Los niños con cáncer tienen que pasar por sentimientos de estrés, angustia, miedo y ansiedad antes durante la aplicación de la quimioterapia, para apoyarlos en su proceso de tratamiento Rodrigo Medina Castillo, egresado de la Licenciatura en Diseño Industrial de la Unidad Xochimilco de la Universidad Autónoma Metropolitana (UAM), creó un brazalete interactivo.

Como sobreviviente de cáncer infantil el ex alumno se dio a la tarea de desarrollar un producto relacionado con el tema, desde dos grandes áreas de intervención; la parte médica y científica, y la psicológica y emocional.
 
En su opinión aunque el área de medicina ha avanzado mucho, no se ha puesto suficiente atención al impacto emocional en los pacientes. “Hay un malestar físico, pero también, desde la psicooncología, se ha estudiado que la existencia de un impacto emocional durante la terapia puede tener ciertas consecuencias que acompañan al paciente por el resto de su vida”.

Por ello es que Medina se centró en crear un dispositivo que cambiara la percepción del tratamiento para reducir la resistencia de manera que los estudios tengan menor tasa de repetición y se fortalezca la capacidad resiliente de la persona.

El prototipo se apoya de herramientas psicológicas que implican la participación activa de  los niños mediante la distracción cognitiva, la imaginación, la modificación del recuerdo, el entretenimiento conductual y la realidad virtual.

El brazalete se coloca en el antebrazo y tiene en su parte interna un panel de iluminación de leds que encienden de manera estática, secuencial o aleatoria en la misma dirección en la que corre el medicamento, lo cual genera la ilusión en el niño de recargarse de un poder representado por un color: energía (azul), alegría (amarillo), fortaleza (verde) y valentía (rojo).

El joven diseñador enfatizó que para que el proyecto tuviera sentido debía documentarse y hacer una investigación más profunda para que no se basara en su experiencia personal, sino en la realidad que viven muchos de los enfermos con cáncer que tienen entre cuatro y 10 años de edad.

Durante el análisis se identificaron los sentimientos negativos más comunes que tienen los pequeños al momento de pasar por estos tratamientos que son miedo, tristeza, enojo y cansancio. Posteriormente se buscó transformarlos en conceptos positivos que contribuyeran a cambiar la percepción.

El brazalete cuenta con carcasas intercambiables de plástico de alto impacto que se fijan de manera magnética y con diseños de personajes infantiles –superhéroes, princesas y personajes animados– con la intención de que el pequeño pueda sentir que es uno de esos seres fantásticos durante las sesiones.

La batería es recargable y se alimenta a través de un puerto micro USB, lo que da un beneficio económico y ambiental, y permite un tiempo de uso continuo de cuatro a cinco horas, ya que en promedio una sesión de quimioterapia ambulatoria tiene una duración de una a tres horas.

"Los niños viven una realidad que es el cáncer y eso no se puede modificar, y tampoco se trata de engañarlos, pero sí podemos cambiar su percepción para que puedan pasar por el procedimiento médico de una mejor manera”.

El prototipo del brazalete podría quedar listo en un mes pues solo falta afinar algunos detalles relacionados con los materiales y la reducción de costos para que se lleve a producción y sea probado en alguna institución médica.

“Mi idea es iniciar en el Hospital Infantil de México y gestionar la autorización correspondiente. Para mí sería maravilloso dar el banderazo de salida del proyecto ahí porque fue el lugar donde me atendieron”, dijo Rodrigo Medina.

 

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