El combate a la inseguridad en el país se hace administrando el problema. Si para ello es necesario plantear una amnistía, indulto e incluso leyes especiales para detener la ola de violencia, es algo que se llevará a cabo, pero en amplio consenso con la sociedad, dice Alfonso Durazo, nombrado secretario de Seguridad Pública en caso de que Andrés Manuel López Obrador llegue a la Presidencia.

“Ni perdón ni olvido, es buscar mediante un acuerdo de paz la rendición, el desarme, la garantía de no repetición y conservar la memoria”, señala y dice que la amnistía no debe ser interpretada de forma “irresponsable” por el presidente Enrique Peña Nieto, quien el lunes pasado rechazó perdón y olvido a los criminales.

La inseguridad, dice, no se resuelve con una varita mágica. Para ello, es necesario administrar el problema, acabar con la corrupción y, en su caso, tomar medidas.

La amnistía no es un proceso fácil, acepta, pero la posibilidad no se descarta en ciertos casos y, para ello, se buscará el consenso de la sociedad y que el Congreso debe aprobar.

Cuestionado sobre la decisión de Luis Donaldo Colosio Riojas por buscar una diputación federal a través de Movimiento Ciudadano, Alfonso Durazo le deseó éxito. No escondió su sentir de que le hubiese gustado que Colosio Riojas se sumara al proyecto de López Obrador.

¿Con qué Alfonso Durazo hablamos: el priísta, el foxista, el de Movimiento Ciudadano, el de Morena?

—El mismo de siempre. Desde que renuncié al PRI me propuse sumar mi esfuerzo político en una causa que se comprometiera con impulsar un cambio en el país. Un cambio fundamentalmente en el combate a la corrupción, en el compromiso social, en la democratización de la disputa por el poder y del ejercicio del poder público y también con uno que lleve al gobierno a una persona, un hombre o una mujer, que tome las decisiones pensando en los intereses de los mexicanos.

¿Es fácil cambiar de ideología?

—No cambias de ideología, sigo pensando exactamente lo mismo que pensaba en el PRI. No puedo omitir que a partir del asesinato de Luis Donaldo viene un replanteamiento político de mi parte, que consolida mi compromiso con esa no pertenencia a las redes de corrupción y de complicidad.

¿No ha encontrado su objetivo y ahora le apuesta a AMLO?

—El objetivo siempre lo he tenido claro, a lo mejor no he tenido la suerte de sumar mi objetivo con un líder que efectivamente instrumente desde el gobierno aquello que coincide con mi objetivo.

Como millones de mexicanos, en el año 2000 voté por Vicente Fox y estuve luego como secretario particular de él, pero para nadie es un secreto que terminé rompiendo, algunos dicen de manera dramática, con ese gobierno, en virtud de que lo que estábamos haciendo en esa administración no tenía absolutamente nada con lo que le habíamos ofrecido a los mexicanos en campaña y yo, en buen plan, estoy como millones de mexicanos hasta acá de las falsas promesas de luz e incumplimientos. El gobierno tiene que ser un instrumento al servicio de todos los mexicanos.

¿Qué le vendió a Andrés Manuel para que sea su encargado de seguridad, uno de los temas más complejos del país?

—No le vendí nada ni busqué nada ni esperaba nada, así de claro es mi compromiso.

Quisiera asumir que Andrés Manuel ha visto en mi congruencia, ha visto lealtad al proyecto, ha visto un desempeño honesto y comprometido, limpio, sin hechos oscuros en mi vida política ni administrativa y que tengo una formación académica amplia, que incluye un doctorado entre otras cosas y un par de maestrías todas vinculadas con el estudio de la gobernabilidad en México.

Supongo que también vio que soy una persona con una experiencia política y administrativa, es un poco penoso estarme vendiendo, no ante Andrés Manuel, sino ante el público, pero me siento obligado.

¿La preparación académica es suficiente para atender el tema de la seguridad?

—Son muchos factores, en primer lugar, creo que no estorba la formación académica porque permite conceptualizar teóricamente un problema, pero la formación teórica no da capacidad para operar una estructura administrativa. Cuando me dicen: ‘¿Qué vinculación tengo con la policía?’, ninguna. Lo que no significa que no entienda el problema de la inseguridad del país desde el punto de vista teórico.

