La guerra en Ucrania ha hecho que suba el precio del petróleo a su nivel más alto desde 2008. Esto evidentemente aumenta el precio de las gasolinas. En Estados Unidos, en donde no existe el IEPS, los precios de las gasolinas suben y bajan de acuerdo con el precio del barril del petróleo y lo hacen de forma muy rápida.

Ayer escuchaba el testimonio de un estadounidense que narraba cómo de ida al gimnasio en la mañana el precio del galón estaba en $4.065 dólares y para cuando salió de hacer ejercicio el galón ya había subido a $4.173.

A pesar de esta alza en los precios, que evidentemente no le gusta pagar a ningún consumidor, el presidente Biden anunció ayer la prohibición de importaciones de petróleo y gas natural proveniente de Rusia.

Aun cuando Europa quisiera unirse a esta prohibición anunciada por Biden, la dependencia que tiene el viejo continente a los energéticos se los impide. Una dependencia que ayuda a mantener y financiar al loco-carnicero de Vladimir Putin en el poder.

¿Cómo es que Estados Unidos sí puede aguantar vivir sin los energéticos de Rusia y Europa no? Muy fácil. EU, bajo la presidencia de Nixon vio cómo los países árabes le recortaron el suministro de petróleo por el apoyo a Israel en la guerra de Yom Kipur. Desde ese año, 1973, se propuso lograr independencia energética. Y, aunque ningún país es cien por ciento autosuficiente en energéticos, Estados Unidos sí ha pasado de ser un país importador neto de éstos, a ser el segundo productor más importante del mundo.

Una envidia para alguien como Andrés Manuel López Obrador quien, un día sí y el otro también habla de que quiere lograr la soberanía energética de México. Pero, y este es un gran pero, Estados Unidos lo ha logrado de una forma radicalmente distinta a la que está intentando el presidente de México.

Mientras Andrés Manuel López Obrador le apuesta todas sus canicas a que una sola empresa paraestatal, Pemex, sea la que extraiga el petróleo necesario para nuestra demanda y se refine lo suficiente para no tener que importar gasolinas, en EU la apuesta para lograr esa soberanía ha sido de dos pinzas: por un lado a que muchas empresas y empresarios inviertan, extraigan, refinen y vendan petróleo y sus derivados y por el otro a reducir la dependencia a las energías fósiles y a migrar a limpias y renovables.

El ‘Proyecto Independencia’ lo anunció Richard Nixon en 1973. En ese momento EU importaba 2.1 millones de barriles al día. La idea era lograr autosuficiencia para 1980, algo que no fue posible por, entre otras razones, la Revolución Iraní. Aún así, Estados Unidos comenzó desde entonces a pensar en energías alternativas: solar, eólica y eléctrica, para reducir su dependencia a los vaivenes internacionales y para lidiar con el movimiento ecológico que despertó el derrame del Exxon Valdez en Alaska en 1989.

Entre la década de los 90, que vieron el nacimiento de los ‘Super Majors’ del petróleo y 2014, EU llegó a su punto más bajo de importaciones de petróleo: 260 mil barriles al día. Y la producción de petróleo pasó de menos de 1 millón de barriles al día en 2010 a más de 4 millones de barriles para 2015, excediendo así la producción individual de cada miembro de la OPEP, salvo Arabia Saudita.

¿Cómo lo logró? Redujo la demanda al generar incentivos para migrar a energías limpias y renovables y permitió la exploración, explotación y fracking por parte de privados. Por eso es que hoy Estados Unidos tiene la autosuficiencia energética que le permite cortar la importación de petróleo y gas ruso.

Eso sí es autosuficiencia energética. Lo otro, lo que promete AMLO, es puro bla, bla, bla que por lo pronto nos cuesta a los mexicanos un dineral para financiar a Pemex, que pierde y pierde y pierde dinero. 

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@AnaPOrdorica

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