Chale, quisiera que mis letras tuvieran una consecuencia mas allá del papel, quisiera que fueran el arma para defender a las mujeres violadas, desaparecidas o asesinadas por el simple hecho de ser mujer.

Mucho se ha hablado en últimos días sobre los daños materiales que ha dejado la marcha “contra la violencia de género” que se llevó a cabo el pasado viernes en la Ciudad de México, sin embargo, el esfuerzo por comprender los motivos que orillaron a miles de mujeres a exigir respeto hacia su integridad y vida de una forma “tan violenta” fueron poco comentados.

No está demás recordar la cantidad de violencia que se genera en el país en contra de las mujeres, pues hay víctimas día a día, desde el lamentablemente “típico” acoso callejero hasta feminicidios, y casos aún más graves (por quien comete el delito) como el registrado en la misma Ciudad de México en el que supuestamente se acusa a elementos activos de la policía de violar a una menor.

No es “nomás” por qué si el enojo generalizado de la sociedad y principalmente de las mujeres de ver el sufrimiento que ocasiona la violencia de género; hasta pareciera que ahora “lo normal” es saber todos los días de casos de violencia en el que las víctimas son mujeres y la impunidad es la regla general.

Y es que resulta un fenómeno bastante raro el cómo -junto con la lucha por la igualdad sustantiva y equidad de género-ha aumentado considerablemente los índices de violencia, pues si bien podríamos justificarlo con una de las realidades: se denuncia en mayor medida; también tenemos que comprender otra realidad: la violencia se ha vuelto tan cotidiana que forma parte de nuestra vida, la aceptamos inconscientemente y la promovemos con la falta de consecuencias.

La neta solo puedo aconsejarle a todas esa guerreras que están en pie de lucha que no cedan, griten, exijan, marchen (de ser necesario todos los días), que no se dejen sabotear por infiltrados, que tengan bien claro que su enemigo no somos los hombres, sino la violencia que se genera en las creencias equivocadas de una sociedad que al parecer no tiene rumbo.

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