La violencia simple y llanamente la componen aquellas conductas que se realizan expresamente para generar algún daño a determinada o determinadas personas. El daño puede ser físico y/o emocional.

Ahora bien, al hablar de género nos estamos refiriendo a grupo de seres que comparten ciertas características.
Asociados ambos conceptos en “Violencia de Género”, podemos deducirlo como la ejercida de un sexo hacia otro.
 
Según la Organización de las Naciones Unidas, este tipo de violencia «se refiere a aquella dirigida contra una persona en razón del género que él o ella tiene, así como de las expectativas sobre el rol que él o ella deba cumplir en una sociedad o cultura».

Bien pues, estamos haciendo referencia, a la violencia que tiene sus antecedentes en prácticas y costumbres de un supuesto género dominantes.

Sabemos que por evolución y la necesidad de encuadrar nuevos análisis, hoy el concepto de la “violencia de género” es mucho más amplio, pues contempla:

• Asaltos y violaciones sexuales.
•Trata de blancas.
• Prostitución forzada.
• Abortos dirigidos en función del sexo.
• Tráfico de personas.
• Violencia Física.
• Acoso u hostigamiento homofóbico

Para el caso que nos ocupa nos estamos refiriendo a la violencia que se ejerce en contra del Género Femenino.
Puede ser en los ámbitos:

• Físico, 
• Sexual, 
• Psicológico, y
• Económico

Los cuales en muchos de los casos se combinan, afectando en distintos niveles a cada una de las personas o mujeres que la sufren, e impactando esta situación en la afectación de sus familias y sus generaciones, su disminución de participación en la vida pública y por tanto, a la comunidad a la que pertenecen.

Desafortunadamente, cuando se tienen estas situaciones en el seno familiar, los casos precisamente por todo lo que implican no suelen ser denunciados, pues el temor en que vive la mujer, es un aliado de su victimario, pues esta angustiada por tres factores:

1.- El de la reacción que de antemano ella sabe tendrá quien de manera sistemática ejerce violencia en contra de ella.
2.- Por la vergüenza que le significa vivir y reconocer esa situación.
3.- Por no sentir la objetiva seguridad de ser respaldada al afrontar su situación, ya sea por sus familiares o por las autoridades e instituciones en la materia.

Lamentablemente, la violencia en contra la mujer no es privativa de una cultura, región, estado, país o continente, permea en la gran mayoría de pueblos y culturas.

Ante ello,  la ONU se ve en la necesidad de seguir impulsando día a día su “Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer”, la cual en su Artículo 3ero nos dicta:

«La mujer tiene derecho, en condiciones de igualdad, al goce y la protección de todos los derechos humanos y libertades fundamentales en las esferas política, económica, social, cultural, civil y de cualquier otra índole.

Entre estos derechos figuran:

A. El derecho a la vida.
B. El derecho a la igualdad.
C. El derecho a la libertad y la seguridad de la persona.
D. El derecho a igual protección ante la ley.
E. El derecho a verse libre de todas las formas de discriminación.
F. El derecho al mayor grado de salud física y mental que se pueda alcanzar.
G. El derecho a condiciones de trabajo justas y favorables, y
H. El derecho a no ser sometida a tortura, ni a otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes».

Nos dice Charlotte Bunch: La violencia sexual, racial, de género y otras formas de discriminación en la cultura, no pueden ser eliminadas sin cambiar la cultura.

Nicole Kidman: “Una en cada tres mujeres puede sufrir de abuso y violencia durante su vida. Esto es una abominable violación de los Derechos Humanos, pero continúa siendo una de las pandemias más invisibles y poco reconocidas de nuestro tiempo”.

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