Nada peor para un país que una combinación de mala administración y mala suerte. Esa mezcla catastrófica está por llevar a México a la peor crisis económica del último siglo; y una muy difícil de superar si las erráticas decisiones de política pública se mantienen lo que resta del sexenio del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Ayer le hablé en este espacio del “ángel caído” que resultó ser Pemex para las calificadoras de valores. Ese es el adjetivo que suele dársele a una empresa o gobierno que pierde el grado de inversión; es decir que ya no es susceptible de tener inversionistas institucionales como los fondos de pensiones, porque el riesgo de impago es alto. Los títulos de deuda de Pemex hoy se cotizan como bonos “chatarra”, solo atractivos para los especuladores e inversionistas “buitre” que están dispuestos a litigar sus pagos en las cortes internacionales.

En menos de 24 horas, Pemex pasó de ser solo un “ángel caído” a descender al inframundo petrolero, luego de que el barril de crudo que extrae y vende al exterior cerró el lunes a un precio de -2.37 dólares por barril. La cotización negativa de la mezcla mexicana es histórica. Nunca había estado por debajo de cero.

¿Cómo llegamos hasta aquí, con precios negativos y con un Pemex sin grado de inversión? Por una combinación de mala suerte y mala administración. Por un lado, la guerra de precios entre Rusia y Arabia Saudita tiró las cotizaciones internacionales del petróleo con especial fuerza a partir de marzo.

Luego de estirar la liga casi cinco semanas vino un acuerdo entre los países productores y exportadores de petróleo (OPEP+) para recortar la oferta mundial en 10 millones de barriles de crudo. Fue ahí donde México hizo un “oso” que aunque en el gobierno federal quisieron vender como un éxito, lo único que se logró fue la enemistad de Arabia Saudita que ya comenzó a inundar algunos mercados asiáticos a los que México les vende petróleo. No solo eso: Rocío Nahle protagonizó una de las negociaciones más embarazosas que se recuerden de un país que ni siquiera es miembro activo de la OPEP, sino un invitado.

El asunto es que México se comprometió a reducir su producción en 100 mil barriles diarios en lugar de los 400 mil que le pidió la OPEP, argumentando que a Pemex y al país le había costado mucho (miles de millones de pesos) estabilizar su plataforma. El problema es que en ese entonces la mezcla mexicana ya cotizaba debajo de 17 dólares, lejos de los 24 dólares a los que ajustó Hacienda sus ingresos tras la entrada de la emergencia sanitaria, y apenas arriba de su costo neto de producción de 14 dólares. Es decir que la “gran jugada” de la secretaria de Energía fue en realidad contraproducente, porque a México lo que le urge ahora es reducir su producción para no perder toneladas de dinero.

No obstante que con un precio de 17 dólares ya era muy cuestionable la producción, ayer la mezcla mexicana de crudo se hundió por debajo de cero, luego de que los contratos pactados a mayo del WTI de Estados Unidos se desplomaron hasta -37 dólares. Este desequilibrio histórico del mercado petrolero, generado en buena medida por la paralización de la economía mundial y el freno de la demanda petrolera, sacudió también a México y tumbó junto con el precio de la mezcla mexicana las aspiraciones del gobierno de llevar la producción hasta 3.4 millones de barriles diarios; y quizá nunca lleguen siquiera a 2 millones. También se hizo añicos el sueño del Presidente y de Rocío Nahle de construir una refinería en Dos Bocas, que de por sí ya le costó el grado de inversión a Pemex.

Lo único que le queda al gobierno mexicano es resignarse a que el entorno económico y petrolero cambió para siempre. El nuevo panorama exige una reestructura de las prioridades de gasto e inversión de los gobiernos; una estrategia contracíclica que ayude a los países y a sus habitantes (consumidores y empresas) a recuperarse lo más pronto posible. En ese camino habrá países cuyos líderes se quedarán anclados al pasado y a sus ideologías, por lo que alargarán la crisis en sus economías.

La gran pregunta es, ¿de qué lado quiere estar el presidente López Obrador? ¿De los ganadores o de los perdedores? ¿Del lado de los estadistas o de los populistas? ¿Del lado de los países que sortearon la crisis y su economía se recuperó rápidamente, o de las naciones que, teniendo los recursos, dejaron hundir al barco y a sus tripulantes?

Posdata 1

En lugar de reaccionar al desastre petrolero de los mercados internacionales, ayer la secretaria de Energía utilizó su cuenta de Twitter para quejarse de exfuncionarios de administraciones pasadas, para ensalzar a la 4T y, lo peor, para volver a publicar un video editado de la reunión de la OPEP en el que dice que le aplauden a ella, pero no es así.

Posdata 2

El alboroto causado el fin de semana, luego de que el conductor estelar de TV Azteca, Javier Alatorre, llamara a no hacerle caso al subsecretario Hugo López-Gatell, no se trató de un montaje del presidente López Obrador y su amigo y dueño de la televisora, Ricardo Salinas Pliego, sino de un berrinche del propietario de Elektra y Banco Azteca porque la Secretaría de Salud –y más puntualmente el subsecretario López-Gatell– le bloqueó los permisos de 2.5 millones de pruebas rápidas que compró en China por no considerarlas confiables en la medición del Covid-19. Veremos si la presión del magnate surtió efecto y se las aprueban.

Irregularidades en Ciateq

En el Centro de Tecnología Avanzada (Ciateq), que lleva Luis Gerardo Trapaga Martínez, y que depende del Conacyt, de María Elena Álvarez-Bullya, se desarrolla la Invitación a Cuando Menos Tres Personas IA-03890Y999-E20-2020 para adquirir el servicio de limpieza; no obstante, diversos participantes señalan que el coordinador de licitaciones, Gerardo Muñoz Mares, no incluyó periodo alguno para llevar a cabo la Junta de Aclaraciones correspondiente, pero eso sí, el fallo saldrá este mismo viernes. No es la única irregularidad, ya que fueron rebasados los requisitos asentados en el Contrato Marco elaborado por la Secretaría de Hacienda, de Arturo Herrera, situación que en otras ocasiones ha desembocado en la cancelación de procesos de compra; a este factor se suma que entre los documentos requeridos existen algunos que las dependencias no expiden actualmente debido al cierre de oficinas gubernamentales para evitar la propagación del Covid-19. ¿Por qué la prisa en el proceso?

@MarioMal

mario.maldonado.padilla@gmail.com

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