Andrés Manuel López Obrador ve mucho hacia adentro, pero desde afuera su gobierno y sus políticas son revisadas con lupa, no sólo desde organismos internacionales como el Fondo Monetario Internacional (FMI) o el Banco Interamericano del Desarrollo (BID), sino por las temidas calificadoras de riesgo, pasando por los bancos globales y los grandes fondos de inversión. México sigue funcionando con un modelo económico neoliberal e intentar desterrarlo tardará tiempo y generará costos.

Mientras eso sucede (o no), hoy el Presidente rendirá un informe sobre los primeros 100 días de su gobierno. Hablará sobre el estado que guarda la economía nacional –uno no muy bueno, a decir los recortes a la proyección de crecimiento para 2019– y de la principal preocupación para las finanzas públicas: Pemex.

Precedido del balance de los primeros 100 días y del nuevo anuncio de rescate financiero a Pemex –del cual hoy el Presidente dará un esbozo–, la reunión plenaria de consejeros de CitiBanamex que se llevó a cabo el jueves y viernes de la semana pasada se puso interesante no sólo por los personajes que fueron, sino por lo que dijeron respecto de la administración de Andrés Manuel López Obrador. Por el hotel de Polanco desfilaron, además de los clientes e inversionistas más importantes del grupo financiero que encabeza Ernesto Torres Cantú, funcionarios como el secretario de Hacienda, Carlos Urzúa, el subgobernador del Banco de México, Jonathan Heath, y el jefe de la Oficina de la Presidencia, Alfonso Romo.

A los actuales funcionarios los acompañaron dos viejos conocidos del sistema hacendario mexicano que ahora son bien conocidos en el ámbito internacional: Santiago Levy, quien apenas hace unos meses dejó su cargo como vicepresidente del BID; y Alejandro Werner, director del Departamento del Hemisferio Occidental del FMI. El primero fue subsecretario de Egresos de Hacienda en el sexenio de Ernesto Zedillo y fue el candidato número uno de AMLO para ocupar la Secretaría de Hacienda, pero rechazó el ofrecimiento; Werner, por su parte, fue subsecretario de Hacienda en el gobierno de Felipe Calderón.

Levy, de quien no se descarta que puede formar parte del gobierno de la Cuarta Transformación, fue crítico con el gobierno de la 4T. Si bien por un lado alabó medidas como el sistema universal en materia de salud, también criticó otras como el aumento al salario mínimo. “No soy de los que piensa que aumentar el salario mínimo es una ruta sostenible y muy hábil de mediano plazo”, expuso en la reunión privada.

En cuanto al tema fiscal, dijo que de todos los países de Latinoamérica, México es el país que tiene la menor carga de impuestos sobre el consumo relativo al PIB. “En México gravamos demasiado el trabajo salarial tanto por la vía del ISR como de las contribuciones a la seguridad social —y por la vía de los impuestos implícitos asociados a la actividad laboral o los costos de contratación—. La carga sobre el trabajo asalariado es brutal y gravamos demasiado poco al consumo. En mi opinión, en una reforma fiscal lo primero que debes hacer es invertir esta situación”, lanzó Levy ante la mirada atónita de Carlos Urzúa, pues es improbable que el nuevo gobierno quiera fijar impuestos a alimentos y medicinas.

También criticó la falta de claridad con respecto al compromiso de fortalecer las instituciones, lo cual mejoraría la eficiencia en la asignación de recursos y la predictibilidad independientemente del gobierno en curso.

El otro orador principal fue Alejandro Werner, un economista mexicano que coincide con la descripción peyorativa que suele hacer AMLO de los tecnócratas neoliberales que “han llevado a la ruina a México”: estudió en el ITAM, es doctor por el MIT y despacha desde las oficinas centrales del FMI en Washington. Werner; sin embargo, no fue crítico como Levy, viejo amigo del Presidente, lo cual sorprendió a los presentes en la reunión.

“La administración actual fue electa por una mayoría que no habíamos visto en los últimos 30 años. Pusieron en la agenda objetivos que son muy importantes para la sociedad. Creo que son muy válidos, y creo que nosotros mismos cuando trabajamos para el gobierno no los pusimos en el nivel que tendrían que haber estado en la formulación de políticas públicas”, dijo como para abrir boca.

Desde afuera, apuntó Werner, todo se va con más tranquilidad y de manera un poco menos pasional. “En ese sentido, hay muchas medidas que hay que resaltar y otras que generan preocupación”. Entre las que generan entusiasmo están la estabilidad macroeconómica, el respeto a la autonomía del Banxico y el compromiso con la sostenibilidad fiscal.

“En otras ocasiones hemos empezado con un entusiasmo tremendo, alimentado por los mercados financieros, y hemos terminado mal. Podemos revisar las portadas como la de The Economist, del milagro mexicano, que nos llevan a una reflexión más balanceada de le elección a la fecha”, expresó.

Asimismo, dijo que difiere de la premisa de que López Obrador es proteccionista, pues ha tenido muy claro que la economía mexicana es manufacturera, que la exportación a Estados Unidos es uno de los principales motores de la economía y eso lo quieren preservar.

Así que Levy, amigo y asesor de AMLO, siendo crítico con sus políticas de gobierno, mientras que el estereotipo de tecnócrata neoliberal del que tanto reniega el Presidente, alabó y defendió muchos de sus postulados.

¿El mundo al revés?

 

 

 

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