Llama la atención que cada vez haya más críticos de la crítica. Incluso plumas y voces estimables, se pronuncian por criticar a quienes ejercen el sacratísimo derecho de cuestionar las decisiones del actual gobierno federal; sobre todo los hechos y aún más los dichos del presidente López Obrador. Quien incluso ha señalado que “no tenemos por qué tener la piel tan delgada, tan sensible, hay que aceptar las críticas, los cuestionamientos”. Pero ocurre que el presidente no se refiere a sí mismo —lo que sería un sano ejercicio de autocrítica— sino a quienes él considera sus adversarios; medios de comunicación incluidos.

Así que, intrigado, me di a la navegación de diccionarios de la lengua, de ciencias sociales y artículos diversos de especialistas y estudiosos, a fin de rescatar algunos conceptos:

—Aunque de origen griego, nuestra palabra en cuestión proviene de la etimología latina criticus y se define como la facultad de elegir o discernir. Es por lo tanto la crítica un análisis racional de algún sujeto o cosa para evaluar sus aspectos positivos o negativos y en consecuencia derivar en una conclusión valorativa.

—También es una opinión razonada sobre algo con lo que podemos o no estar de acuerdo; en este sentido es un elemento sustancial para poder tener diálogo, discusión o argumentación fructífera.

—La crítica política en las sociedades modernas es fundamental. Ojo: la crítica frente a medidas tomadas por la autoridad solo debe responder a la calidad y la fuerza con la que nuevos pensamientos e ideas puedan proponerse.

—En ese mismo sentido, la naturaleza de la crítica política debe ser abierta, deliberativa y expuesta al error.

—Desde los tiempos del pensador británico John Locke en el siglo XVII, la crítica ha ocupado un lugar central para el desarrollo de las democracias.

—La autoridad puede suspender las posibilidades de la crítica al adjetivarla.

—Si la crítica no se ejerce responsablemente, con toda libertad y a plenitud, puede convertirse en una “sumisión leal”, lo cual la invalida.

—Los diálogos son sinónimo del movimiento de ideas.

 

—Los debates son sinónimo de libertad para los ciudadanos.

—El hecho de que se critique algo o a alguien no necesariamente quiere decir que se le ataque.

—La crítica constructiva tiende a mostrar los aspectos negativos con el fin de mejorarlos.

—La crítica es un contrapeso sustancial al ejercicio del poder y sobre todo al abuso del poder. Por ello, es la función natural de los ciudadanos a través de los medios de comunicación.

—La autoridad tiene todo el derecho a ejercer la crítica, aunque no parezca su función distintiva.

Desde luego no puedo soslayar esta otra acepción emparentada con la palabra crisis y que se refiere a la “crítica” para definir una situación particularmente difícil. Como la que yo empiezo a advertir entre los críticos y los críticos de los críticos.

Pero, por lo pronto, me quedo con la convicción de que un México sin crítica sería como una brújula sin rumbo, un reloj sin manecillas, una Biblia sin Jesús…vaya, una papa sin cátsup, como diría la filósofa contemporánea.

Periodista. 

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