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El 9 de junio se conmemoró el Día Internacional de los Archivos. Ese día, diferentes instituciones realizaron algunas actividades, una de ellas fue anunciada por el Museo Casa Zapata, ubicado en Avenida Emiliano Zapata, sin número, Anenecuilco, en el municipio de Ayala, Morelos.
A través de su página oficial de Facebook, el Museo Casa Zapata difundió el siguiente mensaje:
“Como parte del trabajo académico de este Museo Casa Zapata y en el marco del Día Internacional de los Archivos, les anunciamos que se ha digitalizado el archivo histórico del pueblo de San Miguel Anenecuilco por parte del proyecto: Memoria Histórica y Cultural de México”, señaló el museo.
En la misma publicación, el recinto dio gracias a Pedro Salmerón, Felipe Ávila y Rafael Hernández, del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México (INEHRM), “por el profesionalismo de su equipo de trabajo”.
Decreto firmado por Zapata que forma parte de los archivos de Anenecuilco y que se puede consultar desde hace años en el Centro-INAH Morelos.
La publicación del Museo Casa Zapata estuvo acompañada por diferentes fotografías en las que se aprecian a varias personas trabajando sobre los archivos.
Sin embargo, la publicación llamó la atención del periodista y escritor Mario Casasús, quien desde hace tiempo ha trabajado en los archivos históricos de Anenecuilco.
Mario Casasús explica en entrevista que el historiador Jesús Sotelo Inclán resguardaba los documentos de Anenecuilco, pero después de fallecer en un accidente el 3 de octubre de 1989, “todo quedó a la deriva” porque no dejó testamento.
Guillermo Sotelo Inclán, hermano de Jesús, encontró los documentos y los donó al Archivo General de la Nación (AGN), el 22 de abril de 1991. Después, los documentos de Anenecuilco fueron donados por el expresidente Carlos Salinas de Gortari al Museo Casa Zapata.
“Esos archivos abarcan 12 metros lineales de documentos y están resguardados en nueve cajas. Un problema es que el AGN reconoce como mérito del fondo documental a Guillermo Sotelo Inclán cuando él no hizo nada, no era historiador. Ahora Pedro Salmerón y Felipe Ávila dicen que darán a conocer la digitalización de todos esos archivos de Anenecuilco en el INEHRM, pero no sé si lo hagan a partir de la ignorancia o del despilfarro de recursos mexicanos en el contexto de la austeridad republicana —promovida desde el gobierno federal—, porque desde hace años ese trabajo ya estaba hecho”, sostiene el periodista.
Los documentos ya habían sido restaurados y digitalizados en un proceso de enero a septiembre de 2002, por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) encabezados por la restauradora Elvira Pruneda. Actualmente, ese trabajo se puede consultar en el Centro-INAH Morelos.
“El trabajo de Pruneda también contó con la asesoría de la historiadora Laura Espejel. En esta ‘nueva’ digitalización que pretenden presentar no le darán ningún crédito a la doctora Elvira Pruneda, además gastaron recursos públicos. Me preocupa el tratamiento que le están dando a los documentos, porque no sabemos quiénes están trabajando en ese proyecto ni cuáles son sus cartas credenciales”, dice.
Casasús añade que ya solicitó información para saber cuánto costó este proyecto, quién lo encabeza y la experiencia de todos los que participan, incluso dice que le envió un correo electrónico a María Helena González, directora de Museos y Exposiciones de la Secretaría de Turismo y Cultura de Morelos, pero ninguna de sus preguntas han tenido respuesta alguna.
La falta de claridad en la digitalización hizo que el periodista interpusiera un recurso ante el Instituto Nacional de Transparencia, Acceso a la Información y Protección de Datos Personales (Inai), que aún está en proceso de resolución.
“No puedo precisar si están digitalizando los 12 metros lineales de documentos, pero María Helena González sí me dijo que en octubre harían público lo que digitalizaron, así como la paleografía de los Títulos Primordiales (de Anenecuilco). Sin embargo, hago énfasis en que están desconociendo trabajos previos”.
Los documentos de Anenecuilco no sólo han sido restaurados y digitalizados, pues en 1989, el antropólogo Carlos Barreto Mark hizo un trabajo de paleografía, es decir, estudió la escritura de los archivos.
“Hay que reconocer el mérito al trabajo de quien lo realizó primero y también el valor de los documentos, esto último es un factor muy importante porque si los escaneas de forma seguida, se dañan”, sostiene.
Los archivos abarcan 12 metros lineales de documentos y están resguardados en nueve cajas.
“Nadie nos dijo nada”. Mario Casasús buscó información con María Helena González, funcionaria de Morelos; con Felipe Ávila, director del INEHRM, y con Pedro Salmerón. “María Helena me dijo que no había problema por este proyecto de digitalización, es decir, no valoran el mérito a ser pioneros, creen que el refrito es un camino consecuente, cuando en realidad es un pariente del plagio. A Salmerón y a Ávila les he escrito, pero hasta ayer (la semana pasada) no hubo respuesta”.
En entrevista, Felipe Ávila, director del INEHRM, señala que no sabían sobre la digitalización que hizo Elvira Pruneda en 2002.
“Nadie nos dijo nada sobre trabajos previos, si hubiéramos sabido no lo hubiéramos hecho. Este proyecto está liderado por Rafael Hernández y no requirió un presupuesto porque se ha trabajado con personal del INEHRM, así como con herramientas propias, como dos escáner”, afirma el funcionario.
Ávila añade que aún no tienen una fecha para presentar esta digitalización de los archivos.
El nuevo libro. Al indagar en el archivo de Jesús Sotelo Inclán, Mario Casasús encontró un manuscrito inédito de 800 páginas en el que aborda la vida y obra de Ignacio Manuel Altamirano (Tixtla, Guerrero, 1834–San Remo, Italia, 1893).
Sotelo Inclán planeaba publicar el libro sobre Altamirano en el marco de su centenario luctuoso en 1993, pero falleció en octubre de 1989.
El manuscrito de Sotelo Inclán, conformado por 800 páginas, quedó bajo la custodia de Concepción Jiménez Alarcón.
Ahora, 30 años después del fallecimiento de Sotelo Inclán, Casasús decidió dar continuidad a la publicación, y desde el pasado miércoles se puede descargar desde el sitio http://mariocasasus.blogspot.com/.
“En 30 años, Concepción no mostró el manuscrito, lo custodió y se encuentra en perfectas condiciones. Para la elaboración de este documento, Sotelo Inclán siguió la misma metodología que para Raíz y razón de Zapata (1943). Este documento sobre Altamirano se caracteriza por abordar desde su nacimiento hasta el periodo de 1859-1867, luego hizo un corte de caja de lo que sería la primera edición. La segunda edición abarcaría hasta el nombramiento de Altamirano como cónsul de Porfirio Díaz en Europa”, explica el periodista.
Mario Casasús agrega que por ahora sólo da a conocer las primeras 180 páginas, que van desde el nacimiento de Altamirano hasta su matrimonio con Margarita Pérez Gavilán, en 1859.