Mil 50 artistas jóvenes, no mayores de 35 años, buscaron en la última década participar en el Programa Bancomer- Museo de Arte Carrillo Gil, y 50 de ellos fueron seleccionados. Este viernes abre en ese museo la exposición Modos de ver, correspondiente a la quinta edición del programa, con obras de nueve artistas.

El Programa representa una plataforma de apoyo e impulso al arte de jóvenes de todo el país; los 50 que han participado son originarios de 30 estados. Entre los que han recibido este apoyo figuran Marcela Armas, Gilberto Esparza, José Antonio Vega Macotela, Edgardo Aragón y Omar Barquet, que son creadores reconocidos por su obra y trayectoria.

En cada edición, los artistas tienen oportunidad de recibir un apoyo para desarrollar su obra durante 18 meses, realizar seminarios, acceder a bibliotecas especializadas, contar con el apoyo de un coordinador curatorial y tutores que les asesoran, asistir a seminarios y residencias, tener tecnología para realizar sus obras, producirlas y exhibirlas en una colectiva que cada dos años presenta el Carrillo Gil y que itinera en varias ciudades.

Para la quinta edición se presentaron 299 solicitudes y fueron seleccionados nueve artistas: Julieta Aguinaco, Lorena Ancona, Cecilia Barreto, Yolanda Ceballos, Amauta García, Bayrol Jiménez, Antonio Monroy, Victoria Estrada y Pablo Tut.

La coordinadora curatorial fue Tatiana Cuevas, y los jóvenes tuvieron como tutores al artista Carlos Amorales y a la traductora y ensayista Irmgard Emmelhainz.

Asistieron a un seminario en Mérida; algunos realizaron residencias en Rusia, Corea del Sur, Colombia y Grecia, y accedieron a archivos nacionales e internacionales.

Cuevas explicó que no se trató de una curaduría que fijara temas sino para acompañar los proyectos que de origen tenía cada artista. Sobre el título de la muestra, refirió que se toma de una serie de televisión de John Berger, y que la reflexión abundó en buscar nuevas miradas a las circunstancias que vivimos y al arte, y de reflexionar sobre nuestros entornos.

En las obras que se presentan figuran videos, instalaciones, esculturas, dibujo, pintura, cerámica.

Los artistas, algunos con una obra que incluye distintos formatos, hacen referencia a temas que tienen que ver con la vivienda —en tres casos es así—, sueños de vida y cambio social que acaban frustrados, el entorno natural, el patrimonio cultural, la tecnología. En algunos casos, las obras llegan a ser una suerte de concreción de la transformación de un entorno cotidiano, natural, social; en otros, el arte es punto de partida y conduce al artista a una exploración de técnicas y luego a significados. Ellos reflexionan acerca de cómo acercarse a su entorno, cómo dejar algo de su obra en ese grupo o comunidad.

Propuestas. Yolanda Ceballos hace cuatro años trabaja en torno de casas abandonadas enMonterrey. Ha documentado la situación de 140 casas, y formulado su Teoría de la transición, que abarca tres fases: Destrucción, Habitación y Reconstrucción. Video, dibujo y escultura representan cada una de esas fases. Su obra refiere el cambio urbano en Monterrey, muy marcado por la inseguridad.

En el tema de la vivienda también trabaja Amauta García; presenta tres piezas que tienen que ver con cómo construir el futuro: “Sueño de una casa inició con mi deseo de una vivienda y la imposibilidad de lograrlo a corto plazo, algo que comparto con muchos de mi generación”. Creó un video y tres esculturas; cada una representa el porcentaje de una vivienda que podría adquirir a través de un crédito hipotecario que pagaría en 20 años al doble de lo que le prestaron. ¿Para qué le alcanzaba? la representación está en las tres fracciones de distintas zonas de la Ciudad de México.

Pablo Tut, que expone dos instalaciones, toma en una pieza el tema del espacio económico, útil, seriado, de las casas de Infonavit, para hablar de la idea de progreso. Se refiere con sus obras al arte como plataforma más que como vertedor de contenido.

Victoria Estrada también habla de sueños que no llegan a ser, del fracaso de un proyecto de su padre que iba a construir una máquina para producir plástico. Con esto va más allá: a hablar del fracaso de la modernidad. Ella también incluye varios soportes: video, instalación y dibujos.

Antonio Monroy exhibe un video como parte de una investigación de más de ocho años sobre cómo los grandes pulmones verdes en el Estado de México y la capital se han transformado. En el video están un granicero, y dos comunidades, de oriente y occidente; busca recuperar sus cosmogonías y hablar de sus luchas contra la transformación del territorio.

Lorena Ancona creó una instalación sobre el proceso de producción de cerámica y textiles, en una “etnografía de materiales” que mira al pasado desde el presente y que también se pregunta por cómo mirar el entorno de la naturaleza.

Bayrol Jiménez creó pinturas y dibujos; con estos últimos tiene una serie que partió de manchas callejeras, espacios que no tenían sentido, que luego nutrió con referentes literarios y artísticos, como de Sergei Eisenstein, lo que lo llevó al tema de los desmembrados, un drama actual en el país; y al arte y sus significados.

Cecilia Barreto reproduce en pintura el espacio de almacenamiento de datos y se pregunta cómo condensar la vorágine de datos que nos controlan y determinan el accionar.

En la presentación estuvieron Vania Rojas, directora del MACG; Sofía Ize, directora de la Fundación BBVA Bancomer, y Gabriela Velázquez, directora de Fomento Cultural de la Fundación. La exposición estará hasta el 29 de abril y la convocatoria para la sexta edición abre en mayo.

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