Pensar en una institución universitaria que no busque perdurar, que no quiera tener más impacto, es tanto como sentarse a ver pasar aviones, imaginar volar en ellos, y jamás atreverse a surcar el cielo al mando de la aeronave. La historia de la UNAQ ha estado plagada de retos y paradigmas generados; sin embargo, no se puede volar tratando de mantener un plan de vuelo en medio de grandes turbulencias y condiciones adversas —incluso no se debe—, es por tal motivo que nuestra institución en  2010 sentó las bases de su crecimiento en un Plan de Desarrollo Institucional (PDI) cuya visión posiciona a la institución como una referencia nacional e internacional debido, entre otras cosas a los impactos educativos, económicos y sociales que haya producido hacia el final de la década.

Para hacer realidad la visión, la universidad emprendió una serie de estrategias que detonaron la creación de nuevos programas educativos, la implementación de un sistema integral de gestión y la búsqueda de relaciones nacionales e internacionales, entre otras cosas, que permitieran a la institución generar capacidades académicas y de gestión que la posicionarán hacia una consolidación institucional. Sin embargo, como normalmente sucede en la vida real, los planes deben adaptarse durante la ejecución debido a imponderables diversos y hoy la institución debe sumar nuevos retos al plan de vuelo.

Uno de estos retos es la viabilidad financiera de la universidad. Es importe reconocer el apoyo financiero que la UNAQ ha tenido siempre por parte de todos los niveles de gobierno, sin embargo, soy un firme creyente de que las propias instituciones deben generar la capacidad para financiar una buena parte de su desarrollo y no permanecer a expensas de los subsidios.

Hoy gracias a la venta de servicios tecnológicos, de educación continua y de consultoría, en conjunto con las cuotas estudiantiles, la universidad genera el equivalente a una tercera parte de lo que recibe en subsidios.

El plan para el final de la década es que se genere la mitad de lo que la institución gaste, por lo que la estrategia de consolidar una unidad de negocios para venta de servicios será parte de las acciones que se reforzarán y ampliarán de manera consistente.

Contar con los recursos para consolidar el área académica es vital para proyectar a la institución hacia su reconocimiento académico internacional, esto conlleva una permanente inversión en el desarrollo de las capacidades docentes, en infraestructura educativa y sobre todo en la estandarización de procesos académico administrativos que promuevan la permanencia y éxito de los estudiantes durante su trayecto universitario. Este es justamente el reto sustancial de la universidad, consolidar sus capacidades académicas, que permitan un crecimiento de la oferta educativa, de manera ágil pero ordenada, manteniendo siempre la  pertinencia de opciones educativas y utilizando nuevas tecnologías de enseñanza que permitan ampliar las capacidades y cobertura de la institución.

No menos importante es la consolidación organizacional de la Universidad; sobrevivir a los cambios y mantener la esencia deberá ser una premisa permanente en la vida institucional; contar con las condiciones de desarrollo, reconocimiento y sentido de pertenencia de todos los trabajadores sin duda permitirá no sólo construir un excelente lugar para trabajar, sino principalmente seguir siendo relevante para la sociedad en su conjunto. Por ello no dejaremos de construir, con el apoyo de las autoridades, un modelo organizacional que permanentemente se adapte y crezca con el sector al que atiende.

Sin duda que queda mucho por volar, mucho por consolidar, pero lo alcanzado en esta primer década deja constancia del trabajo, cariño y pasión de muchas personas, de muchas familias, que han contribuido a crear este cielo de oportunidades llamado Universidad Aeronáutica en Querétaro.
Seguimos tomando altura, gracias por volar con nosotros.

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