Lo que tenemos que hacer es ver a todo el aparato de seguridad como un ente administrativo, como parte del gobierno al que hay que darle eficacia, transparencia, conducirlo con honestidad, hay que tener capacidad para planear y diseñar las políticas públicas que ayuden a mejorar la seguridad del país. Desde ahorita digo: ‘Si las políticas públicas, como en el caso de [Felipe] Calderón y [Enrique] Peña Nieto, están basadas exclusivamente en el uso de la fuerza, si nosotros repitiéramos esa estrategia, diría: ‘No necesito ser Nostradamus para informarles desde ahorita que en 2024 le estaríamos entregando a los mexicanos 120 mil asesinatos más y otros tantos de millones más de delitos del fuero común y federal’.

Necesitamos modificar la estrategia de seguridad basada en el uso de la fuerza para sustituirla por una visión amplia que incluya el uso de la fuerza, no faltaba más, no somos ingenuos, y se complemente con una serie de políticas públicas que vayan a la atención de las causas profundas que generan la inseguridad. Causas políticas, económicas, sociales y también culturales.

Cómo es posible que en el país tengamos 2 millones 600 mil jóvenes que no tienen oportunidad de estudio ni de trabajo, ahí está la reserva, el ejército de reserva del crimen organizado. Una buena parte cae en la tentación de la criminalidad no por vocación, sino que ven en el crimen organizado una opción de sobrevivencia económica. Tenemos que darles oportunidades en el país.

No es fácil y no es: ‘Enchílame otra’, pero es posible.

Tenemos que crear una red nacional para capacitar, con modelos homologados, a toda la policía del país. No puede ser que la Policía Federal tenga mayor nivel, la de la Ciudad de México también, pero te vas a un municipio en donde el policía no tiene la menor idea ni de manejo de armas, pero porta una; no tiene la menor idea de manejo de conflictos.

Somos el hazme reír del mundo en materia de transparencia y combate a la corrupción, ¿quieres resolver la seguridad? Resuelve la corrupción en los cuerpos de seguridad, para que respondan con eficacia y no vean en la charola una concesión para un negocio privado.

La mayor crítica a AMLO es ofrecer amnistía a delincuentes, ¿para qué?

—Evidentemente, todo tema que tiene una implicación constitucional, como el de la amnistía, es altamente sensible. Pero también les tengo una mala noticia: resolver el problema de la seguridad no va a ser fácil, nos va a implicar costos a los mexicanos: bien socialmente o bien desde el gobierno. No puedes llegar a resolver el problema de la inseguridad con una varita mágica.

La estrategia de seguridad está sintetizada en 10 puntos, que presentó hace tiempo. El problema es que el impacto mediático de una eventual amnistía lleva a todo mundo a suponer o interpretar que la estrategia de seguridad de López Obrador está basada únicamente en una eventual amnistía.

Corrijo: la amnistía forma parte de uno de los 10 puntos de la estrategia de seguridad que se llama reconciliación nacional, proceso de paz, lograr un acuerdo para pacificar y tranquilizar al país, ¿y eso incluye el análisis de una posible amnistía? Sí, sí, porque no vamos a desechar ninguna idea que pueda ayudar a mejorar la seguridad sin evaluarla.

La amnistía no es una decisión unilateral del Presidente. Es un proceso social que tiene que construir un consenso sobre los eventuales términos de la amnistía y a quiénes beneficiaría. La amnistía tiene que pasar por el Congreso, es una ley que tendría que aprobar la Cámara de Diputados y la Cámara de Senadores. Entonces, sí, la propuesta es del Ejecutivo, pero la responsabilidad de construir en consenso sobre sus términos, es de una representación social amplia.

¿El indulto resuelve? No, pero si está asociado a un planteamiento surgido de la sociedad, bienvenido, no surgido de una decisión unilateral del Presidente.

Está el recurso a leyes especiales, por ejemplo, en Colombia, una norma especial que le llamaron Ley de Paz y Justicia, promovió la inmovilización y el desarme de 100 mil integrantes armados de las autodefensas unidas de Colombia, ¿por qué no explorar esa posibilidad?, ¿bajo qué términos? Bajo los términos que surjan y generen consenso desde la sociedad e invariablemente con la aprobación y el visto bueno de las víctimas.

