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Gregory Peck y Audrey Hepburn se sentaron ahí despreocupadamente en la película de 1953 “Vacaciones en Roma”, pero la escalinata de la Plaza España en Roma ya no es un lugar para sentarse.
Ejecutando un mandato que entró en vigor el mes pasado, policías patrullaban la popular escalera de piedra el miércoles para decir tanto a turistas como a locales, “No sentarse, por favor” en uno de los sitios más reconocidos de la Ciudad Eterna.
Los 137 escalones construidos en la década de 1720 son, desde hace mucho, un popular lugar para que la gente observe, pase el rato y tome un descanso. El sitio oficial de turismo de Roma describe los escalones como un pasaje, “pero incluso más, un lugar para reunirse y tomar un descanso placentero”.
Sin embargo, desde el 8 de julio sentarse, comer y beber en ellos es ilegal, y puede resultar en una multa de hasta 400 euros (450 dólares). El mandato también aplica a otros lugares fotografiables en Roma como la fuente de Trevi.
El gobierno de la ciudad dijo que la ley se aplica en su totalidad desde su entrada en vigor, pero fue apenas esta semana que policías en chalecos amarillos fueron apostados en la escalinata de la Plaza de España para ejecutarla visiblemente.
Mientras veía a los agentes pedir a los turistas que se pararan, el turista italiano Tommaso Galleta dijo que no estaba de acuerdo con la prohibición.
“Este monumento es tan hermoso, pero hace pocos minutos había un niño sentado que estaba cansado, sentado con su padre, y un policía vial le pidió que se parara”, dijo Galletta.
A otros no les importó la prohibición.
“Si tenemos que cumplir con la regulación, tenemos que cumplirla. No tenemos problema con eso”, dijo el turista alemán Jurgen Meier.
La escalinata de la Plaza de España fue construida por el arquitecto Francesco De Sanctis entre 1723 y 1726, y conecta a la plaza con la imponente iglesia Trinidad del Monte en su cima.
Los esfuerzos de Roma para disminuir la conducta desagradable de los turistas y proteger piezas históricas son un reflejo de medidas tomadas en ciudades italianas como Venecia y Florencia, donde están prohibidos los paseos en góndola sin camisa o comer en escalinatas de iglesias, respectivamente.
El mes pasado multaron a una pareja alemana con 950 euros (mil 66 dólares) por tomar café cerca del famoso puente Rialto.