El gobierno federal ha cancelado el presupuesto para el programa de Estancias Infantiles para apoyar a las madres trabajadoras. Esto ha generado una enorme molestia entre las miles de afectadas, incluso varias de ellas han interpuesto amparos. El programa cancelado tenía asignado, en el presupuesto de este año, dos mil 41 millones de pesos.

Si tan sólo Netflix, el proveedor de películas que dice tener siete millones de usuarios en el país, pagara impuestos por los ingresos que obtiene en México, como hace cualquier empresa, estarían ingresando a las arcas de la Tesorería más de 2 mil 727 millones de pesos (IVA, ISR y IEPS). Esto es, se podría sufragar la totalidad de los gastos del programa de Estancias Infantiles y crecer 33 por ciento más el número de niños atendidos.

Y si Spotify, el proveedor de música en línea, pagara impuestos, los recursos captados podrían aumentar en otro 36 por ciento el número de niños atendidos por las Estancias Infantiles, pues pagaría 922 millones de pesos en México.

Pero la realidad es que empresas como Netflix, Spotify, Apple, Amazon-Video o Facebook, por mencionar sólo algunas, todas ellas proveedoras de servicios digitales, no pagan impuestos en México.

Lo anterior genera una distorsión importante contra las empresas nacionales que brindan servicios similares y sí pagan impuestos. Pero también, en épocas de estrechez financiera en México, en lugar de pensar cobrar más impuestos, muchísimas necesidades se cubrirían con que estas empresas pagaran los impuestos que les tocan por los ingresos que generan en México.

Esto salió a la luz pública porque la semana pasada, la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), de las Naciones Unidas, presentó el documento titulado Panorama Fiscal de América Latina y el Caribe 2019, en el cual da cuenta de que los ingresos de Netflix y Spotify en nuestro país ascienden a un total de 775 millones de dólares por año, pero que no pagan impuestos. Asimismo, estima que los ingresos que recibiría el Estado mexicano por el simple cobro del IVA a cuatro empresas (Netflix, Spotify, Apple y Uber) ascenderían a más de 177 millones de dólares por año.

En América Latina son ya varios los países que están cobrando impuestos a estos servicios digitales: Colombia, Argentina, Uruguay y Costa Rica. Estos países ajustaron sus marcos legales para asegurar que las gigantes tecnológicas extranjeras contribuyan al erario, en la misma proporción que las empresas locales.

Gracias a ello, un país como Colombia, tiene una recaudación anual de 53 millones de dólares, tan sólo por el pago de impuestos por parte de cuatro empresas transnacionales (Netflix, Spotify, Apple y Uber). Lo anterior muestra que la tributación de servicios digitales puede resultar de gran utilidad para generar ingresos que permitan impulsar proyectos estratégicos en las naciones que ajustan sus ordenamientos jurídicos. Países como Chile, Brasil y Perú están en proceso de iniciar cobro de impuestos.

Pero en México, la SHCP y el SAT parecen no darse cuenta de hacia dónde va el resto de América Latina, luego de que en Europa se abrió una discusión similar en la que, además de pagar impuestos como el IVA, se propuso una contribución especial de 3 por ciento.

Para poner en contexto la importancia de este tema, basta señalar que el monto que México recaudaría anualmente por el simple cobro del IVA a sólo cuatro de las empresas tecnológicas transnacionales, representaría 1.3 veces el presupuesto asignado, conjuntamente, a la SCT para el programa Internet para Todos y a la Secretaría de Bienestar para el de las Estancias Infantiles. Y a eso, habría que agregar lo que se recaude por el cobro de ISR IEPS.

Así que, mientras nos quejamos de recortes presupuestarios y vemos internamente en México a quién le “recortamos”, en el resto del mundo, prácticas audaces y con sólido fundamento legal están generando recursos millonarios a las autoridades. Pero en México, durante los últimos años, la SHCP, el SAT y hasta el IFT han preferido mirar para otro lado creando una enorme permisividad para la evasión de impuestos en beneficio de las empresas más ricas del mundo (Netflix vale 160 mil millones de dólares y Spotify 26 mil millones) y esto a costa de las empresas nacionales, y sobre todo, de la población mexicana. Veremos si en la 4T el cobro de impuestos se normaliza.

Cambiando de tema: Lastimoso espectáculo que para defender sus ratings —y los ingresos ligados a ellos— ha hecho Grupo Radio Centro. Desde luego, el que haya tres estándares de medición de audiencias en radio da pie al debate, pero haberle dicho ayer al aire, como lo hizo Francisco Aguirre a Carmen Aristegui, que luego de contratarle, “por ti perdimos muchos millones de pesos”, se me hace de mal gusto hacia la periodista, pues al igual que MVS, deciden usarla como moneda de cambio para buscar millones en recursos públicos.

Para complementar mediáticamente su caso, y quedar bien con la 4T, el dueño de Radio Centro se llama censurado por el expresidente Peña, pero habría que recordarle que en los años 2015 y 2016, él buscó recibir el premio Antena-CIRT de manos del propio Peña. Ahí están las fotos que muestran que muy “censurado” no se veía.

Es cierto que la publicidad oficial tuvo un decremento para todos los medios el último trimestre del año pasado, pero eso se debió a que con la llegada de un nuevo gobierno (y de oposición), por prudencia, decidieron guardar la chequera. Eso está reportado en los grupos de radiodifusión que cotizan en Bolsa. Cualquier otro argumento es una victimización barata que revela falta de profesionalismo y el abuso que algunos hacen de los periodistas que tienen contratados. Eso debería ser inaceptable para Carmen Aristegui y todos los demás colegas comunicadores.

Twitter: @JTejado

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