No es un proceso fácil, pero para quien irresponsablemente, el Presidente de la República, ha expresado e interpretado nuestra propuesta como: ‘Perdón y olvido’, les diré: ‘Ni perdón ni olvido, buscar mediante un acuerdo de paz la rendición; el desarme, porque hay millones de armas; la garantía de no repetición y conservar la memoria, porque no podemos olvidar lo que ha pasado en seguridad en el país y si lo olvidamos estaríamos en el riesgo de repetir la historia.

El Derecho Internacional no permite la amnistía en algunos casos...

—Por supuesto: en delitos de lesa humanidad, en crímenes graves, en violaciones, extorsiones y en secuestros. Nadie está proponiendo eso.

El único que lo ha puesto en esos términos es este lamentable porro del presidente del PRI, [Enrique Ochoa] no está planteado en esos términos.

Tiene que ser un proceso social encabezado, incluso, por representantes de la sociedad, con la participación, la aportación, el respaldo, el apoyo del gobierno y por supuesto incorporando la opinión de las víctimas.

¿Quiénes van a ser los beneficiarios? Que decida el consenso surgido del proceso social.

Nadie está planteando ni un criminal A, ni B ni C, eso es parte de la propaganda política de nuestros adversarios y hay que ubicarlo en ese cajón. Tienen derecho a cuestionarnos, tienen derecho a malinterpretar nuestra propuesta; sin embargo, eso hay que ubicarlo en el terreno del debate estrictamente electoral que no tiene que ver con el análisis de las entrañas de nuestra propuesta.

¿Un convenio de paz. Un: ‘Ya párenle’?

—No es un ‘ya párenle’, es un proceso y no es uno de un día para otro. Es un proyecto complicado y largo. En términos de planeación, en términos teóricos y en términos de evaluar todas las ideas que estén sobre la mesa, buscamos mejorar la seguridad en el país.

La amnistía, el indulto o el recurrir a leyes especiales representan una salida especial, una relevante, definitiva y con un impacto en el mejoramiento de la seguridad y en esa medida conlleva un gran beneficio social, lo exploraremos y lo haremos invariablemente con la sociedad, esto no es retórica.

Desde Morena tenemos una visión democrática para disfrutar el poder y para ejercer el poder público. Entonces no habrá unilateralidad, es un proceso.

Usted dice que las víctimas participarían en los procesos a adoptar, ¿han medido el riesgo de que las víctimas les den la espalda?

—No es que vayan a dar el visto bueno las víctimas, es que van a ser parte del proceso de construcción de los términos del proceso de paz.

No podemos impulsar ninguna medida de esta naturaleza sin el concurso, no el visto bueno, el concurso y la participación de las víctimas.

En este proceso social que se construiría, se edificarían los términos en los que plantearíamos amnistía, indulto o recursos a legislaciones especiales.

Eso les requerirá una gran labor de convencimiento.

—Enorme, pero también requiere de una gran generosidad, tal vez de una cuota de generosidad de las víctimas que entendiblemente sería imparable, que entendiblemente se opondrían, pero diversos analistas, entre los que hay víctimas destacadas, coinciden en que todos los procesos de violencia en el mundo han terminado invariablemente en un acuerdo.

¿Una Guardia Nacional es el camino? Es modificar leyes.

—Eso es parte de la facilidad que representa la operación de un proceso de esta naturaleza. La Guardia Nacional está ya en la Constitución, 10 artículos constitucionales. Lo que se tiene que hacer es reglamentar para que opere la Guardia Nacional.

La figura de la Guardia Nacional será aquella que genere consenso con el estamento militar, no vamos a llegar a darle de palos al avispero como lo hizo Felipe Calderón, tenemos que llegar a ejercer con responsabilidad el poder que los mexicanos le van a entregar a Andrés Manuel y que él va a delegar en algunos de sus colaboradores, por ejemplo, en mi persona como secretario de Seguridad Pública, tenemos que ser muy responsables. No vamos a usar la fuerza para reprimir; no obstante, sí para combatir la criminalidad.

¿En tres años, la paz?

—En tres años vamos a llevar a los mexicanos a sentir tranquilidad y paz, pero no podremos bajar la guardia porque tendrá que ser un esfuerzo permanente. Si hacemos todo lo que nos proponemos, en 2024 estaremos entregando un país en paz.

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