En El Paso, Texas, hay un mapa impresionante del que sólo se sabía que era mexicano y databa de 1531. Cuando el fotógrafo e historiador mexicano Miguel Gleason lo analizó, encontró varios datos en ese pergamino recto-verso: se alcanzan a leer claramente los nombres de Chapultepec, Texcoco, Azcapotzalco, Tlatelolco y Tenochtitlan, y al reverso está dibujada una iglesia y se menciona al “cerro llamado Popocatepetl”, así como a “fray Berd_del Sagún”. Aunque muchos detalles están borrosos y no se aprecian bien a simple vista, constató que se trata de una pieza exquisita del patrimonio cultural mexicano que se encuentra en Norteamérica.

Luego de años de hacer la clasificación del patrimonio artístico y cultural mexicano que hay en museos y recintos culturales de Europa, donde encontró más de 9 mil objetos de todas las épocas, desde la prehispánica hasta la moderna, y de haber publicado un libro y un video titulado México insólito en Europa, Miguel Gleason emprendió hace poco más de un año el proyecto México insólito en Norteamericana, que abarcará el registro de objetos de arte mexicanos en alrededor de 250 museos de 150 ciudades de Estados Unidos y Canadá.

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El carruaje de Maximiliano fue usado incluso por presidentes; terminó en Tucson
luego de que el chofer de Plutarco Elías Calles lo perdiera en un juego de póquer.

Hasta el momento, Miguel Gleason tiene encontrado unos 5 mil 500 objetos de arte mexicano y apenas ha cubierto poco más de la mitad del territorio estadounidense, y sobre todo le falta la parte norte y noreste de Estados Unidos y al menos 13 museos de las principales ciudades de Canadá.

“No tengo duda de que voy a hallar más objetos que en toda Europa. En Europa fueron como 9 mil objetos, claro, hay muchos más, hay como 100 mil, pero yo registro nada más los importantes, los 9 mil objetos que yo registré en Europa, todos, son objetos que tienen cierto valor, que nos pueden comunicar y aportar sobre la cultura prehispánica o las culturas posteriores. En Estados Unidos debe haber gran cantidad de objetos muy importantes que valen la pena y que serán muchos más que en Europa”, señala Miguel Gleason en entrevista.

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El manuscrito de Eugene, en Oregon, contiene 22 escenas y mide 3 metros
de ancho. Narra la historia de la comunidad nahua de Cuauhtlantzinco.

En enlace telefónico desde Francia, el fotógrafo y comunicador asegura que en este proyecto de México insólito en Norteamérica registrará más de 10 mil objetos que cumplan con los criterios de “lo más importante, lo más bello, lo más insólito, que es el ángulo que yo le doy a mi trabajo de inventariar, valorar y difundir el patrimonio cultural mexicano”, señala el fundador de la Asociación México en Europa .

Grandes hallazgos. En 2001, Miguel Gleason comenzó un inventario de los tesoros mexicanos en 17 países de Europa que dieron como resultado seis proyectos multimedia, DVD-Rom, con la presencia de México en Francia, Gran Bretaña, Italia y el Vaticano, España, Alemania y Austria, y el último proyecto México en Europa, donde están incluidos —además de los países anteriores— Bélgica, Holanda, Dinamarca, Suiza, República checa, Hungría, Polonia, Irlanda, Suecia y Finlandia.

Encontró cerca de 9 mil objetos en 320 ciudades, cubriendo cerca de 450 museos, iglesias, bibliotecas y organismos con obras de origen o de tema mexicano. El año pasado comenzó el inventario en Estados Unidos y Canadá, que han dado hallazgos sumamente importantes e insólitos.

En un museo de rodeo de Tucson, Arizona, Miguel Gleason halló un Carruaje de Maximiliano de Hasburgo, que no sólo es muy bonito y está en muy buenas condiciones, sino que además tiene los escudos originales del águila y la serpiente. Lo que supo tras investigar un poco es que se trata del carruaje que los franceses enviaron a México para que recibiera en Veracruz a Maximiliano cuando éste llegó a nuestro país y fue en ese carruaje que se trasladó a la Ciudad de México.

Lo que vino con la investigación fue una historia increíble. Cuentan que tras el fusilamiento de Maximiliano ese carruaje se quedó en México y durante varios años lo siguieron usando los presidentes, incluso hasta Plutarco Elías Calles, quien, según la anécdota, fue a un evento en el norte de México y para mostrar la modernidad, en vez de regresarse en el carruaje en el que llegó, lo hizo en carro. “Entonces el carruaje quedó ahí y el chofer que lo manejaba se vio envuelto en un juego de póquer con una persona de Tucson y se jugó el carruaje y lo perdió, esa es la razón por la que el carruaje se encuentra en Tucson”, cuenta Gleason, quien encontró este objeto en medio de sillas de montar para los caballos y trajes de los jinetes de rodeo.

