“Los fanáticos crean un ensueño y lo convierten en el paraíso de su secta”
John Keats.


Era martes 10 de marzo del 2015, el Senado votaba, en medio de una gran polémica, a Eduardo Medina Mora, cercanísimo del entonces presidente Peña Nieto, como ministro de la Suprema Corte de Justicia. Ganaba el PRI. Ganaba Peña.

El cálculo para definir a la mayoría calificada que convirtió a Medina Mora en ministro se hizo sobre 118 senadores presentes, el bloque de izquierda pudo haber impedido su nombramiento pero no asistieron Armando Ríos Piter, Luz María Beristáin, Rabindranath Salazar ni Mario Delgado.

El hoy presidente de Morena, entonces Senador, tuvo un compromiso más importante en su agenda: pasar lista en los cursos que la secta NXIVM, coordinada por Keith Raniere, hoy sentenciado por delitos de esclavitud sexual, impartía en Estados Unidos.

Al igual que la candidata de Morena a gobernar Nuevo León, Clara Luz Flores, quien llegó incluso a entrevistarse cara a cara con Raniere, derecho reservado para los más fieles, Mario Delgado parece un hombre propenso a creer y caer en sectas. Hoy, de hecho, se asemeja mucho al líder de una.

Educado por la élite, lejos del pueblo bueno y sabio, con carrera en el ITAM y maestría en la Universidad Essex en Inglaterra, Delgado prometía cambiar al partido más poderoso de México, Morena, por un partido político institucional; apostaba a reglas claras, transparencia, estado de derecho y altura de miras.

Durante su campaña por obtener la presidencia, Delgado dejó un rastro de muchas traiciones, quizá una de las más estridentes, incluso a nivel personal, fue la sufrida por Porfirio Muñoz Ledo quien no ha parado de calificar, hasta con insultos, al hoy presidente y su gestión.

Evidentemente, también traicionó los principios de su campaña y de los ideales que buscaba para su partido, Morena está inmersa en una guerra de tribus sin cuartel: Delgado es recibido a huevazos en la plaza que pisa, nadie cree en sus encuestas que son todo menos transparentes o apegadas a derecho y que, más bien, se parecen a los dedazos clásicos del prian que tanto critica.

Formado en el grupo político del canciller Marcelo Ebrard, hoy muchos de sus otrora cercanos lo miran con vergüenza al levantar la mano de Félix Salgado Macedonio al tiempo que despotrica, cargado de mentiras, contra instituciones que él mismo construyó y fortaleció. 

Mario, quizá, pague un alto precio por la subasta de sus ideales, hoy está muy lejos de construir unidad para su partido y sus acciones están generando un partido tan oclocrático, tan dividido y tan desmadroso que al mismo PRD lo harían palidecer.

Mario decidió apostar a la post verdad, a la mentira, a las fake news, a la manipulación.

Mario decidió seguir el camino de las sectas. Eso nunca puede terminar bien.

DE COLOFÓN

Aunque los temas de Salgado y Morón serán una prueba de fuego para el Tribunal, todo apunta que los magistrados sí estarán a la altura de nuestra democracia y evitarán la sobrerrepresentación en la Cámara de Diputados.

Veremos si Mario Delgado termina haciendo un campamento afuera del Tribunal.

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