En la casa de Isidra, de 27 años, diario se tiene que “estirar” el dinero para que alcance. Con 5 mil 200 pesos al mes se alimentan sus cinco integrantes, también se paga luz, agua, gas, escuela y la medicina de la hija más pequeña, quien sufre convulsiones.

En 2009 esta familia llegó a vivir al asentamiento irregular de Ciudad Gótica, en Aguascalientes.

Su casa tiene dos cuartos. Isidra y su esposo comparten la habitación con sus tres hijos. El otro cuarto se ocupa como cocina. Del baño, armado con triplay, cuelga una cobija en lugar de puerta y un hule en lugar de techo. El patio de tierra también es el corral del becerro que es de su padre, dos gallos y una gallina con sus tres pollitas.

Chila, como le llaman en la comuna, alberga la esperanza de que pronto las tres pollitas se conviertan en gallinas ponedoras, porque ni “soñar” en comprar huevo. “Está muy caro, a 40 pesos el kilo”. Antes, la gallina ponía un huevo cada día y con eso “le daban sabor a los frijoles”, detalla.

De los 2 mil 600 pesos con los que cuenta cada quincena, 400 pesos se van en dos latas de leche para sus hijas de dos y tres años; 220 pesos, en los pañales de la más pequeña, y otros 400 en el medicamento que evita que tenga convulsiones. Esto último es su mayor preocupación. Aunque su pequeña tiene Seguro Popular, este no cubre el tratamiento.

Con los mil 580 pesos que les quedan compra lo que se pueda para comer. “A veces tengo que pedir prestado, porque en ocasiones por más que le haga la lucha no alcanza ni para el jabón”, dice. En esta casa de domingo a viernes se come sopa y frijoles. El sábado es el día especial ,“compro 20 pesos de carne en trocitos y un queso y lo preparo con salsa”.

Aunque la comunidad Ciudad Gótica ha sido incluida en los programas federales de desarrollo social y cuenta con electricidad, agua potable, y algunas calles pavimentadas, las familias de la zona simplemente sobreviven.

A Isidra le han dicho que por su condición marginal puede ser beneficiaria de los programas de techo y piso, pero hasta ahora ninguna ayuda llega.

Para no esperar la ayuda gubernamental, Isidra comenzó a vender productos de la marca Avon, además de que su hermana le pagará 200 pesos semanales por cuidar y alimentar a sus dos hijos. Esto ya suma la cantidad que su esposo gana, quien trabaja cinco días a la semana durante 12 horas, por un sueldo de 260 pesos diarios.

Ahora que vienen las elecciones para presidente de México, Chila sólo desea que los candidatos tomen en cuenta a la gente en pobreza extrema. “Que nos apoyen un poquito, sobre todo para tener baños y techos, pero que vengan ellos, porque sólo prometen, pero no regresan nunca”, dice Isidra.

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