No hubo grandes sorpresas en los octavos de final de la Champions League: Real Madrid, Manchester City, Juventus y Liverpool ya están en cuartos de final. Los otros cuatro equipos se clasificarán la próxima semana, aunque los candidatos son Manchester United, Barcelona, Bayern Munich y el Shakhtar Donetsk (gracias al técnico portugués del que está hablando toda Europa: Paulo Fonseca).

No hubo sorpresas, pero sí consecuencias. Unai Emery no seguirá con el PSG para la siguiente campaña y ya suenan los candidatos para suplirlo. Pero la historia va más allá: el brasileño Neymar tendrá mucha injerencia en las siguientes contrataciones y hasta en la elección del nuevo entrenador.

Sin duda que más allá de la heroica clasificación de la Juve o del dominio de las emociones del City, el partido que capturó el interés del planeta ocurrió el martes en París. Después de gastarse más de 400 millones de dólares en el verano (y mil 300 millones en transferencias desde que compraron el equipo en 2011) todos esperábamos que el PSG de los dueños qatarís finalmente diera un golpe en la semana y demostrara de lo que están hechos. Después de una insólita eliminación a manos del Barcelona la temporada pasada, esta vez se creía que tenían una mejor oportunidad, en especial porque los merengues no venían jugando convincentemente, y la defensa regalaba goles a doquier.

Pero la historia aquí también pesó, en especial ante un equipo que ha basado toda su existencia en la Champions League (o en la Copa de Campeones como era llamada antes). La capitulación de todos los jugadores del Paris St-Germain en la segunda parte (con la excepción de su arquero y de Thiago Silva), fue demostrativo de que con los millones que te pueden dar las reservas de gas (la mayor exportación de Qatar) no alcanza para armar un equipo de futbol ganador y que sepa jugar en conjunto.

Nasser Al-Khelaïfi (el presidente del equipo), tiene decidido seguir por el mismo camino de los últimos seis años: gastar y comprar los mejores jugadores y, de paso, buscar a un técnico de renombre. Según la prensa en España, Al-Khelaïfi le entregará las llaves del reino a Neymar y que él tenga injerencia en las contrataciones. Los brasileños del equipo quieren a Ancelotti o a Luis Enrique, aunque la dirigencia del club ya se ha reunido con el hermano de Antonio Conte.

Es un secreto a voces que el coach italiano del Chelsea se va a ir al final de la temporada (aunque no es locura pensar que Roman Abramovich lo deje ir antes). Esta novela en París va a estar apasionante en los próximos meses.

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