En Estados Unidos se han intensificado las redadas electrónicas, lo que representa un foco rojo para la comunidad mexicana, dijo la cónsul de México en Chicago, Reyna Torres Mendivil.

En entrevista, la diplomática explicó que estas redadas, si bien no son nuevas, implican, para el consulado a su cargo, estar más alerta y en constante comunicación con autoridades locales, con el fin de detectar a mexicanos que se ven afectados por tal situación.

Las redadas electrónicas las aplica la autoridad federal estadounidense a partir de información que toma de empresas que se dedican a reclutar gente para enviarlas a distintos centros de trabajo. La autoridad va a las empresas que reclutan, toman las bases de datos y con ello identifican en dónde han sido distribuidos los empleados y posibles migrantes irregulares.

Torres Mendivil, quien llegó hace seis meses a Chicago, consideró que situaciones como nuevas modalidades de redadas hacen que la comunidad mexicana se sienta insegura e incluso no quiera salir de casa.

¿Cómo ha trabajado en el actual contexto de Estados Unidos?

—Hay varios temas aquí, y yo creo que el más importante es tener sensibilidad hacia lo que sucede a nivel local y cuáles son las necesidades más apremiantes de nuestra comunidad. Por supuesto, dependiendo de cada circunscripción cambia el contexto; sabemos que hay estados en los que el tema es mucho más complejo, porque hay disposiciones locales y las propias autoridades estatales o de ciudades hacen que todavía enfrenten más problemas nuestros connacionales cuando hay leyes antiinmigrantes a nivel local.

El estado de Illinois es un estado santuario; la ciudad de Chicago es una ciudad santuario, que además se enorgullece mucho de eso, y así se facilitan mucho las cosas; eso nos da una red de aliados que es importantísima y estamos todos en alerta permanente, tratando de detectar casos en los que, si hubiese un conato de redadas, un caso difícil de alguna familia o connacional que estuviera en peligro, tenemos la red de apoyo con los consulados en general, con el triángulo norte de Centroamérica.

En Chicago hay una ley que impide a las autoridades locales colaborar con las autoridades migratorias, pero a veces esa ley o el cumplimiento de ley no permean hasta el policía de pie o el policía en algún condado que a lo mejor no se ha dado cuenta de que está obligado a cumplir con esto.

Tenemos, entonces, alianzas con organizaciones locales y el procurador del estado para estar monitoreando. Tenemos también redadas, tuvimos una en un restaurante hace poco, o estas redadas electrónicas, en las que la autoridad migratoria toma información de empresas que contratan empleados y los mandan a centros de trabajo y lo que hace ahora la autoridad migratoria es que va y se queda con las computadoras, con las bases de datos para ver en dónde están distribuidos los empleados, que pueden ser desde empacadoras hasta restaurantes. Es algo que tenían ya desde hace tiempo, pero ahora, como la autoridad migratoria opera en un contexto en el que hay una voluntad política estatal y de la ciudad de favorecer a los inmigrantes, tienen que allegarse de otras formas.

¿Cómo hacer frente a ese tema de redadas electrónicas?

—Ya existía, en un formato que se llama E-verify, pero ahora van a estos centros en donde reclutan empleados y los envían a distintos centros de trabajo, entonces el impacto es más grande.

En este caso, la autoridad migratoria está facultada para hacerlo. Lo que debemos verificar en estos procesos, por eso trabajamos de la mano del procurador, es que —aunque no nos corresponde intervenir, porque somos gobierno extranjero— haya notificación consular y que tengamos acceso a nuestros connacionales y veamos que los procesos se den conforme a la ley estadounidense, además de que no haya discriminación o violación a derechos humanos por ser indocumentados o nacionales mexicanos.

¿Ha incrementado el número de mexicanos en centros de detención y deportados?

—No hemos detectado un incremento significativo. Hubo amenazas de redadas hace algunos meses. El canciller Ebrard estuvo muy presente y tuvimos varias llamadas de coordinación previendo lo que podía suceder, pero terminaron solamente en elemento de miedo y disuasión, que es lo que también está buscando la autoridad estadounidense. Esto es importante, porque nos afecta en otros ámbitos este clima en el que vemos cada vez más crímenes de odio.

Asimismo, incide en el ánimo de nuestra comunidad esta situación de constante temor, de incertidumbre, porque no sabemos qué va a pasar con los muchachos que tienen acción diferida, los DACA, los soñadores, que están ahorita en la Suprema Corte, y estamos esperando a ver qué pasa; el tema de las redadas en todas sus modalidades y las amenazas.

Hay varios focos ahí, y esto por supuesto que va a afectando en el ánimo de nuestra comunidad. Parece que es una cosa sencilla, pero no: esta sensación de no poder salir, de sentir temor, afecta mucho a las familias y a los niños.

¿Cómo le ha ido con los recortes presupuestarios?

—Siempre es un reto... A mí me da cierta tranquilidad que ha sido muy cuidadoso el canciller y la gente de la unidad de asuntos financieros, y por supuesto el subsecretario, para que no haya ninguna excusa para no atender un caso de protección, porque esa es la prioridad. Cuando ha habido necesidad en términos de las redadas, familias separadas, ahí el tema es atender siempre lo que se pueda. Nosotros buscamos alianzas locales y conseguir ayuda por otras fuentes; no obstante, el canciller ha sido muy claro: en estos temas no vamos a escatimar. Nos hemos visto en necesidad de reorganizarnos para seguir siendo eficientes en otros rubros. Por ejemplo, las becas que damos a nuestros jóvenes, ahí estamos viendo cómo le hacemos para atraer a nivel local, para no dejar desamparados a quienes han recibido el beneficio de las becas. Tenemos aliados en el Legislativo y es algo que tendrá que ser considerado en próximos presupuestos.

Este año hay elecciones en Estados Unidos, ¿qué estrategia se va a manejar?

—Por supuesto que el discurso de odio nos afecta: en Chicago hemos tenido por lo menos tres casos de situaciones xenofóbicas en los seis meses que llevo aquí. Un joven fue golpeado en un autobús por ser mexicano; un motociclista que iba con la bandera de México fue agredido por un automovilista... En fin. Esto nos tiene en permanente situación de alerta, pero tenemos alianza con la Liga Antidifamación, que ha capacitado no solamente al personal del consulado, sino también a los líderes de nuestra comunidad, con el objetivo de que podamos detectar los crímenes de odio, sepamos cómo y ante quién denunciar y cómo dar seguimiento.

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