A pesar de haber sido “El rey del cine negro” mexicano, el también conocido como progenitor del cine de gángsteres y promotor de los primeros filmes del género de rumberas, sus películas están casi olvidadas.

De no ser formalmente por el libro del crítico e investigador, Eduardo de la Vega Alfaro, poco se sabría del primer “gánster gallego chicaguense”, y menos del universo surrealista del nacido en España que pasó por Cuba y se quedó en México.

Hace años hubo un intento por poner en orden toda su filmografía, en un volumen especial que coordinó Lucio Ortigosa en el condominio de productores para Conaculta, que acabó dándole reversa.

Por eso no hay ni siquiera un DVD oficial, pero sí, en cambio, muchos DVD piratas, sacados de la televisión.

Orol fue también boxeador, beisbolista, mecánico, piloto de carreras, periodista, bailarín, torero, policía, además de rompecorazones profesional.

Las mujeres, vamos: los mujerones que tuvo (Consuelo Moreno, María Antonieta Pons, Rosa Carmina, Mary Esquivel…) las hizo estrellas en muchos de sus filmes de surrealismo involuntario y las consolidó en su productora España Sono Films.

Los alias con los que actuó en varias cintas son legendarios como Álvaro Rambal, y Johnny Carmenta.

Fue también compositor bajo el seudónimo de Jeovha.

Su última musa que lo cuidó hasta sus días finales, fue Dinorah Judith.

Sus películas ardieron en el infausto incendio de la Cineteca Nacional de Tlalpan y Churubusco. Ahí lloró en 1982, como se ve en la película-homenaje de Sebastián del Amo: El fantástico mundo de Juan Orol (2011), interpretado por Roberto Sosa.

El 26 de mayo de 1988 murió solo y arruinado, después de haber sido el rey de la taquilla. Muchas de sus historias llevadas al cine lo mitificaron y lo siguen mitificando.

Títulos como Madre querida (1935), Los misterios del hampa (1945), Pasiones tormentosas (1946), El reino de los gangsters, Gangsters contra charros (1947), El charro del arrabal (1948), Cabaret Shangai (1950), La Trilogía Percal: el Infierno de los pobres, Perdición de mujeres y hombres sin alma (1951), El sindicato del crimen (1954), Bajo la influencia del miedo (1955) y El Fantástico mundo de los hippies (1968), ente otras, hoy refrendan su camino al culto.

En su momento Percal, le dio chance de actuar al mismísimo José G. Cruz (inventor de las historietas de El Santo).

Ametralladora o pistola en mano, Orol fue y es más que legendario por muchos de los mejores momentos de surrealismo involuntario en su cine Serie B. Su concepción del hipismo, sus guiños al cine de malvados de risa y sus reinas del trópico lo hacen mítico e insuperable.

¿No creen que ya es justo un DVD o Blu-ray?

pepenavar60@gmail.com

Google News