Aquí mismo dije que era un imbécil; me dijeron que exageraba. Aquí mismo dije que nos había declarado la guerra; me dijeron que exageraba.

Lo cierto es que tan solo en los 15 días recientes el Presidente de los Estados Unidos ha seguido hablando pestes de México. Como lo hizo desde candidato cuando el peñanietismo lo recibió cual si fuera Jefe de Estado. Como lo siguió haciendo ya presidente todos los días y ahora en abril: vamos a cerrar la maldita frontera; estamos 100 por ciento listos para hacerlo; México no hace nada por evitar el paso de migrantes y de drogas; le daremos el plazo de un año y si las drogas y los migrantes no se detienen, impondremos aranceles a México y sus productos…un enorme 25 por ciento para los autos; están pasando muchas cosas buenas con México, porque entiende que vamos a cerrar la frontera o a imponer aranceles; pero es posible que todo cambie hoy o mañana.

Por lo pronto, a la que cambió fue a su Secretaria de Seguridad Nacional Kirstjen Nielsen, lo que representa una nueva y creciente amenaza para nuestro país. Y es que ella encarnó algunas de las más severas acciones en la relación histórica entre ambos países: los enfermizos esfuerzos para la construcción de un muro gigantesco; disuadir a los migrantes con gases lacrimógenos; la separación de las familias sin papeles y aumentar los efectivos militares en la frontera. Pero, sobre todo, someter al gobierno mexicano para recibir deportados a miles de centroamericanos que intentaban resolver su situación migratoria en territorio estadounidense. A pesar de todo lo cual, Nielsen fue regañada públicamente por el habitante de la Casa Blanca en varias ocasiones, reclamándole no ser “lo suficientemente agresiva para detener la ola migratoria”.

A ver: si la señora Nielsen no puede ser calificada de blanca paloma, espérense a conocer a un verdadero halcón. Se trata de su sustituto Kevin McAleenan quien ha combatido a Saddam Hussein, a Osama Bin Laden, a los talibanes y ahora lo hará con los migrantes.

Al momento de escribir estas líneas llegan tres mensajes contradictorios trumpistas twiterianos: evaluamos una sanción económica a México por los 500 mil millones de dólares en drogas ilegales que llegan a Estados Unidos a través de su frontera; el loco y deshonesto Washington Post se equivocó al decir que el plazo es de un año; por primera vez en décadas, México está conteniendo significativamente a los migrantes pero, si eso no funciona, cerraré la frontera.

A propósito, tuvo que ser un juez estadounidense quien le recordara a Donald Trump que no somos su patio trasero. Y es que su orden fulminante que obliga a los extranjeros solicitantes de asilo esperar en México hasta que sus casos pasen por una corte de inmigración, fue bloqueada antier por el juez Richard Seeborg de una corte federal en California. Su decisión, respaldada por organizaciones de derechos humanos, representa un nuevo golpe a los intentos trumpistas de imponer una política de tolerancia cero en la frontera con nuestro país.

En tanto, aquí el presidente Andrés Manuel López Obrador ha reiterado que la posición de su gobierno es “tener una política de amistad, de buena vecindad con Estados Unidos…Actuar con mucha prudencia, no engancharnos en una confrontación, en un pleito…Trump tiene una visión que respeto y que considero legítima”.

 

Periodista. 

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