El axioma número 12 de la imagen pública dice: “la imagen de la titularidad permea en la institución” y hoy más que nunca el axioma se cumple en la figura del presidente Enrique Peña Nieto, el culpable mayoritario de la debacle del Partido Revolucionario Institucional (PRI) rumbo a las elecciones del 1º de julio.

La encuesta difundida este miércoles por un diario nacional no solo es reveladora por las cifras de la contienda presidencial, sino por las preguntas secundarias, a las que muy pocos prestan atención.

Según la encuesta el 77% de los mexicanos desaprueba la forma como Enrique Peña Nieto está haciendo su trabajo.

El 64% de los encuestados cree que la situación económica personal y de su familia empeoró en el último año.

Y el 82% cree que en el último año la seguridad pública en el país empeoró.

Las cifras son devastadoras. Nunca como ahora la imagen del presidente había estado tan por los suelos. Pero el presidente no sufre solo, si el titular del Ejecutivo tiene una imagen negativa, su pésima evaluación se la transfiere al gobierno federal en general y al partido que lo llevó al poder, el PRI. Así funciona la imagen pública de las instituciones y nada podemos hacer para cambiarlo.

“El fenómeno sucederá por la simple y sencilla razón de que todos los seres humanos tenemos un mecanismo interconstruido que nos permite mimetizarnos ante el líder del grupo para demostrar nuestro sentido de pertenencia”, según lo afirma Víctor Gordoa en su obra, “El poder de la Imagen Pública”.

El periodista León Krauze describió perfectamente la situación en un tuit que publicó este miércoles: “ningún candidato del partido oficial habría tenido oportunidad con estos números: nunca, en ningún país del planeta. @EPN se volvió tóxico para el PRI y el gran catalizador del éxito de @lopezobrador. Que el PRI no lo haya entendido a cabalidad habla de su histórica soberbia”.

La realidad es dura, Peña Nieto es el responsable mayoritario de que el PRI esté a punto de perder la elección presidencial, de que su candidato solo tenga el 19% de las intenciones de voto a nivel nacional.

Para la población en general, para los hombres y mujeres que todos los días salen a trabajar, Peña Nieto es un fracaso, la economía está peor que hace un año y la inseguridad se salió de control.

¿Usted cree que con este hartazgo el pueblo quiere votar por el PRI? Ciertamente que no, independientemente de si Andrés Manuel es la opción indicada. Eso no importa, lo que quieren es al PRI fuera de los Pinos.

Los priistas se desgarran las vestiduras y dicen que los “candidatos impresentables” en los estados son los responsables de que su candidato Meade vaya mal, no se equivoquen. Peña Nieto se volvió tóxico para ustedes, pero su soberbia no se los permite ver, así lo cree Krauze y así lo creo yo.

La pregunta es: ¿Por qué Andrés Manuel y no Anaya? ¿Por qué AMLO logró beneficiarse del hartazgo de los mexicanos?

La respuesta la podemos encontrar en Joseph Goebbels, el ministro de propaganda de Hitler, en algunos de sus principios básicos.

Andrés Manuel va adelante en las encuestas, porque sabe usar la propaganda clásica a su favor.

Aquí algunos ejemplos.

Uno de los principios de Goebbels dice que hay que simplificar al enemigo en una única idea, en un único símbolo. Y AMLO lo hizo en la frase que todos conocemos: la mafia del poder”.

La mafia del poder, aunque no le haga sentido a Anaya, a millones de mexicanos sí, a esos millones que cada vez compran menos despensa en el súper por culpa, según ellos, de Peña Nieto.

Otro de los principios se llama: vulgarización, que no es otra cosa que crear propaganda popular, adaptarla al nivel del menos inteligente de los individuos. ¿Usted cree que Ricky Riquín Canallín” fue una ocurrencia de AMLO? No, era una frase hecha, que Andrés Manuel ya llevaba lista, solo esperaba el momento perfecto para decirla.

Y hoy todos recordamos el segundo debate por esa frase. ¿O usted se acuerda de algún otro argumento de los candidatos?

Y finalmente, el principio de orquestación, aquel según el cual la propaganda debe limitarse a un número pequeño de ideas y repetirlas incansablemente. ¿Usted cree que Andrés Manuel no tiene ideas y por eso siempre dice lo mismo? No, decir siempre lo mismo es una estrategia y le ha funcionado muy bien.

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