“Al poder le ocurre como el nogal, no deja crecer nada bajo su sombra”

Antonio Gala.

Será una reforma que pasará como mantequilla en la Cámara de los Diputados y luego, como la Guardia Nacional, se atorará en el Senado si existe una oposición cohesionada, exenta de prebendas y arreglos en lo oscurito.

O, tal vez, pasará, enrevesada, a cambio de algo: ¿migajas presupuestales o presidenciales?, ¿chispitas de poder?, ¿la sensación de importancia, de existir?... Ya veremos.

Hablo de la revocación de mandato, otra figura democrática, como el plebiscito, que termina distorsionada por la Cuarta en su afán populista y totalitario, tan peligrosa como para pretender eternizarse en el poder y aplastar a su incipiente oposición política.

La revocación, parte de la idea de una circunstancia imprevista que permita “al pueblo” cambiar a sus líderes antes de la celebración de elecciones ordinarias, pensemos, por ejemplo, en un acto de corrupción o en una acusación de un grave crimen que impida al Estado una mínima gobernabilidad.

En los pocos lugares del mundo donde aplica, la revocación de mandato por votación popular no es una elección ordinaria, a eso, más bien, se le llama reelección, entenderlo es fácil: Trump se reelige o, de facto, se revoca su mandato por los próximos 8 años (revocar correspondería, más bien, al Congreso mediante un impeachment).

Además, conlleva una serie importante de requisitos, como un porcentaje mínimo de firmas de la población, pruebas judiciales contra el indiciado o elementos de peso evidente que le impidan seguir manteniendo su liderazgo en el gobierno. No es una ocurrencia ni un capricho.

La revocación que López quiere imponer en su Cuarta parece, más bien, un argumento pueril para ser incluido en la boleta del 2021 y generar así un arrastre en las elecciones locales que lo llevaría a conservar la mayoría absoluta de la Cámara de Diputados además de echarse a la bolsa prácticamente todas las gubernaturas en juego.

López Obrador tendría, forzosamente, que hacer una especie de campaña previa a la elección bajo el pretexto de informar a la población sobre sus acciones para que el pueblo, siempre bueno y siempre sabio, tomase la mejor decisión.

¿Se imaginan que a Fox, Calderón o Peña se les hubiese ocurrido algo similar?, ¿les habrían llamado dictadores?, ¿antidemocráticos?, ¿les habrían acusado de intentar reelegirse?... Pero, en la 4T nada pasará, por qué Andrés se mide con varas diferentes y ya, guste o no.

Como sea, valdría la pena que antes de que la ocurrencia quede plasmada en la Constitución, echaran un ojo a los antecedentes de revocación de mandato en Yucatán y Chihuahua que fueron declarados anticonstitucionales por la SCJN.

Aunque… ¡siempre podemos mandar al carajo también a la Corte!

De Colofón.— Renuncia uno de los últimos funcionarios en Pemex que gozaba del reconocimiento de Wall Street, C. Caraveo deja su cargo, justamente, en el momento en que más se requiere confianza para inversionistas y calificadoras.

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