios y con sus respectivas esposas. El caso es que tan relajado andaba el Presidente al arrancar su gira acapulqueña que por la mañana aparecía en su conferencia de prensa y decía, en tono benevolente, que su gobierno no persigue al expresidente Felipe Calderón y hasta le otorgaba el perdón: “A Calderón ya lo perdoné, después de que nos robó la presidencia (en las elecciones de 2006). Yo no soy quien está juzgando a (Genaro) García Luna, no tengo tantas influencias; no es conmigo, es con el juez en Estados Unidos”, dijo el Presidente que junto al perdón le daba otro raspón al exmandatario al sugerir que puede resultar implicado o incluso acusado en el juicio contra su exsecretario de Seguridad procesado por vínculos con el Cártel de Sinaloa en una Corte Federal de Nueva York. Pero el buen ánimo con el que arrancó su gira López Obrador le cambiaría después cuando en varios puntos de Acapulco le salieron al paso manifestantes con protestas, pancartas y exigencias que incluso lo detuvieron y le cerraron el paso en la camioneta Suburban que lo trasladaba por la avenida Cuauhtémoc del puerto guerrerense. Los pleitos internos en Morena ocasionaron que grupos afines a la alcaldesa Adela Román salieran a protestar en contra de la presencia del delegado federal, Pablo Amílcar Sandoval, quien acompañaba al Presidente en todo momento durante la gira. En otros puntos salían también al paso manifestantes en contra de la presidenta municipal a la que acusan de “robar y traicionar” al movimiento de la 4T. El caso es que entre el calor tropical de Acapulco y los pleitos internos entre Pablo Amílcar Sandoval y la alcaldesa Adela Román, el Presidente acabó tan agobiado que terminó confundiendo a José María Morelos con Vicente Guerrero: “Ser, como lo mencionaba Guerrero, Siervo de la Nación. Acuérdense que aquí en Chilpancingo se dieron a conocer los Sentimientos de la Nación, y ese documento es un catecismo de política social breve, claro y profundo. Lo dictó Vicente Guerrero a Andrés Quintana Roo”, dijo el Presidente que tanto gusta y habla de la historia de México…En Nuevo León además de la problemática del Covid hay un tema al que el gobernador Jaime Rodríguez “El Bronco” tendría que estarle echando el ojo. La deuda para el estado creció para este año, luego de que la Secretaría de Finanzas y Tesorería General de la entidad, a cargo de Carlos Garza Ibarra, adjudicara dos nuevos financiamientos para la ejecución de obras e inversiones para este año por 2 mil 895 millones de pesos. Con estos nuevos pasivos la deuda de la entidad se incrementó poco más de 46 mil 620 millones de pesos que, aunado a lo acumulado por los entes descentralizados, asciende ya a 71 mil 845 millones, conforme a los reportes financieros al 31 de diciembre de 2018. Los mismos reportes financieros del gobierno estatal indican que los ingresos totales disminuyeron 24% en comparación con el mismo mes del 2018, situación que le atribuyen a la drástica reducción de la actividad económica en la entidad, aunque también el trabajo deficiente del secretario Garza Ibarra se refleja en una baja de la recaudación tributaria estatal que cayó en 398 millones de pesos. La Auditoría Superior de la Federación tiene observaciones no comprobadas a las cuentas públicas de 2015 al 2018, que junto con una más de la Secretaría de la Función Pública reportada en el 2019, suman un monto de cerca de 21 mil millones de pesos, de los cuales la administración estatal solo ha podido solventar poco más de mil 200 millones, es decir, quedan alrededor de 19 mil 800 millones sin comprobar, ni mucho menos ubicar el destino de esos recursos. Así que, aunque el tesorero Garza sea muy amigo del gobernador, más valdría que el Bronco pusiera atención al tema de las finanzas y la deuda de su estado, sobre todo a las puertas de un complicado proceso electoral en el 2021…Se baten los dados. Escalera Doble. Semana Redonda.
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