Abogada de formación, coordinadora de clubes de literatura, escritora y originaria del país que acogió a Borges, Silvina Ocampo y Cortázar, Valeria Correa Fiz se abre camino desde el 2015 con una escritura sublime mediada por la poesía y la narrativa, destacando dentro de su obra la magistral forma de tocar el género fantástico y de llevar la poesía a otro nivel.

A: Querida Valeria, ¿Cuándo comienzas a escribir?

V: Escribo desde hace unos diez años, es mi modo de pensar el mundo y de interrogarme. También es para mí un ejercicio de memoria: la necesidad de escribir surge de la necesidad de guardar algo que me parece significativo y que no querría que se perdiese. Comencé a escribir con asiduidad cuando dejé mi país. Creo que en mi caso la extranjería está ligada a la escritura: no habría escrito si me hubiera quedado en Argentina. La escritura ha sido mi refugio contra la soledad y el silencio. En ese sentido, me siento muy identificada con una frase de Italo Calvino en la novela Si una noche de invierno un viajero: usted escribe como hay animales que excavan guaridas.

A: ¿Hay algunos autores que admires en especial o que leas con frecuencia?

V: Los escritores que me marcaron al principio en mi carrera como lectora son tres: Felisberto Hernández, Juan Carlos Onetti y Horacio Quiroga. Pero obviamente entran los escritores argentinos rioplatenses que son Borges, Silvina Ocampo, Cortázar, todos ellos me encantan.

A: ¿Y de dónde emerge la idea de trasladarte a España?

V: Yo tengo a mi madre que es española y una vida un poco accidentada porque nunca pensé que me iba a ir de Argentina, luego a Estados Unidos, un cortito periodo en México, luego viví un año aquí en Madrid y me fui a Milán, donde viví nueve años. Y de nuevo estoy aquí, España es como una segunda patria para mí. Toda mi familia materna es española, mi abuela y sus hermanas habían ido a Argentina, se mudaron a Rosario y abrieron una calle que se llama Pasaje Español. Entonces yo era como una especie de gueto español en Rosario. Entonces, en un sentido yo nunca me sentí extranjera en España.

A: Hablando un poco de tus talleres literarios, Valeria, ¿Qué es lo primero que tú esperas de tus alumnos? ¿Han salido escritores de tus talleres?

V: Han salido escritores. Yo lo que espero de los talleres es ayudar al alumno a encontrar su voz. A mí no me interesa cortar al alumno a mi medida ni hacer una especie de prototipo de escritora, a mí me parece que un coordinador de talleres de escritura es alguien que tiene que ayudar a la persona a encontrar el camino más eficaz para contar lo que quiere contar ayudándolo, pero sin aplastar su voz.

Valeria Correa Fiz: el horror se tiene que teñir de belleza para funcionar
Valeria Correa Fiz: el horror se tiene que teñir de belleza para funcionar

A: Los temas que abordas en tu libro La condición animal son de gran crudeza, pero los tocas sutilmente, sabes muy bien tocarlos, cada uno tiene una independencia casi cruel, ¿Cómo fue para ti escribir este libro?

V: Estoy absolutamente de acuerdo con lo que planteas respecto de la estética del libro. En La condición animal el tema del mal obra como columna vertebral del libro. La pregunta por la génesis del mal me preocupa desde mis épocas de estudiante de Derecho. Por supuesto que es una interrogante sin respuesta categórica. Yo creo mucho en una estética que tiene que ver, creo yo, con mi modo de mirar la vida y que está que relacionada con lo siguiente “sin un punto de horror no hay belleza”. El horror se tiene que teñir de un punto de belleza para funcionar. En realidad, no es una mirada original, sino una mirada originada del romanticismo donde de alguna manera lo siniestro para los románticos es una condición y límite de la belleza. De modo que tiene que ser un punto perturbador, pero sin enfangar la belleza, sin llegar al gore, digámoslo así. Yo creo que la vida es así, no hay una vida rosa, perfecta, maravillosa. La vida está teñida de claroscuros. Y era un poco de eso lo que yo quería contar.

El libro deviene entonces de una cartografía del mal, pero también pretendí que fuera un escenario para mostrar que los seres humanos somos capaces de desplegar el amor aún en las situaciones más adversas. En La condición animal hay personajes que obran con gran ternura, compasión, amistad, solidaridad. Me gusta pensar que he vertido un poco de luz en la oscuridad que domina el libro. Si lo conseguí, podremos decir como Nietzsche que “la oscuridad puede tornarse luminosa.

A: Grandes autores han dicho que en la narrativa lo más difícil de escribir es el relato, ¿Coincides con este pensamiento?