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En El Paso, Texas, hay un mapa de México que data de 1531. En él están escritos
sitios como Chapultepec, Texcoco, Azcapotzalco, Tlatelolco y Tenochtitlan.

Allí mismo en Tucson, Arizona, se encuentra un traje fascinante del general Santa Anna. Miguel Gleason dice que lo más impresionante es que tiene una capa tan gigantesca que no pudo hacerle una fotografía completa porque para que saliera, aun usando un lente gran angular en la cámara, tendría que haberse subido a un andamio o hacerla desde un segundo piso.

“Lo impresionante es que es como una capa del Rey de Francia. Solamente hice detalles, obviamente tiene el águila y la serpiente, y tiene la virgen de Guadalupe; en realidad está toda su indumentaria: pantalón, cinturón, camisa, saco y banda, y la espada donde se alcanza a leer ‘A su alteza serenesima’ y el año 1854, eso es impresionante”, dice Gleason.

Otro de los descubrimientos que realizó el historiador es un manuscrito que contiene 22 escenas pintadas en papel europeo y mide 3 metros de ancho, y que fue encontrado en Eugene, en el estado de Oregon. En la pieza se narra la historia de la comunidad nahua de Cuauhtlantzinco (actual estado de Puebla), quienes se ayudaron con los tlaxcaltecas y los españoles para vencer a lo s aztecas en 1521. “Una de las escenas más vistosas muestra al jerarca Tepoztecatzin, con piel de jaguar, en el momento de su alianza con Cortés”.

Pero hay otra pieza sorprendente en Albuquerque, Nuevo México: un mural de 4 mil pies cuadrados que fue realizado por Frederico Vigil y para el cual se necesitaron 10 años para concretar lo que muchos llaman “La capilla sixtina hispanoamericana”.

Miguel Gleason asegura que cuando conoció ese Torreón del Centro Hispánico se quedó sorprendido de que todo el interior y la cúpula está cubierta de un gran fresco.

“Frederico Vigil fue un alumno de Diego Rivera, él es mexicano norteamericano e hizo un gran mural que cuenta la historia de España desde antes de los visigodos hasta la República, después pasa a América, Moctezuma, la Malinche, Benito Juárez, las Pirámides, las cabezas Olmecas, Quetzalcóatl, pero también está Perú”, señala Gleason.

El investigador asegura que otros de los objetos hallados son las esculturas de Enrique Alférez que se encuentran en el Jardín de las Esculturas de la Fundación Helis en Nueva Orleans, donde se pueden ver piezas como La Familia (1951) ; Adán y Eva (1980); y Pas de deux (1982).

Miguel Gleason halló también los dibujos de los triunfadores de la guerra civil americana, el general Ulysses S. Grant y el general Philip H. Sheridan visitando México, que se encuentran en la ciudad de Gainesville, en Florida. El viaje y dibujos se realizaron en 1880 por un dibujante apellidado Taylor. Así como un sarape que fue encontrado en 1861 en un campamento abandonado por los confederados cerca de Signal Hill. Es de principios del siglo XIX.

Pero también hay piezas prehispánicas que forman parte del inventario y que han quedado en foto y video. Por ejemplo, en Lakeland, Florida, hay una carita sonriente, “sumamente importante para el proyecto porque es la primerísima foto que realicé en julio de 2017 a propósito para iniciar con mucha energía positiva y además porque es el logo de mi asociación. En la ficha técnica la sitúan entre el 550 y el 950 d.C. Estado de Veracruz. Cerámica”, afirma Miguel Gleason.

La otra es una pieza de gemelos con máscara de jaguar, que está en Charlotte, Carolina del Norte, y que data de 400-600 d.C., una cerámica proveniente de Veracruz.

Esta gran investigación en proceso, Miguel Gleason la ha realizado con recursos propios y con algunas becas de universidades, pero no ha tenido apoyo de instituciones culturales mexicanas; sin embargo espera que ante la conmemoración de los 500 años de la caída de Tenochtitlán, el Estado decida apoyarlo para cubrir otras muchas ciudades que le faltan, entre ellas Nueva York, Boston, Washington, Virginia, Chicago, Minnesota, San Luis Missouri , Iowa; así como Toronto, Montreal y Otawa, donde hay miles de objetos del patrimonio cultural mexicano a la espera de su registro.

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