Madrid. — El empresario español Tatxo Benet, quien compró La Revolución, la polémica pintura de Emiliano Zapata desnudo y con tacones, considera que el artista mexicano Fabián Cháirez desafía con esta obra los límites de la racionalidad y ha sabido muy bien traer hasta nuestros días el mito del líder revolucionario.
Socio y directivo de la productora audiovisual Mediapro, presente en cuatro continentes, Benet ejerció también el periodismo y desde 2018 se dedica a coleccionar obras de arte censuradas o que han generado controversia en distintos países.
En entrevista con EL UNIVERSAL, el mecenas catalán que atesora unas 70 obras malditas, asegura que el mundo ha retrocedido en libertad sexual y tolerancia y reconoce que la censura en la actualidad carece de ideología, ya que la practican tanto sectores conservadores como los progresistas, que actúan en nombre de lo políticamente correcto.
La Revolución. La obra será parte de una exposición de arte censurado. FOTO: IVAN STEPHENS EL UNIVERSAL
¿Qué fue lo que le impulsó a comprar la obra de Cháirez?
Estoy haciendo una colección y recogiendo obras que o bien han sido censuradas o han tenido problemas con su exposición.
¿Qué piensa del escándalo que ha generado en México?
Estoy bastante acostumbrado a ver casos como éste. No es diferente a lo que ha pasado en otros muchos sitios, aunque es lamentable.
¿Cree que deben existir límites en el tratamiento artístico de figuras históricas como Zapata?
No deben existir límites para la libertad de creación del artista, ni en el caso de Zapata ni en el de nadie. El artista tiene derecho a crear con absoluta libertad.
Dice que el cuadro rompe con el mito de la masculinidad mexicana. ¿Podría abundar en ello?
Creo que él hace una interpretación de Zapata como un mito muy masculino y le da una visión muy actual en la que el sexo, el género, ya no es algo tan claro como lo era antes.
¿En qué medida la provocación se convierte en plus para el arte?
El arte provoca desde que existe y es bueno que tenga un punto de provocación, como lo tuvo Miguel Ángel al pintar la Capilla Sixtina. Me parece bien que el artista busque siempre los límites de lo que es racional o normal y quiera ir más allá.
No se sabe cuánto pagó, ¿pero hubo mucha competencia?
No digo nunca lo que pago por una obra. Creo que la competencia para adquirirla se debe a que el autor ha sabido muy bien traer hasta nuestros días el mito de Emiliano Zapata. Y que la reacción haya sido tan desmesurada ha hecho que mucha gente se interesara por la obra.
Entiendo que llegará a España para ser exhibida con otras piezas de su colección...
No sé la fecha exacta en que vendrá a España. He ido atesorando unas 70 obras de todo el mundo, censuradas o repudiadas. Aún no está clara la manera en que se expondrán. Este verano haremos una pequeña exposición en la ciudad catalana donde nací, Lleida, y a partir de ahí veremos si la hacemos itinerante, además de crear una sede fija en Barcelona, que se podría llamar museo de la tolerancia o de la libertad.
¿Tienen algo más en común estas obras, aparte del hecho de haber sido censuradas?
No, lo que tienen en común es la censura o el intento de censura. En todas partes ha habido casos recientes de censura de todo tipo de arte, desde videos, hasta cuadros y fotos, pasando por esculturas. Hay censura religiosa, moral, política y la que ejercen grupos de presión, como acaba de suceder en México.
¿Qué es lo que le lleva a invertir en este tipo de obras?
En realidad no es una inversión. Hace dos años compré una en la feria ARCO de Madrid, Presos políticos en la España contemporánea, y justo después de adquirirla fue censurada y retirada de la feria con un escándalo bastante grande. A partir de ahí empecé a interesarme por otras obras que habían sido censuradas.
Destacaría algunas de las piezas de su colección...
Hay muchas valiosas. Tengo obras de artistas como Joan Tàpies, Ai Weiwei, David Cerny, Marta Minujín, Robert Mapplethorpe o Andrés Serrano. Incluso obras de Francisco de Goya que fueron censuradas en su momento.
Parece que la censura actualmente no entiende de ideologías, se ejerce tanto desde los sectores conservadores como progresistas, que defienden lo políticamente correcto...
Completamente de acuerdo. La censura, el afán por censurar las cosas o que la gente se sienta ofendida por una obra y hagan lo imposible porque no se difunda, no tiene ideología. Sí es cierto que desde un punto de vista histórico han sido siempre los sectores conservadores, religiosos, los que han ejercido una mayor censura, pero últimamente estamos viendo que existen problemas de censura con grupos de presión que en teoría son progresistas.
¿Hay un repunte generalizado de la censura y la desaprobación en comparación con otras épocas de mayor libertad artística?
Sí, no tengo duda. El mundo, en términos generales, en cuanto a costumbres y tolerancia, tuvo un pico en los años 60, 70 y 80 y desde entonces estamos descendiendo otra vez. No sólo en cuanto a libertad sexual, también a la hora de mostrar el cuerpo públicamente, como lo mostraban los hippies en los 60 sin problemas. Hoy existe una visión negativa de nuestro propio cuerpo.
¿Se puede ser millonario y progresista?
Para responder a eso primero hay que ser millonario. Pero no creo que lo uno tenga que ver con lo otro. Tú tienes una visión del mundo determinada, de cómo el mundo debe organizarse, que normalmente la tienes a lo largo de tu vida y eso, creo, no tiene nada que ver con la capacidad económica, que puede no ser siempre la misma. La capacidad económica que tengo no la tenía hace 20 años, tampoco sé cómo será en tres o cuatro años. Es algo variable.