V: Yo empecé escribiendo poesía. Tengo dos libros publicados y uno inédito. Yo creo que el cuento es muy parecido en la manera de concebirse a un poema. Tiene las dificultades propias de la condensación y las disputas que te provoca. De alguna manera esas también son dificultades de la poesía, la novela yo no creo que sea comparable. No se puede ampliar qué es más fácil o qué es más difícil. Yo creo que son procedimientos distintos. La novela lo que sí requiere es mucha más energía, constancia, como un obrero en una construcción diariamente. Los cuentos que a mí me gustan, son aquellos que tienen alta tensión y obligan al lector a seguir leyendo. El lector de cuentos es un lector mucho más atento que un lector de novelas porque si se pierde en un par de líneas, puede volver atrás. Me gusta mucho escribir cuento y leer cuento porque siento que es un género que se hace con el lector. Todo aquello que uno condensa, esconde y omite, el lector lo coloca. Un lector de cuentos es una persona muy inteligente.

Valeria Correa Fiz: el horror se tiene que teñir de belleza para funcionar
Valeria Correa Fiz: el horror se tiene que teñir de belleza para funcionar

A: Retomando el tema de tu obra, ¿De dónde nace la fascinación por el género fantástico?

V: Creo que escribimos a partir de dos grandes sentimientos: la nostalgia, la melancolía que nos llevan hacia el pasado y hacia el ejercicio de la memoria; y la esperanza, que es un sentimiento que nos obliga a la imaginación, hacia el terreno de lo posible. A mí me gusta más trabajar con el campo utópico/distópico, con los otros mundos y realidades posibles, es decir, con todo lo que tenga que ver con la imaginación que con los recuerdos. Además, creo que uno escribe lo que le gustaría leer y yo me crie leyendo a autores como Stevenson y Verne, claramente autores de la imaginación.

A: En cuestión a tu libro de cuentos La condición animal, ¿Cuál es tu cuento favorito?

V: Mi cuento favorito es “Nostalgia de la morgue”, pero porque me costó muchísimo escribirlo. Yo quería escribir una historia de amor de alguna manera no convencional, pero no quería caer en el estereotipo de lo homosexual. Quería hacer algo sin que cayera en el cliché, esta idea de que nosotros somos capaces de desplegar distintas formas del amor aun en las condiciones más adversas, una historia de amor en un hospital, entre un chico que se está muriendo, entre dos personas del mismo sexo… nos traen toda esa ternura, toda esa pasión en condiciones adversas,  no solo en la enfermedad y en el hospital, sino muchas veces a pesar de la época en que vivimos hay mucho prejuicio contra las historias de amor de las personas del mismo sexo, pero no quería caer en el lugar común, en algo que fuera risible. Quería mostrar de verdad dos personajes que se pudieran querer en un momento puntual. Y es la historia que más quiero del libro porque he ido a muchos clubes de lectura con este libro y curiosamente, varias personas mayores —hombres—, me han agradecido ese cuento porque de alguna manera les ha movido, les ha sacudido los prejuicios. Entonces eso me pareció brutal: la posibilidad de que un texto pudiera hacerle a una persona cuestionar sus convicciones. Me valió la pena el esfuerzo de haber escrito el cuento.

A: ¿Cómo son tus talleres de escritura creativa, Valeria?

V: Trabajo en diversos sitios, como en el Cervantes de Milán y en otras partes.  Lo que voy haciendo es una especie de recorrido trabajando el narrador y vamos pasando por todos los temas que son necesarios para escribir un cuento. La mecánica es que yo doy un relato, lo leen, lo comentamos en clase, lo abrimos, unimos las piezas y bueno, jugamos un poco con la curiosidad de los alumnos, con lo que les gusta y lo que no les gusta, porque lo que no les gusta también les enseña cosas. Trabajamos con las inquietudes que los alumnos van trayendo, voy explicando ciertas cosas que ellos preguntan y otras que no preguntan. Doy siempre con signos de escritura, entonces a la clase siguiente traen los textos con las consignas de escritura, volvemos a discutir su texto, hacemos otra lectura… siempre hay un espacio de libertad para comentar, para formar una comunidad artística.

A: ¿Y ahora que radicas en España cómo ves la evolución de la lectura en los jóvenes?

V: Yo creo que los jóvenes siempre leen. Quizá se leen otras cosas. Aquí la gente más joven lee Novela Gráfica, el cómic, cuentos ilustrados… se leen más estos géneros. Hay una vocación, la imagen se nos ha colado muy fuerte en la cultura. Creo que en todas las épocas hay gente que lee y que lee mucho, y otras que no leen nada. Yo soy incapaz de generalizar en ese sentido. Lo que sí te puedo decir es que creo que las mujeres leen más ficción que los hombres. A los hombres me parece que les agrada más leer ensayo, libros de historia, y las mujeres leen de todo, y leen más ficción.

Valeria Correa Fiz: el horror se tiene que teñir de belleza para funcionar
Valeria Correa Fiz: el horror se tiene que teñir de belleza para funcionar

A: Muy bien, Valeria. Te agradezco muchísimo tu disposición durante la entrevista. Antes de terminar, creo que nos gustaría saber si tienes un proyecto literario para este 2020.

V: Sí, estoy buscando editorial para publicar un poemario nuevo y estoy trabajando en otro proyecto. Pero me gusta hablar de lo que ya tengo concretado, lo que ya tengo hecho. Sin embargo, sí, hay algo nuevo.

Fotografías: especiales

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