El último intento para rescatar el proyecto del aeropuerto de Texcoco viene de la mano de dos empresarios improbables: David Serur y Andrés Holzer. El primero es el artífice de los segundos pisos que construyó Andrés Manuel López Obrador en la Ciudad de México y el segundo es accionista de Dufry, la controladora de los Duty Free de los aeropuertos, y de Aeroplazas de México, una empresa especializada en infraestructura aeroportuaria.

El proyecto consiste en retomar la construcción del aeropuerto de Texcoco en el punto en el que se quedó y terminar la primera etapa con sus tres pistas. Quedarían fuera todos los desarrollos inmobiliarios, comerciales y residenciales, que se contemplaron en el diseño de los arquitectos Norman Foster Fernando Romero.

Una parte importante de este plan, que había permanecido secreto, son las vías de acceso del actual Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México (AICM) —que se mantendría como terminal— hacia Texcoco. Santa Lucía quedaría fuera del sistema aeroportuario del Valle de México para vuelos comerciales.

El plan contempla que Texcoco tenga capacidad para atender 70 millones de pasajeros anuales, cerca de 600 mil operaciones anuales y 120 posiciones de contacto. El tiempo que se calcula para que entre en operaciones es un máximo de tres años y requeriría una inversión adicional de 50 mil millones de pesos, es decir, 20 mil millones menos de lo proyectado para la ampliación del aeropuerto de Santa Lucía.

La idea es quitarle lo ‘faraónico’, algo que ha criticado Andrés Manuel López Obrador. Otro punto importante que se considera en el plan es la posibilidad de que opere como una concesión, como lo propuso en una primera instancia el Presidente.

Tanto Serur como Holzer ya habrían presentado el plan a integrantes clave del gabinete, específicamente en la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Turismo y Gobernación, y la idea es que se analice su viabilidad para ponérselo en la mesa al presidente Andrés Manuel López Obrador.

David Serur es uno de los empresarios más cercanos a AMLO. En cuestiones de ingeniería, es uno de los asesores que más escucha al ahora Presidente de México. Serur introdujo en México el concepto de los segundos pisos y es también muy cercano a José María Rioboó, el otro asesor en temas de ingeniería del gobierno de la Cuarta Transformación.

Andrés Holzer es un multimillonario argentino-israelí que posee cerca de 17% de la multinacional Dufry, con sede en Suiza, la cual opera y administra los comercios Duty Free en los aeropuertos. Es dueños de inmobiliarias y grupos industriales, entre ellos uno enfocado a los servicios de infraestructura aeroportuaria.
Por razones políticas ha estado relacionado con Tabasco desde los tiempos en los que Roberto Madrazo fue gobernador de esa entidad.

La presentación del plan ‘secreto’ para revivir el aeropuerto de Texcoco coincide con las demandas de un grupo de organizaciones insertadas en el colectivo #NoMásDerroches que tienen frenado, jurídicamente, el proyecto de la ampliación de la base militar de Santa Lucía y lograron una suspensión para que no se ‘sumerjan’ las obras del NAIM en Texcoco.

El viernes, el Presidente se lanzó contra el colectivo en el que destacan la organización Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad y la Coparmex. Dijo que si sus ‘adversarios’ logran frenar con amparos el nuevo aeropuerto en Santa Lucía, los exhibiría públicamente.

"Claro que hay un interés político y también económico. Más que nada puedo probar que hay un interés político, porque los que están presentando estos amparos pertenecen a organizaciones contrarias a nosotros”, dijo el Presidente.

Se refiere a los políticos del grupo Atlacomulco –entre ellos un expresidente del PRI y un compadre de Enrique Peña Nieto– que compraron buena parte de los terrenos aledaños al nuevo aeropuerto y que pretendían quedarse también con los negocios comerciales e inmobiliarios que se habían contemplado en el proyecto inicial.

Un funcionario de alto rango del gabinete del Presidente López Obrador asegura que la razón de fondo por la que se canceló la construcción del aeropuerto de Texcoco fue porque le presentaron los registros de la propiedad de los terrenos adyacentes al proyecto. Todos estaban ligados a los amigos del expresidente Peña Nieto. “Cancelen el aeropuerto cueste lo cueste”, soltó AMLO molesto luego de ver los documentos.

El plan de los empresarios Serur y Holzer podría naufragar, no sólo porque el Presidente ya dio muchos pasos atrás en el proyecto —como liquidar una parte de los bonos y la Fibra E—, sino por la presión legal y mediática que están ejerciendo las organizaciones civiles y la Coparmex. El Presidente podría empeñarse en desoír las propuestas, aunque vengan de personas afines, para hacer valer su palabra. Veremos.
 
¿Empresa ‘consentida’?
La empresa de transporte Morgan Express ha sido una de las consentidas de las administraciones de Enrique Peña Nieto y Felipe Calderón, sexenios en los que acumuló contratos por 350 millones de pesos.

Entre los contratos destacan los obtenidos con la Comisión de Libros de Texto Gratuito (Conaliteg), que encabeza Antonio Meza Estrada, en la cual desde 2017 y hasta mayo de este año sumaron más de 63 millones 988 mil pesos, mientras que en Liconsa, la empresa se embolsó cerca de 17 millones entre 2017 y 2018.

La Comisión de Transparencia y Anticorrupción de la Cámara de Diputados, que preside Óscar Yáñez, tomó en sus manos la tarea de investigar a las ‘consentidas’ de administraciones pasadas. A ver si aplica con Morgan Express.

 
@MarioMal

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