Los aventureros pueden seguir, literalmente, los pasos de Luke Skywalker y Rey por las agrestes zonas rocosas o las interminables escaleras de piedra de Skellig Michael, un paisaje que de verdad parece de otro planeta. Skellig Michael es un pedazo de tierra irlandesa, Patrimonio de la Humanidad por la Unesco (1996) y la mayor del dueto de las islas Skellig; la segunda es la Pequeña Skellig.

La isla que fue el último refugio de Luke Skywalker es la más alejada, a unos 12 kilómetros de la costa, en el condado de Kerry, una de las zonas más hermosas de la “isla esmeralda”.
Skellig Michael es la única que puede visitarse. Varias compañías operan entre mayo y octubre con embarcaciones que parten de varios pueblos pesqueros de los alrededores. El viaje no es largo, pero incluso en verano los vientos y corrientes pueden ser fuertes, lo que añade un plus de aventura al trayecto, con frecuencia agitado y con lluvia.

Una vez en tierra, la agreste naturaleza aparece con todo su vigor. Un paisaje muy escarpado, en el que el verde brillante de la hierba húmeda contrasta con los matices de gris de los muros de roca.

Las dos islas son un importante santuario de aves acuáticas, especialmente de los graciosos frailecillos, característicos por sus enormes y coloridos picos y sus patas palmeadas.
Skellig Michael  es abrupta, con miles de peldaños de escalera de roca en distintos caminos, por lo que las personas con fuerte vértigo o sin un mínimo de nivel físico deberían abstenerse. Los escalones de piedra pueden ser traicioneros porque casi siempre están húmedos y a veces hay desniveles muy pronunciados.

28destinos_skellig_michael_irlanda_luke_skywalker_star_wars_viajes_c.jpg (Foto: Istock)

Para los que pueden y se atreven, la recompensa es increíble: paisajes inolvidables acompañados del viento y el aroma marino, sumados a la visión de un antiguo monasterio, diferente a cualquier otro, una construcción casi mágica enteramente de piedra local tallada.

Hay varias  chozas de piedra con forma de panal de abeja (clochán  en gaélico), una técnica de construcción de los primitivos habitantes que se mantuvo hasta la Edad Media.

A este conjunto se suman dos oratorios, restos de una diminuta iglesia y un pequeño cementerio con cruces célticas y estelas ilegibles. Todo ello está situado en un conjunto de terrazas. En la parte sur, cerca del pico más alto, hay restos de oratorios en peor estado, corrales y terrazas construidas de forma  atrevida en los riscos.

28destinos_skellig_michael_irlanda_luke_skywalker_star_wars_viajes_7_c.jpg (Foto: Rafael Cañas)

La isla, de apenas 900 metros de largo y 450 de ancho, tiene su punto más alto a 218 metros, lo que da idea de su accidentada orografía.

El primer documento sobre el monasterio se remonta al siglo IX, y menciona un ataque de los vikingos, aunque el análisis de otros textos apunta a que ya habría sido construido para el año 700. El conjunto religioso se dedicó a San Miguel, de ahí el nombre de la isla.

En la parte sur hay dos faros: el antiguo, que requirió la presencia de fareros, y el actual, totalmente automatizado desde 1987.

Sus alrededores, igual de impactantes
Los monjes abandonaron la isla en el siglo XIII. La tradición cuenta que fue debido a las condiciones de vida extremadamente duras, aunque los historiadores consideran que fue por la reforma de la iglesia irlandesa.

Visitar las Skelligs no es difícil. Hay que volar a Dublín o al aeropuerto regional de Kerry (que recibe vuelos internacionales en verano) y luego alquilar un automóvil.

Una vez  en la zona, pasa unos días explorando el condado de Kerry, una región de montañas, bosques, pastos y costas escabrosas, de impresionantes acantilados y pequeñas playas.
Es una de las pocas zonas gaeltacht de Irlanda, es decir, en las que la población usa la lengua gaélica en su vida diaria.

En los pueblos y pequeñas ciudades puedes disfrutar de la mejor Irlanda: pubs con música tradicional, deliciosa comida con pescado y marisco o carne de sus pastos, antiguas abadías y castillos que hablan de su rica historia.

La mayoría de los barcos que visitan las Skelligsparten del pueblito pesquero de Portmagee, con casas coloridas que alegran el paisaje. En la bahía es común ver delfines saltando y focas tomando el sol en las rocas. Y en aguas algo más profundas, no es extraño avistar en verano tiburones peregrinos o ballenas.

La curiosidad de los porg
Cuando los monjes abandonaron Skellig Michael, el monasterio se trasladó a la cercana población de Ballinskelligs. Actualmente en ruinas, aún puedes visitar los restos de la abadía que siguen siendo usados como cementerio local, incluyendo la antigua nave de la iglesia. A su lado está el Castillo de Ballinskelligs, en realidad una pequeña torre fortificada.

castillodeballinskelligsirlandalukesywalkerkellig_michael_irlanda_luke_skywalker_star_wars_viajes_c.jpg (Foto: Dave Keeshan/ )

En la península de Dingle está la pequeña ciudad homónima, un lugar con abundancia de restaurantes y pubs. Hay una fábrica de cerveza cuya última creación rinde homenaje a Tom Crean, un héroe local miembro de la famosa expedición de Ernest Shackleton a la Antártida. Está abierta al público una destilería de whiskey, y en el puerto hay excursiones para ver a Fungie, un delfín que se ha vuelto famoso.

Skellig Michael apareció brevemente en la anterior entrega de la saga Star Wars, “The Force Awakens”, cuando Rey viaja hasta el templo donde se conserva la antigua sabiduría de los Jedi, para pedir ayuda al último de estos monjes-guerreros galácticos contra las fuerzas malignas de Primera Orden.
 
En “The Last Jedi”, la isla aparece durante un tiempo más largo, como el refugio de Luke Skywalker. Al conocer Skellig Michael, es  lógico que la mística de los antiguos monjes gaélicos haya inspirado a los artífices de los filmes para situar aquí  los orígenes de la religión Jedi.

Los porg, esas avecillas de la película, con rostro que recuerda al Pikachu de Pokemon, son consecuencia del rodaje. Borrar digitalmente las inevitables aves acuáticas que aparecían en los planos era largo y costoso, así que se consideró más factible crear unos personajes  que explicaran la abundancia de pájaros en la isla.

El rodaje fue breve, para   no afectar  el ecosistema. La mayor parte de las escenas con clocháns se rodaron  en el cabo de Ceann Sibéal (cerca de Ballyferriter, península de Dingle), donde se construyeron cabañas de piedra idénticas a las del monasterio de Skellig.

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