El general Salvador Cienfuegos Zepeda se declaró ayer no culpable de cuatro cargos por narcotráfico y lavado de dinero en su primera comparecencia ante la jueza Carol Bagley Amon de la Corte Federal de Nueva York. ¿Quiere decir esto que él y su defensa asumen su inocencia, es decir, que está libre de culpa según el significado del término en español? No necesariamente. 

En el sistema penal estadounidense, no culpable e inocente no significan lo mismo y la defensoría de un acusado echa mano de esos términos con objetivos estratégicos diferentes y específicos. Empecemos, para mejor comprensión, con la palabra que se contrapone a ellos, es decir, el antónimo de no culpable e inocente. 

Se trata de la palabra culpable. Con ella, un acusado acepta la responsabilidad de un delito y se le impone la pena que deberá purgar.

Cuando un imputado se declara culpable en Estados Unidos, evita el juicio y, si garantiza la reparación del daño, puede negociar que el castigo se suavice. Incluso puede acogerse a ser testigo protegido o cooperante a cambio de información útil o crucial para las probanzas de otros delitos. 

Cuando el imputado se declara inocente es porque tiene la convicción de no ser responsable del delito o delitos que se le imputan. En este caso sí hay juicio y en él debe demostrarlo sin lugar a dudas. 

Pero si el imputado se declara no culpable es porque su defensa sabe que subsisten evidencias que lo implican pero que son insuficientes, o fueron obtenidas de manera ilegal, para demostrar su culpabilidad. En el juicio a que tal declaratoria da lugar, lo que la defensoría se plantea es demostrar la insuficiencia de pruebas y obtener así una sentencia de no culpabilidad. 

De lo anterior se infiere que el secretario de la Defensa Nacional durante el gobierno de Enrique Peña Nieto, detenido en Los Ángeles el pasado 15 de octubre y trasladado a Nueva York el pasado lunes 2 de noviembre, no buscará evitar el juicio ni negociará ser testigo protegido. Su defensa, encabezada desde ayer por el abogado Edward Sapone (de la firma Sapone & Petrillo que defendió a una implicada de alto perfil en el caso de la secta sexual NXIVM), debe saber que el fiscal Richard Donaghue dispone de una buena cantidad de evidencia pero que ésta, al declarar no culpable a su defendido, puede demostrarse que es insuficiente. 

Por una estrategia similar optó el exsecretario de Seguridad Pública, Genaro García Luna quien, al igual que Cienfuegos, está retenido en el Metropolitan Detention Center de Brooklyn, una cárcel de alta seguridad. 

 Aquí comentamos el viernes pasado del malestar del Ejército en torno a este caso, sobre todo por las tibias reacciones del gobierno de AMLO que apenas la semana pasada envió finalmente a Washington una nota diplomática expresando su “profundo extrañamiento y descontento” con que no haya compartido con las autoridades mexicanas la información que derivaría en la detención del general Cienfuegos. 

Ayer la Junta de Coordinación Política del Senado presidida por Ricardo Monreal envió una carta al embajador de Estados Unidos en México, Christopher Landau solicitando información sobre la detención, las acusaciones y los datos de prueba contra al exsecretario de la Defensa Nacional. 

La misiva, firmada por los líderes en el Senado de todos los partidos políticos, considera que lo acontecido puede tener repercusiones en la seguridad nacional de nuestro país. 
   
Mientras tanto, fuentes castrenses consultadas por esta columna, confirmaron que la Dirección General de Administración de la Secretaría de la Defensa Nacional giró un oficio interno en el que se ordena a todo el personal abstenerse de emitir opiniones sobre el caso del general Cienfuegos.

Instantáneas:

1. CRISIS CONSTITUCIONAL. Mientras el candidato demócrata Joe Biden acaricia la victoria en las elecciones presidenciales de Estados Unidos, el candidato republicano y Presidente de ese país ya optó por llevar las cosas hacia una crisis constitucional como último recurso para lograr su reelección.

De acuerdo con las proyecciones de AP, Biden está a seis votos electorales de los 270 que necesita para alzarse con la victoria. Hoy mismo o el fin de semana los obtendría, pero Trump colocó ya toda una batería de impugnaciones al proceso que remató anoche con un discurso en el que habló de votos ilegales, de un robo de los demócratas y de fraude electoral.

La transmisión en vivo del mensaje fue interrumpida por las principales cadenas de la televisión estadounidense por tratarse de una narrativa que no tenía fundamento con la realidad y que en este momento es muy peligrosa.

No se olvide, sin embargo, que Trump tiene una muy numerosa base de apoyo y que seguirá al frente de la Casa Blanca hasta enero del año entrante, lapso en el que buscará llevar las cosas hasta la Suprema Corte. La situación, como comentábamos en la entrega pasada, se encamina hacia una confrontación que podría ser muy violenta. Anoche sus simpatizantes, por solo citar un caso, exigían furiosos en el condado de Maricopa, Arizona, entrar al edificio donde se cuentan los votos.   

2. ¿QUIÉN? Mucho se ha escrito sobre quién es más conveniente para México: Biden o Trump. Me limito a una consideración de estrategia económica hecha por el maestro Ignacio Martínez Cortés del Laboratorio de Análisis en Comercio, Economía y Negocios de la UNAM: “Durante los próximos cinco años Estados Unidos impulsará un nuevo proteccionismo para fomentar el crecimiento de su economía en torno a su seguridad nacional”.

Concluye que, en la revisión de sus propuestas, tanto Biden como Trump impulsarán el mercado interno estadounidense vía el fortalecimiento de la producción endógena, la imposición de aranceles y el otorgamiento de incentivos fiscales. Así que, en ese sentido, da lo mismo. 

3. POLÍTICAS. El próximo 13 de noviembre, la Junta de Gobierno de la UNAM designará a quien dirija a la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales durante los próximos cuatro años. Surgirá de una terna que está conformada por su actual directora, la socióloga Angélica Cuéllar, de 66 años, quien buscará un segundo período apoyada por un grupo que lleva doce años enquistado en el poder y que a decir de maestros, alumnos y administrativos le ha hecho mucho daño a la facultad; la comunicóloga Carola  García Calderón, de 67 años y muy larga trayectoria académica; y el politólogo Jorge Márquez Muñoz, de 47 años, quien por edad, pero también por proyecto, se presenta como una alternativa de cambio generacional que, se asegura, mucha falta le hace a Ciencias Políticas.

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