El tenor Arturo Chacón afirma que la ópera y la música mexicana tienen como factores comunes "la expresión y la emoción", un vínculo que ha trabajado a lo largo de su carrera y que quiere explotar para llegar a nuevos públicos.

"La emoción que te pone la piel de gallina, que te saca las lágrimas; eso lo encontré solo en la música mexicana y en la ópera", asegura en una entrevista con Efe.

Chacón (Sonora, 1977) se ha aferrado a la fórmula que combina estos dos géneros -y que desplegará en sus próximas citas en el Estado de México, dentro del festival cultural Quimera, y en Durango- para alcanzar a las personas que en un principio están fuera de su "nicho".

Para llegar al público general "hay varios caminos y la fórmula no es única, pero hay que usarlos todos, buscarle por todos lados y encontrar a tu público", argumenta el cantante.

Antes de que finalice el año, el tenor lanzará un disco de música mexicana que incluye temas de, entre otros, José Alfredo Jiménez y Juan Gabriel.

A diferencia de la producción "Arturo Chacón le canta a México" (2014), grabado con orquesta sinfónica, "lo que quise aquí es que fuera con mariachi de los que te encuentras en la plaza de Garibaldi", reconoce.

Las canciones ya ha podido presentarlas en algunos palenques del país, que distan mucho de los grandes teatros en los que ha interpretado roles como el de Alfredo en "La traviata" o el de Nemorino en "El elixir del amor".

"Es una cosa muy diferente estar en un teatro en Londres, donde tienes tu camerino con, no sé, ocho sofás y dos baños, que llegar a un palenque donde en el único camerino estás con todos los mariachis corriendo para arriba y para abajo. Es un ritmo muy especial, pero es parte de la emoción", comenta.

Chacón relata que la canción mexicana -que requiere una voz "entrenada", al igual que ocurre con la ópera- fue su primer acercamiento a la música cuando era niño.

"Estaba siempre escuchando esa música, empecé con la guitarra cuando era muy joven, con seis años, y ya estaba tocando 'México lindo y querido', que es la canción que más cantaba", recuerda.

Cuando llegó a la adolescencia empezó a trabajar con un grupo de mariachi con el que iba a tocar serenatas. Sin embargo, su madre no veía con buenos ojos que se quedara hasta altas horas de la noche trabajando y, en un intento por incorporarle a un género que requiriera más disciplina, le apuntó a clases de música lírica.

En ese momento empezó su camino en el mundo de la ópera, que tuvo otro punto de quiebre cuando en 2005 fue nombrado uno de los ganadores del concurso Operalia, impulsado por Plácido Domingo.

El tenor español se convirtió entonces en una suerte de "padrino" para él, y le acompañó desde entonces. De hecho, el próximo 17 de octubre Chacón estará como invitado especial en el concierto que el madrileño ofrecerá con la Orquesta Sinfónica de Durango.

Aparte de los consejos de "interpretación y voz" que Chacón ha recibido de Domingo, una de las cosas que más valora es el ejemplo que el archiconocido tenor le ha dado en lo que concierne a su "humildad, compromiso con la sociedad y con la música".

Pese a que es "una leyenda viviente", argumenta el mexicano, siempre le ha ofrecido "su amistad y su apoyo sin pretensiones".

"Uno como artista no puede ser algo inalcanzable, tiene que ser alguien que el público pueda aceptar como suyo, como un amigo, un hermano", abunda.

Chacón indica que entre sus próximos proyectos destaca la preparación de un disco de música romántica latina, en el que todavía no están definidas las canciones que incorporará pero tiene claro que hará una mezcla de ritmos para "no hacer algo muy fechado en los años ochenta".

"Es muy fácil caer en la trampa de que vas a hacer un disco, mandas hacer arreglos a canciones de Armando Manzanero o a algunas románticas, y acaba sonando como un disco de los años ochenta", explica el tenor, quien manifiesta su intención de hacer algo "innovador".

Y también, añade, de crear un disco "que atrape a la gente para que le dé una oportunidad a la ópera".

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