Los rincones de Hoyo Negro, uno de los cenotes clave en Tulum que guarda secretos sobre la prehistoria y el Pleistoceno Tardío, serán accesibles al ojo de cualquiera a través de una réplica digital que preparan especialistas del INAH y la Universidad de San Diego en California.

Ese modelo digital tridimensional reproduce los túneles y paredes de ese sitio donde en 2014 arqueólogos y buzos hallaron a "Naia", el esqueleto femenino más antiguo del continente, que data de hace 13 mil años. En esa cueva inundada los investigadores también han encontrado un nuevo género y especie de perezoso gigante y otros 42 especímenes de fauna y megafuana extinta.

Tanto los fragmentos del esqueleto humano como los restos de esos animales se podrán apreciar en su contexto, tal como fueron encontrados, en esa réplica digital que se realiza a partir de miles de fotografías en alta resolución.

"Son billones de puntos que técnicos están trabajando en softwares para recrear este viaje que nos permitirá ver más de lo que ven nuestros ojos humanos, porque puede incluso entrar entre las grietas", comentó a EL UNIVERSAL la arqueóloga subacuática Pilar Luna, directora de este proyecto de investigación del INAH.

Esa técnica también les ayudará a realizar réplicas tridimensionales del cráneo humano con el fin de exhibirlos en museos, como el que ahora se muestra en el recién abierto Museo Arqueológico Subacuático de Campeche.

El esqueleto de "Naia", como los especialistas la bautizaron, ya fue recuperado casi en su totalidad del sitio y actualmente se encuentra en el Museo Nacional de Antropología. Y gracias a análisis de ADN y estudios de antropología física se han podido conocer más datos sobre su vida nómada hace 13 mil años en la actual Península de Yucatán.

"Caminaba mucho, eso se ve en los huesos de sus piernas que están más fortalecidos que los de sus brazos...Era nómada en tierras nuevas y se estaba moviendo por todos lados para buscar alimentación y el mejor cobijo posible", explicó la arqueóloga previo a una serie de conferencias que colaboradores de este proyecto ofrecieron ayer en el Museo Nacional de Antropología.

La historia de esta mujer que falleció cuando tenía entre 15 y 17 años está en sus huesos. Y es ahí donde los investigadores James C. Chatters del Laboratorio Applied Sciences/Direct AMS de Washington, y Vera Tiesler de la Universidad Autonoma de Yucatán, han podido ver que "Naia" pasó por periodos de hambruna  y que la causa de su muerte estuvo relacionada con una caída, posiblemente buscando agua en esa caverna donde fue hallada en 2014.

"Pasaba periodos de hambre, eso está marcado en las líneas de Harris. En su dentadura se puede ver que no comió carne dura, sino fresca, seguramente recién cazada, porque no hay mucha abrasión en sus dientes; lo que sí hay en su dentadura es mucha caries porque seguramente comía mucha fruta", detalló Pilar Luna.

Según la arqueóloga, la información de su dentadura fue clave para conocer su edad. "Tenía entre 15 y 17 años cuando falleció. Posiblemente entró en estos túneles que hace 10 mil años estaban secos o semisecos buscando agua y cayó unos 40 metros en esta oquedad".

Esta información, dijo, se ha podido obtener gracias al buen estado de preservación del esqueleto, el cual fue retirado de las profundidades del agua bajo estrictas normas de conservación.

Megafuana

En esa caverna que forma parte del sistema de cuevas Sac Actun, que recientemente ha sido nombrado como el más grande del mundo, el equipo que lidera Pilar Luna también han recuperado unos 43 especímenes de animales que existieron hace más de 13 mil años.

Entre ellos destaca un tipo de perezoso gigante que es el primero en su género y especie en el mundo. El esqueleto fue bautizado con un nombre maya que significa "Garras grandes en el inframundo" y ha pasado a enriquecer el catálogo de las diversas especies en el mundo, comentó la arqueóloga.

En la caverna también han encontrado restos de tigres dientes de sable, de osos de cara corta, gonfoterio y un tipo de cánido parecido al lobo sudamericano.

En el estudio de estas especies del Pleistoceno Tardío colabora el paleontólogo Blaine W. Schubert, director del Centro de Excelencia en Paleontología de la Universidad Estatal de Tennessee del Este.

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