El presidente recibió una economía estable y ha mantenido la disciplina fiscal. Prometió que crecería al 4% desde el primer año. Los pronósticos para este 2019 ya van abajo del 1%. El último trimestre fue de números rojos y la inversión está parada.

Hizo lo que para sus estándares es un fraude electoral a modo de consulta para cancelar el aeropuerto de Texcoco. A un año, su alternativa, Santa Lucía, no tiene aún autorización ambiental ni estudios aeronáuticos que la avalen. Del Tren Maya no hay un riel y la refinería de Dos Bocas es hasta ahora un terreno deshierbado.

Recibió Pemex en crisis. La crisis en Pemex está peor. Sus calificaciones crediticias han bajado, su proyecto de rescate no convence y es tal la desconfianza, que lo que sería un habitual refinanciamiento de su deuda lo tiene que cabildear el presidente con los grandes bancos y presumirlo como un magnífico logro económico.

Mayo fue el peor mes del empleo desde que el planeta entero estaba en crisis económica. Cayó 88%.

Lanzó una campaña de combate al huachicol que trajo desabasto de combustibles en ocho estados. Las cifras oficiales de ventas de Pemex muestran que el huachicol no ha bajado.

Ofreció “abrazos, no balazos” y sacar al Ejército de las calles. A un año, su plan principal fue crear una Guardia Nacional, aprobada por unanimidad y conformada sobre todo por militares. Su primera gran misión es detener migrantes, no delincuentes.

Recibió un país brutalmente violento. Está peor. El primer cuatrimestre de 2019 ha sido el más violento de la última década. La cifra de ejecuciones en el primer trimestre es récord histórico.

El programa “Jóvenes construyendo el futuro” tiene ya a cientos de miles de afiliados que por lo menos no coquetean con la maña.

Aprobó una ley que busca saldar una vieja deuda nacional: dignifica a las trabajadoras del hogar.

Despojó al poder político de excesos y lujos de un día para otro. En el camino de la austeridad y el fin de la corrupción, recortó fondos a estancias infantiles, a refugios para mujeres golpeadas, a la cultura, el deporte y la ciencia. Frenó la compra de medicinas y hospitales sufren aún de desabasto.

El primer proceso relacionado con corrupción en esta administración fue contra el exdirector de Pemex, Emilio Lozoya.

Siguió respaldando el T-MEC, lo ratificó en el Congreso y cumplió su compromiso con Estados Unidos de hacer una reforma laboral que favorece la democracia sindical.

No toca a Donald Trump y tras su amenaza de aranceles, cambió por completo su política migratoria: de “puertas abiertas” a fronteras cerradas. Más de 20 mil militares detienen el flujo de migrantes en norte y sur. Hoy Trump hace campaña de reelección con México de la mano.

Frente a la crisis de Venezuela, México se puso más del lado de Maduro que de sus opositores.

Derogó la reforma educativa, pero no totalmente. Después de los bloqueos ferroviarios de la CNTE, negoció con ellos que redactaran la nueva ley educativa. También con el SNTE y con La Maestra Elba Esther Gordillo, quien salió libre un mes después de la elección presidencial.

No se metió en las elecciones de este año. Ganó las dos gubernaturas en juego.

Difama y calumnia a todo aquel que discrepe de su punto de vista. La conferencia mañanera es su hoguera para ajustar cuentas, su método para girar instrucciones, su vía para fijar agenda, su plataforma de campaña y el pulso más diáfano de su estado de ánimo.

Tiene más popularidad que cuando ganó la Presidencia. Trabaja mucho y la gente le tiene confianza.

Todo esto, en apenas un año.

Google News