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Un 12 de diciembre de 2005, día de la Virgen de Guadalupe, Sergio Rodríguez Blanco acudió cuatro horas a la casona de Leonora Carrington, ubicada en la colonia Roma de la Ciudad de México, donde no se mostró reacia en dejarse investigar y dejó conversar de su arte, a pesar de una advertencia previa de no hablar del tema.
El escritor plasma en el libro “Ojos Herejes” cómo cabalgó con la “indomable” y última pintora surrealista, con quien conversó sobre Agustín Lara, de México, de María Félix, de cuántas criaturitas ha chupado, de brujas, y, entre otros temas, de magia.
En un proceso de concatenación de 14 crónicas sobre la belleza para lectores rebeldes, Rodríguez Blanco se inmiscuye y revela en conversaciones con otros autores el viaje alucinógeno de Fellini en Tulum, Pedro Friedeberg y el sublime papel higiénico, Melanie Smith amorfa en Venecia, la luz interna de Pierre Soulages y la portada de “Cien años de soledad”.
Asimismo, cuenta de Leo Matiz y la cámara que siente, Gorbachev y Fidel Castro bailando tango, sus clases con Antonio Tabucchi, e incluso una entrevista secreta con Roberto Saviano en un departamento de Nueva York.
Al tiempo de hablar de magia con Leonora Carrington, el pintor español Frederic Amat le señala “lo antimágico” en el arte.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el periodista Sergio Rodríguez Blanco refiere que su libro, que se presentó en la Feria Internacional del Libro (FIL) de Guadalajara, trata de profundizar en una forma de entender los procesos creativos de los autores. Una mirada herética.
“El libro es un vaivén en el tiempo, en el espacio y en los procesos creativos”, refiere el ganador del Premio Bellas Artes Luis Cardoza y Aragón.
“Tratar de conversar con distintos autores, pero hacer estos viajes intelectuales y geográficos tratando de entender y descubrir cuál es el modus operandi o el dogma creativo de un autor para después introducirme en él y también dónde se tambalea ese dogma”, apunta al señalar que sabía de las historias que había detrás de cada personaje.
También “Ojos herejes” cuestiona la momentánea fe que exige el arte. Y es para “lectores rebeldes”.
Hay textos, como el caso de la hija de Leo Matiz, que “ella estaba tan embebida en la historia, prácticamente mítica que ha construido a su padre, que el flujo de sus respuesta siempre conducía a Macondo”, o cómo unos creadores resultaron ser más “rebeldes” y “herejes” que otros.
Aunque se podría pensar que por su personalidad Leonora Carrington sería una rebelde innata, según Rodríguez Blanco, esa rebeldía era su dogma.
“En el texto se van descubriendo elementos y trato de que sea también algo de lo que ya hemos hablado nosotros, en ese que es tratar de dejar a la propia realidad que se manifieste sola”.
El escritor italiano Antonio Tabucchi decía que “los viajes son como los viajeros, y si lo que vemos no es lo que vemos, sino lo que somos”, para el autor de “Ojos Herejes”, es una frase que redescubrió en sus apuntes de periodismo que le sirvió para volver a pensar “lo que hay de uno en la forma en que uno cuenta las cosas”.
“Lo que ves no es lo que ves, sino lo que eres siendo que la realidad no existe más que desde la mediación de la subjetividad de alguien y que en esa mediación, aunque tú te quieras eliminar de la jugada, no lo puedes hacer porque siempre escribes desde tu propia experiencia y desde tu propia vivencia, y creo que es una reflexión importante para un libro que es de crónicas periodísticas pero que también habla de la no ficción sobre el periodismo”, declaró Rodríguez Blanco.
“No hay que idolatrar a los escritores”, le dice a Rodríguez Blanco el escritor y especialista en la obra de Gabriel García Márquez, Óscar Collazos, al hablar de que no hay mayor mito en la Colombia de hoy que el de Macondo.
“Coincido, pero me parece que la idolatría es un tipo de activismo, y yo creo que el activismo impide hacer preguntas incómodas. Si vamos haciendo ese silogismo, entonces la idolatría impide hacer preguntas incómodas, por lo cual me parece, para ser un escritor que habla de otros, y de creadores y de escritores, por lo menos en el proceso de escritura, debes tratar de desidolatrar, refiere el autor de las 14 crónicas.
Cuestionado sobre la falta de “nuevas voces” en la élite cultural, Rodríguez Blanco apunta que “más que nuevas (se necesitan) distintas o que se visibilicen otras que han estado ahí y que quizá no tenemos tan presentes”.
“A mí me preocupa mucho, personalmente, la hegemonía cultural; es un tema que trabajo casi cada día porque me dedico a explorar la cultura y por supuesto siempre hay hegemonías.
“La disidencia acaba siendo absorbida por la hegemonía. Es interesante entonces revisar qué miradas están proponiéndonos un abordaje diferente o no hegemónico sobre las grandes preguntas o sobre las preguntas más simples y sí siento que es importante descubrir cuáles son las inercias de cada época”, puntualiza.
El autor considera que su título trata de no subir a un pedestal a los creadores con la intención de que los lectores sean rebeldes tanto con "Ojos Herejes" como con lo que se presenta como una posibilidad. "Yo creo que cualquier lector hoy en día ya es un rebelde".