Como pocas veces en la vida pública de este país, un personaje sintetiza la mentira, el cinismo y la más abyecta cortesanía, como en las horas recientes Ana Gabriela Guevara, titular de la Comisión Nacional de Cultura Física y Deporte, Conade.

El peluche y la medalla de hojalata que entregó al presidente fueron un acto absurdamente patético por donde se le vea. Pero más allá de la anécdota, cuestiona severamente los conceptos de ética y estética que privan en el actual gobierno. Siempre se ha dicho que lo bueno es generalmente bello, y que lo bello es por naturaleza bueno. Pero ahora ni lo uno ni lo otro. Ella ganó en estulticia; él perdió la oportunidad de rechazar las manzanas envenenadas que lo han llenado de burlas e insultos en los medios y las redes sociales.

A ver: durante meses la excorredora se quejó de que el presupuesto para la Conade de 1,600 millones de pesos anuales —la tercera parte de los horrendos gobiernos anteriores— no le alcanzaría ni para pagar la luz, menos aún para becas y apoyos. Pero eso sí, en corto, según versión del presidente del Comité Olímpico Mexicano, Carlos Padilla, defendió con uñas y dientes la austeridad del gobierno para el que trabaja, con la cantaleta oficial del combate a la corrupción. Y fue inflexible: ni un peso más al deporte. Pero eso sí, durante su todavía breve mandato se multiplicaron las denuncias de dispendios, viajes y asignaciones generosas a sus atletas consentidos que ahora suman cuatro denuncias en la Secretaría de la Función Pública.

Hace dos meses, publiqué aquí una columna titulada “Gobierno de números y no de humanos” y dije que “el caso de nuestros deportistas es patético, porque andan boteando y pidiendo prestado para sobrevivir mientras que el Centro Deportivo Olímpico Mexicano —a solo 40 días de los Juegos Panamericanos— está a punto de cerrar, porque no han pagado meses de luz, agua, limpieza y no tienen ni para darle de comer a nuestros atletas”.

Pero ahora resulta que con todo el descaro de que es capaz, la señora Guevara nos balbucea a todos nosotros y al Presidente que “en estos ocho meses de trabajo —lo que va del actual gobierno— ha sido una labor titánica mover al elefante reumático a pesar de las grillas y el huachicoleo en las federaciones de cada deporte”.

Como es costumbre en el morenismo, Ana Gabriela no da nombres ni ha presentado denuncia alguna. Como tampoco ha presentado todavía “en ocho meses de labor titánica”, un proyecto de propuesta para el deporte mexicano. Y que así sin ruta crítica alguna, caminaremos dando tumbos de aquí a Tokio 2020. Lo único cierto es la insistencia del actual gobierno por hacer las cosas al revés; si no hubo apoyo previo, habrá premios a toro pasado para quienes nos dieron la inmensa alegría de un tercer lugar en Lima 2019 y 136 medallas, 37 de oro, que ahora valdrán algunos miles de pesos mensuales. Como si el dinero fuera sinónimo de apoyo integral e inteligente. Por cierto, ¿no había otra fuente de financiamiento para estas becas que el dinero proveniente de la venta de la casa de Zhenli Ye Gon, ligado al crimen organizado?

Queda también la interrogante sobre la calidad de los funcionarios en el gobierno de la 4T. La esperanza que generó el que una atleta tan destacada como Ana Gabriela Guevara fuera nombrada al frente de la Conade, convertida en una gran desilusión.

Periodista. 

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